miércoles, 28 de marzo de 2012

CAPITULO 6 “DIAS DE GUERRA…” V “Día 2: Cae una noche de sangre…”

CAPITULO 6

“DIAS DE GUERRA…” V

“Día 2: Cae una noche de sangre…”



A través de la ventana se podía comenzar a ver como el cielo se estaba tiñendo lentamente a un color rojizo, casi rosado, con unas pocas nubes contrastando con el pálido azul del cielo, donde las estrellas parecían luchar unas con otras, para aumentar su luz y ser la primera en verse, mientras el manto de nuestro sol se iba escondiendo al final del horizonte.



Por las calles se encontraban algunos soldados montando su guardia, caminaban en grupos por las calles, siempre pendientes de cualquier movimiento, buscando cualquier indicio de peligro o confrontación.



Dos cuadras mas allá dirección norte estaba la sede principal que habían tomado como cuartel, un edificio alto, de unos 13 pisos quizás, (posiblemente con una buena área de estacionamiento debajo en el sótano), y aún así su altura no resultaba lo suficiente como para tapar todo aquel bello atardecer.



Les habían ordenado aumentar el perímetro a unas pocas cuadras más, ya no querían solo la línea de dos cuadras que separaban a los edificios, desde arriba les habían ordenado ampliar el perímetro a 2 manzanas a la redonda, con el edificio donde se encontraba el objetivo a proteger siendo el eje central del mismo. Algunos se habían quejado, otros estaban contentos ya que podrían revisar algunos otros apartamentos y ver con que podían encontrarse de valor para intercambiar en los asentamientos.



Siempre eran muy bien recibidos las botellas de alcohol, en especial los Whisky y el Ron, y por un Ron Venezolano había muchos que pagaban unas millonadas. Lo segundo más valorado eran los medicamentos, y de último la comida. La comida tenía una razón de ser para ser lo menos valorado, era muy difícil llegar a los asentamientos con ella sin que te la descubrieran, ya que la comida era siempre un bien común, al que nadie podía ser sometido para intercambio. Ya se tenían sembradíos, y se había logrado conseguir ganado para la proliferación de la vida, pero siempre toda la comida tenía que seguir siendo “gratuita”, y todos debían trabajar para conseguirla.



Así pues las siguientes cuadras ahora también tenían soldados siendo vigilados. Ya no era solamente lo que se veía desde la ventana, sino en los alrededores de aquél edificio donde se ha producido un acto de amor, que había estado en espera por casi 3 años, entre 2 personas que no se habían vuelto a ver, y se encontraron como amantes bajo el agua que corría por sus cuerpos.



Lo que nadie sabía, es que aquel cielo rojizo parecía estarles dando una advertencia a todos los presentes, no podían olvidarse que estas tierras continúan siendo un mundo salvaje donde criaturas que parecen haber salido de uno de los nueve círculos del infierno, caminan entre nosotros. Una advertencia que conocieron y aprendieron rápidamente algunos soldados.



Un par de horas antes de que el cielo comenzara a colorearse, dos jóvenes muchachos habían salido del perímetro inicial, tenían una sonrisa en sus rostros, aunque continuaban siempre pendientes de lo que ocurría. Se habían escapado durante su descanso, ya que tenían que buscar unas pruebas de orina, para la esposa de uno de ellos.



Habían llegado sin mayor contratiempo a la farmacia local, y dentro de ella encontraron las manchas de sangre en el suelo que les había informado anteriormente aquel sargento mientras cuidaban sus puertas. No vieron los cuerpos, sino solo el rastro de sangre en el suelo, por lo que pensaron que el sargento era más bondadoso de lo que creían, tal vez los había arrastrado a la parte de atrás para que no pudiera ser visto por otros sobrevivientes o zombis que pasaran por la zona. Terrible error que descubrirían más pronto que tarde en creer algo así.



El futuro padre buscaba tranquilamente la sección de las pruebas de embarazo, mientras su compañero “montaba guardia” en la entrada del local. Pero esa guardia no sería perfecta ya que se había distraído con unos lentes de sol que estaban en el mostrador, los registraba, conseguía alguno que le gustara se los ponía y se veía al espejo.



- He amigo… ¿Quieres unos lentes chulos para el sol?, son gratis para nosotros que somos los primeros clientes que tienen en esta farmacia en muchos años… ja ja ja. – Sonreía mientras se agachaba a buscar otros lentes. Por el reflejo del espejo a su espalda se vio una especie de sombra muy grande deslizarse silenciosamente.



- No… Ya estoy en la sección de pruebas de embarazo… Pero no se cual será la que te otorga mayor seguridad de los resultados. ¿Tú sabes algo de esto? –Le preguntaba sin darse cuenta de nada, y confiando que su compañero seguía pendiente de la entrada principal.



- Ni idea… - Veía su reflejo al espejo con otro par de lentes puestos. – Solo toma varios diferentes y vámonos. Yo creo que ya conseguí mis nuevos lentes a la moda, total lo viejo siempre regresa ¿no? – Se inclinó un poco para intentar de verse de perfil en el espejo con sus nuevos lentes, y esa pequeña inclinación le permitió ver que detrás de él había una sombra muy grande para ser de una persona, y fue lo último que vio antes de que su cabeza fuera despegada de su cuello de un solo golpe, y el espejo se bañara en la sangre que manaba del espacio donde antes se encontraba sujeta…



- Creo que tienes razón… Me llevaré 2 de cada una, y así las otras puedo venderlas de una vez, no creo que sea el único que esté ligando en la base… - Por un momento le había parecido escuchar un golpe seco, pero no le prestó atención. Creía que había sido otra vitrina cerrada por su compañero - ¿Llevamos también algunas pastillas de emergencias?, de esas que te evitan un embarazo si se la toma antes de 72 horas la chica. Eso va a molar en la base con los muchachos ja ja ja…



El silencio fue su única respuesta… Por un momento recordó el golpe seco de hace un momento, y se maldijo por no prestar más atención en ese momento. Salio del pasillo a intentar de ver a su amigo, lo llamó por su nombre, un nombre que no sería recordado en el futuro, solo sería otro número más de las bajas de aquél día pero no sería el último… Cuando llegó a recepción, solo llego a ver el arma de su compañero en el suelo y la sangre en el espejo, lo siguiente que vería sería el suelo acercándose a su rostro demasiado rápido para intentar de cubrirse, algo muy grande le había brincado en la espalda, y ya lo tenía sujeto por el cuello.



En uno de los tejados al sur de la posición central del perímetro, se encontraba un cuerpo tumbado, con una gran mancha de sangre a su alrededor, y su arma sin disparar a unos metros del cuerpo, con la mano que nunca soltó su arma, aún cuando había sido separada de su dueño. Más tarde ese cuerpo desaparecería, aunque ahorita parecía un elemento más de la horrible decoración del entorno, ya que no era el único cuerpo en los tejados.



Una cuadra más cerca, en el edificio trasero, la escena parecía repetirse. Tal vez no la misma posición, no era la misma persona, y no se encontraban los cuerpos iguales, pero sí se podía ver como habían sido dejados los cuerpos en el piso luego de arrancarles el cuello, dejándolos desangrándose, sin posibilidades de alcanzar las armas y las radios mordidas y destruidas.



Ahora existía una brecha en el perímetro, se estaba moviendo rápido, y el cielo parecía oscurecerse a la misma velocidad, ya sobre el edificio central, podemos ver entre las sombras, como una bestia muy grande, del tamaño de un león, pero sin pelaje, mantenía a su presa tomada por el cuello, sin dejarlo respirar ni gritar, mientras otro le arrancaba el brazo con el arma, un tercero le comía el estomago y le mordía la radio, repitiéndose la escena de igual manera en los otros edificios laterales…



No era una criatura única la que estaba dándose el festín en aquel momento, parecía una manada, una manada muy bien organizada que estaba cazando todo lo que podían para después disfrutar del banquete, y de sus bocas babeaban sangre de sus victimas, aún caliente reciente de su cuerpo, ahora corriendo por el suelo.



Lionell, ya tenía los ojos abiertos, un brazo pasaba debajo del cuello de Atsuko que estaba recostada con su cara contra su pecho, bajo las sabanas las siluetas se fusionaban dando una criatura de tres piernas, algo extraño, pero fácilmente comprensible para una vista ágil.



Desde donde estaba podía ver el cielo rojo, ya con las primeras estrellas vislumbrando con suavidad, y las nubes deslizándose suavemente por el firmamento, aunque las escaleras seguían tapándole parte de la visión desde ese ángulo, no le importaba mucho. Había sido un día caluroso, pero no importaba ya que aquel refrescante y delicioso baño lo había reconfortado.



Acariciaba el suave cabello de Atsuko, mientras observaba como unas suaves gotas de lluvia parecían caer muy cerca de la ventana… - Unas gotas de lluvia muy grande, espesas y dispersas para ser un simple rocío me parece. – Pensó cuando vio caer la siguiente gota.



Con suavidad se deslizó para quitar el brazo debajo del cuello de su acompañante que parecía agotada, tal vez no había sido maratónica y deliciosa como con Britanny, pero si fue delicioso, único y especial. De hecho le parecía mas a un rico sueño que a una realidad después de tantos años sin tener un apareja estar así abrazado en una cama mientras el sol se ocultaba por la ventana.



PLOCK… y luego silencio…



Había sido el sonido de una gota de líquido chocando en un pequeño charco. Pero si fuera de verdad una llovizna muy dispersa no se debería de estar haciendo ningún charco. - PLOCK… - Eso había despertado sus instintos de alerta, no podía ser completamente normal aquello que estaba viendo y escuchando…



Se puso lo más rápido que pudo la ropa interior, el pantalón y las medias, se le podía observar los músculos bien formados, sin llegar a ser exagerados, y mientras se colocaba las botas, - PLOCK… - Su rostro ya mostraba preocupación, tomo su pistola y se acercó lentamente a la ventana, la mesa lo separaba un poco de ella, pero no impedía que pudiera ver con más claridad que podía ser aquello, volteó a la parte superior del arco de la ventana y pudo ver que otra gota, gruesa y oscura se acumulaba preparándose para caer y unirse a las anteriores.



Colocó una hoja de papel que tomó de la mesa para que la gota no cayera en el pequeño charco que estaba formado en el marco y continuaba su caída hacía los pisos inferiores. Cuando aquella gota cayó no necesitó más información para notar lo que era puesto que los bordes inmediatamente se dibujaron del rojo característico de la sangre fuera del cuerpo.



Soltó el papel y sin dejar de apuntar a la ventana, se acercó a la cama, con una mano movió suavemente a Atsuko para que despertara ya, pues no creía que tuvieran mucho tiempo. Por lo menos no como para estar un rato más recostados. Sabía que estaban en problemas, y si no se había escuchado ningún disparo, (por lo menos no recordaba haber escuchado ninguno aunque estaba dormido profundamente), podían estar en problemas aún peores si llegaban a ser alguna criatura aún no conocida.



Atsuko abrió los ojos, y al ver a Lionell a un lado de la cama apuntando a la ventana, instintivamente y por puro acto reflejo se levantó rápidamente, tomo la pistola que había dejado a un lado de la cama cuando guindó el pantalón para que se secara, (después de aquel delicioso baño), y se arrodillo apuntando también a la ventana.



Sus hermosos pechos se pusieron tiesos instantáneamente por el aire frío que circulaba en la habitación, Lionell no había tenido tiempo para verlo, pero sabía que de seguro no se habían movido mucho, y esa era una escena que podía ser extremadamente sexy, (no siempre se podía ver una mujer hermosa, de piel clara, cabello negro como la noche, pechos firmes y duritos a la medida exacta y una cadera sensacional, apuntando con una 9 mm desnuda en tu habitación después de tener sexo durante 3 horas y dormir un par más), pero no podía distraerse, no podía disfrutar aquello en ese momento.



Sin palabras ambos se comunicaron perfectamente, las señas eran concisas, - vístete y llama por radio para conocer que esta pasando – Eran las instrucciones, sabía que no era su superior, pero eso a ella no pareció importarle en aquel momento, el quería disfrutar de aquella hermosa vista mientras ella se vestía, le parecía mas bella la mujer con una ropa sexy he insinuante, que una mujer completamente desnuda y “sin gusto” solo esperando el momento de la cama, pero no podía apartar la mirada de la ventana, no podían ser zombies, no tan fácil en el techo de aquel edificio sin pasar por los pisos interiores, y ya habían hecho una revisión apartamento por apartamento.



Cuando estuvieron listos y vestidos los 2, ella estaba a punto de llamar por radio, y mientras iba a encenderlo algo cayó y golpeó las escaleras de emergencias. No parecía que fuera algo muy grande, parecía algo más bien del tamaño de un gato… Ella se detuvo, apuntando de nuevo a la ventana, él se acercó lentamente para intentar de ver qué era lo que había caído desde un lado de la mesa. Al borde de las escaleras de emergencia, podía verse… Algo, no estaba seguro que era… - Si lo sabes… míralo… es un brazo humano, ya estas acostumbrado, pero míralo bien… corre… corre… corre… - Su mente no le guardaba bromas, era algo tan común durante el Apocalipsis ver brazos y manos solas, sin sus respectivos cuerpos que el verlo ahí en un principio no le causó mayor impresión. Pero su cerebro si se lo decía. “Corre”.



Empezaba a voltear a donde Atsuko para buscar salir de la habitación lo antes posible y ella levantaba de nuevo la mano con la radio para llamar y saber que estaba pasando, el porque del silencio de las radios, creía que tal vez era solamente una falsa alarma y estaban haciendo alguna limpieza en el techo, pero igual quería asegurarse que todo estuviera bien. Sin embargo no podía estar bien.



Pudo ver la inmensa garra asomarse por la ventana, parecía como si viniera agarrada por los muros como una araña, sabía lo que era, pero no podía creer que los había en esta zona. El estudio satelital de los días anteriores antes de venir no los había rastreados, tenían que ser nuevos, no podían haber estado aquí hace 2 días.



Lionell no tuvo tanta velocidad, al ver la sombra asomándose por la ventana, intentó de levantar el arma, pero ya se le venía encima, instintivamente soltó el arma y buscó sujetarle el cuello mientras caía de espaldas, para mantenerlo apartado del mismo he intentar de tener una posibilidad de sobrevivir.



Un disparo sonó en la habitación, Lionell pudo ver como en la cabeza de la criatura se movía hacia su izquierda, mientras de ese lado un chorro de sangre emanaba y le caían algunas gotas en la cara. Se quitó a la bestia de encima, y tomó de nuevo su arma, observó a Atsuko que le había salvado la vida, retomando el radio.



- ¿Que coño ha pasado con el perímetro?, que alguien me explique porque acabo de matar un Lican en el edificio central sin escuchar nada sobre la brecha del perímetro. - En ese momento se escuchó un segundo disparo de otro tejado, y desde el pasillo se escuchó con claridad una ráfaga de disparos. – Mierda… nuestro disparo fue los que los puso en alerta, debe ser que abrieron una brecha. Vámonos de aquí ya.



Apenas abrió la puerta que daba al pasillo vio como los 2 hombres que estaban postrados tras ella se encontraban cuidando cada uno su lado del pasillo, ambos estaban sumamente alerta y se podía ver al final del pasillo el cuerpo de un Lican recientemente muerto, aún así ninguno se había movido de su posición, pues sabían que su orden era cuidar ese lugar, y debían confiar que dentro de la habitación estaba todo bien, y no podían ni debían de entrar bajo ninguna circunstancia.



Ambos hombres se levantaron aún con la mirada en el cuerpo del Lican, he Atsuko les informó que tenían que llegar al edificio base en ese momento. Al parecer un grupo de esas criaturas habían entrado en el perímetro y no era momento para simulaciones.



Inmediatamente comenzaron a andar, y derribaron la primera puerta de la izquierda que consiguieron. Una rápida ojeada les mostró que la habitación estaba limpia de criaturas, por lo que se volvieron a colocar a los lados de los marcos. Lionell no comprendía porque habían hecho eso si en esa habitación no había escaleras de emergencias en la ventana, y luego al entrar con la poca luz que aún ingresaba lo comprendió.



A un lado de la habitación estaba 4 bolsos de equipo táctico de combate. Cada uno con una G36c, 4 cargadores con 40 cartuchos, unos chalecos Kevlar, linternas, y 2 peinetas más para las armas de 9mm que poseían. Era para una salida de emergencia. Lo recordaba bien. Era preferible tener otras habitaciones preparadas antes que salir corriendo a lo loco siempre. Precaución que él mismo no podía darse el lujo todo el tiempo.



Salieron de nuevo de la habitación, ahora mejor armados, mientras comenzaban las ráfagas externas de los disparos, y la radio comenzaba a lanzar informes de los pelotones que tenían a muchas criaturas encima, atacándolos como manadas. - Me siento como si regresara a mis viejos tiempos… - Pensaba Lionell mientras comenzaban su descenso por las escaleras después de cargarse a 2 Licans que venían descendiendo del techo…

miércoles, 21 de marzo de 2012

CAPITULO 6 “DIAS DE GUERRA…” IV “Día 2: La confrontación…”

CAPITULO 6

“DIAS DE GUERRA…” IV

“Día 2: La confrontación…”



Es difícil poder decir cuanto tiempo pasó, pero se puede decir que aunque esto comenzó en la mañana ya era pasado el medio día, es toda la exactitud que podría existir, ya que no se habían tomado la molestia en ver a que hora comenzaron a hablar, ni tampoco de ver la hora mientras se limpiaba la sangre que salía de su nariz…



Para no hacer el trago tan amargo, Lionell había comenzado contando muchas de las historias que había vivido y sobrevivido con Oasis, las criaturas que habían encontrado y como ambos estuvieron muchas veces al borde de la muerte, y lo bien que se la llevaban.



- Exacto… Fue esa excursión cuando nos encontramos con el segundo zombie psíquico registrado, y así fue cómo salvamos el pellejo en esa época. – Contaba Lionell, que le evitaba la mirada cada vez que podía y se movía por la habitación como si fuera un actor de teatro contando una leyenda o una odisea. – Regresamos a la base y fue un completo revuelo.



- Recuerdo que a mi padre… Perdón a Oasis lo tuvieron en cuarentena por casi una semana así como al resto del equipo. – Atsuko tenía una hermosa sonrisa mientras recordaba las cosas. – Pero aún así no pudieron conmigo que me colaba en las celdas y veía a mi padre en las noches, donde me contaba las historias de ese viaje de a pedacitos mientras esperaba que lo soltaran.



- Espero que no te contara las terribles imágenes que nos hacía ver ese zombie. Literalmente, logró que todo el pelotón se orinara encima, si no fuera por esas criaturas salvajes que saltaron sobre el zombie cuando nos tenía a su merced ninguno hubiera logrado nada, claro que ninguno se quedo a ver. – Después asociaría las mismas criaturas con las del día de su desaparición, pero no era el momento aún para ello. – Esos zombies se meten en tu cabeza y te muestran tus peores miedos, eso en el mejor de los casos. Ahora tenemos… - Se quedo como pensando por un momento el valor de ese verbo, ya no pertenecía al ejercito, ya no tenía, ellos lo tenían. - Teníamos registros de uno u otro que escapó al ataque de uno de ellos, y dice que no les mandaban imágenes ni nada, solo sentían el cuerpo como congelado sin poder moverlo.



- Rompen la sinapsis entre el cerebro y el cuerpo. – Atsuko movía su mano por detrás de su cuello como para explicar donde hacían el corte. – Se apoderan del sistema nervioso. Son 2 tipos diferentes de evoluciones, ya los hemos catalogados, el psíquico te envía imágenes para confundirte, una ilusión podría decirse, el otro solo hace uso de una extensión de su virus sin infectarte.



- ¿Qué tanto han encontrado de ellos y como se defienden en ambos casos? – La curiosidad de Lionell era crucial para el futuro, sabía que esos eran los más poderosos con los que se había encontrado, aunque son extremadamente escasos. - ¿Cómo lograron hacer esos estudios?



- No conozco todos los detalles de cómo se consiguió la data. – En realidad no estaba autorizada para decirlo, pues ella misma había sido parte de las operaciones, pero de eso se enteraría luego Lionell. – Pero si te puedo decir que hemos encontrado como defendernos. Contra los paralizadores, que es el nombre que se les dio a los que te “congelan”, actualmente los equipos se componen de 4 personas, tres de ellas van juntas cuidando el terreno, el cuarto tiene cierta distancia detrás de los principales. Estos zombies tienen cierto alcance, cuando logran tomar al grupo, el cuarto miembro cambia las balas de la pistola por balas especiales de perdigones.



- ¿Con que motivo?



- Como te dije hace rato, cortan la conexión del cerebro con el cuerpo a la altura del cuello pero no cortan los sentidos del cuerpo, si la persona recibe un golpe, (y al momento del mordisco también, aunque ahí ya es muy tarde), el dolor alcanza los nervios, estos disparan la chispa eléctrica que suben por la columna, liberando una sustancia que no estamos aún seguro si es adrenalina o simplemente el impulso nervioso, esto permite que se restablezca la conexión de nuevo y así poder moverte. Lo importante es que no todos logran reaccionar, ya que al parecer no todos hemos tomado esa habilidad de reacción, aunque el cerebro aún no ha recibido la orden y por consiguiente no sepa que tiene que liberar los químicos al cuerpo, por lo que la forma más efectiva es disparando a la cabeza, aunque muchas veces eso resulta casi letal.



- No quiero saber como encontraron la información sobre esos experimentos, siempre me pareció que la UNCA tenía su lado oscuro. A decir verdad ¿que gobierno no lo tiene? – Lionell no quería saberlo realmente, sabía que muchas veces para los experimentos utilizaban a personas enfermas, mayores de 80 años sanos que habían logrado sobrevivir, o “voluntarios” que no sabían ninguna otra forma de ayudar. – Aún así me gustaría saber como defenderme también de los psíquicos, porque de estos “paralizadores” estando solo, no podré defenderme muy a menudo ya que acostumbro a viajar solo como podrás observar. – Levantaba las manos señalando la habitación vacía aparte de las pocas cosas personales, y ellos dos. – Tampoco es que exista mucha gente que le guste ir explorando tierras salvajes.



- De los psíquicos no existe mucha posibilidad de salvarse… - Guardó un momento silencio, como esperando que le preguntara más, <> pensaba ella. – La única arma efectiva contra ellos es tener una fuerte fuerza de voluntad, y reconocer la ilusión rápidamente.



- ¿Una fuerte fuerza de voluntad? – No estaba seguro como conseguiría algo así o como prepararse para algo así. – No comprendo, ¿Cómo se puede entrenar la fuerza de voluntad?



- Están trabajando en eso, pero por ahora se desconoce incluso el alcance de este tipo de zombies. Si se reconoce la ilusión, el individuo tiene oportunidad de salvarse, luchando fuertemente con una fuerza de voluntad enorme, esto para buscar salir de la misma, el único método “fácil” de lograrlo es haciéndose daño a si mismo.



- ¿Y porque no sale el cuarto miembro de nuevo a hacer lo mismo que con los paralizadores?, eso debería de ayudar ¿no?



- En realidad no hemos logrado conseguir una distancia lo suficientemente lejos para no ser atrapado por la ilusión a todo el equipo, mientras alguien mantiene visual con el grupo. Hemos encontrado incluso a francotiradores afectados por la ilusión. Además estos zombies son inteligentes, ahora atacan en grupos de 2 o 3 psíquicos con otros “normales” acompañándolos como manada, para que no se sepa cuales son los psíquicos, y cuales no. Aparte que muestran inteligencia esperando el mejor momento rodeando los grupos.



- Pero para hacer eso deberían de tener la capacidad de comunicarse, de razonar y la capacidad de organizarse.



- Creemos que han tomado mayor control del cerebro, y tus “Notas desde el Infierno” o del infierno o como sea, nos dieron esas pistas. A raíz de ello es que te empezaron a tomar más importancia desde arriba, y fue lo que nos permitió encontrarte. – Tomo una pequeña pausa pero no quería dejarlo hablar, tenía que llegar al punto que ella deseaba. - Y a mi saber que estabas vivo, por lo que esperaba que estuvieras con mi padre… ¿Qué pasó Lionheart?... cuéntame por favor, ¿Qué pasó aquél día que ninguno del grupo regreso a la base y por casi 3 años no supimos mas nada de ustedes…? De ti en realidad es el único que sabemos que sigue con vida oficialmente.



Lionheart se levantó de la cama, y se acercó a la ventana, tomando una botella con agua del bolso, se tomo un sorbo y observó a los soldados en la calle. Atsuko ya no podía aguantar, lo había dejado desahogarse, él lo sabía, pero ella quería una historia, quería saber que su padre seguía con vida.



Pensando en lo que vendría ahora Lionheart dejo correr unas lagrimas por sus mejillas, tomo otro sorbo, y al sentir que ella caminaba hasta donde estaba él, se hecho un poco en la cara para disimular la situación. Sabía que las últimas semanas habían sido muy emotivas, en especial después de haber escrito a modo de información y de desahogo, sin importar tantos años pasados desde los hechos iniciales, seguía siendo difícil para una persona hacer desaparecer las pesadillas.



Atsuko se puso a su lado, también observando por la ventana, ninguno dijo nada, fue un tiempo casi interminable a decir verdad, aunque ¿solo había sido unos pocos segundos, o un minuto quizás?, no importaba, en esas ocasiones el tiempo parecía demasiado corto, mientras otras se hacían interminables, ésta sería una de esas.



Atsuko volteó a verlo, lo tomó por la barbilla, con su barba semi-afeitada, le causó algo de cosquillas y una ligera sensación de satisfacción, al verlo a los ojos, como si quisiera transmitirle algo con la mirada y el pensamiento, como si pudiera entenderle. – Como que ya sabes lo que te estoy pidiendo, por favor, no quiero suplicar… Dime que ocurrió y quítame la duda de una vez por todas o pégame un tiro y mátame más rápido porque esta espera no me dejará vivir otro día sin saber la verdad… - Era el pensamiento de ella, y que él parecía haber comprendido perfectamente.



Por fin tomó valor, una fuerte inspiración, regresó su mirada a la ventana y comenzó a contarle lo ocurrido, con todo el detalle que podía explicarle, le explicaba el equipo con el que habían salido, cuales eran las ordenes a seguir y las directrices en casos no planificados. Después de todo sería solo una misión de rutina como ya habían tenido varias.



Y entonces bajó la mirada a la mesa, volteó hacía la cama y observó el colchón donde la noche anterior había soñado lo ocurrido, con ciertas lagunas, pero lo había revivido, como si hubiera sido el día anterior. Aprovechó de acercarse y sentarse, como si aquello lo fuera a ayudar a recordar mejor.



Le explicó cómo todo se había ido a la mierda, explicó las criaturas que habían aparecido de la nada, como derribaron un SS, solo 2 de ellas, y como los habían rodeado.



Ella se sentó a su lado cuando comenzó a explicar lo ocurrido, como esperando ya lo peor, ella misma había catalogado también a esas criaturas, y no era extraño, puesto que su trabajo principal era localizar nuevos especimenes y estudiarlos, muchas veces no vivos, otros en el propio campo. – Lionheart sobrevivió a los Licáns… Si él lo hizo mi padre también, por favor que mi padre lo lograra…- Pensaba ella, absorta en sus pensamientos mientras escuchaba con atención cada palabra que salía decía Lionheart.



Al mismo tiempo, Lionheart pensaba y razonaba una a una las palabras que salían de su boca, no quería ser demasiado crudo, expresivo o duro, y sabía que existían ciertos detalles que tenía que dejar por fuera, aunque eso no significaba para nada que no podía contarle la verdad de cómo su padre lo había salvado una última vez.



- Cuando se abalanzó sobre esas cosas…



- Licáns… Los llamamos Licáns, como si fuera Licántropos, es decir hombres lobo pero estos no tienen pelo ni piel, aún no estamos seguro de su evolución, pero se tienen conjeturas.



- Está bien… Cuando se abalanzó sobre los Licáns, yo sabía que iba a salvarme la vida, y daría todo por ello.



- ¿Por qué?... ¿Por qué sacrificarse teniendo una hija aquí, y te dejaría a ti? – Su rostro reflejaba rabia, odio y dolor al mismo tiempo.



El no quería darle todos los detalles, pero unas semanas antes, en otra misión exitosa que habían vuelto con vida, y sin rasguños, tuvo una conversación peculiar con Oasis, ya le había salvado la vida tres veces seguidas…



- Vamos chaval que ahora te debo más que la vida…– Decía Oasis en el SS, según recordaba. – No se ni como te pagaré las 3 veces ya que lo has hecho, pero te apuesto que no me faltarán oportunidades.



- De hecho si existe algo Oasis… Si no te importa, un día de estos me declararé a tu hija, y veras como haremos honor a tu nombre, creando muchos pequeños Oasis en medio de los desiertos de este mundo ja ja ja… - En parte lo decía en broma, por otra parte, se había planteado la posibilidad de que en 2 años cuando ella cumpliera la mayoría de edad, él si lo hiciera…



- Ja ja ja…Si eres capaz de cuidarle la vida como me la cuidas a mí no tendré muchos problemas si te acepta… Pero solo te autorizo a cuidarle la vida Lionheart – El no acostumbraba a llamarlo por su alias, lo que le dio a entender que estaba hablándole en serio a pesar de la risa y las bromas. – Pero ni se te ocurra cuidarle el culo más de lo debido, o yo mismo te lo partiré de una patada cuando menos te lo esperes…



- Lionheart… ¿Por qué no me dices eso tan importante para sacrificarse por ti? – Ella lo había sacado de su recuerdo y lo devolvió a aquella habitación donde el calor sofocante los estaba haciendo sudar…



- Digamos que le había salvado la vida ya muchas veces y me debía varias en aquel momento… - No era capaz de decirlo… en parte porque no sabía si de verdad sentía algo por ella, por otra parte porque no sabía si ella le creería sus palabras.



Casi sin pestañear, ella se le abalanzó encima, lo tumbó de lado en la cama y se le sentó en las piernas mientras le pegaba desesperadamente en el pecho, y los brazos. No lo hacía con fuerza, era más de desesperación y dolor que de rabia que le lanzaba aquellos golpes, y él no hacía nada por evitarlo. Solo se protegía cubriéndose la cabeza, y recogió un poco el cuerpo para que no le pegara en sus partes íntimas.



Cuando ella empezaba a dar muestras de fatiga, se volteó y la tomó de las muñecas, con fuerza y mucho cuidado, la movió a un lado de la cama para que se bajara de encima de él. No decía palabra alguna, ella estaba llorando desconsoladamente, su rostro estaba empapado, los ojos hinchados, unas bolsas grandes se le veían debajo de los mismos, y buscaba secarse el rostro con la sabana de la cama mientras él se levantaba.



Avanzó un poco por la habitación, se debatía entre si decirle el resto o no, y cuando casi había tomado la decisión de no decirle lo del disparo en la frente para no lastimarla más, escucho un suave sonido detrás de su nuca. “Clic”. Conocía perfectamente lo que significaba aquel sonido.



- Nunca mato a nadie por la espalda, y aunque tu muerte no me lo traiga de nuevo, por lo menos me hará sentir mejor. – Decía ella, en su voz se le sentía la amargura que sentía y los sollozos junto a los líquidos que se deslizaban por su nariz no le ayudaban mucho para dar miedo. – No creas que no dispararé aunque no te voltees, solo es una costumbre que he tomado en realidad…



- No hagas nada de lo que después te arrepientas… – Respondió con suavidad mientras se movía lentamente para verla de frente. Y con lo primero que su mirada chocó fue con el cañón 9mm, siguió la vista por el arma y logro verla a los ojos, aguados he hinchados por el llanto. – Mi muerte no te lo traerá de vuelta, nada lo hará y lo sabes…



A ella no le importó estas últimas palabras, hizo un movimiento rápido con la pistola, colocándole el seguro, la cambio de mano y le dio un puñetazo en la nariz a Lionheart, tan fuerte que le desvió el tabique, posiblemente con fractura, pero eso lo sabría después cuando los médicos lo revisaran.



Instintivamente se llevo la mano a la nariz después de voltear la cara por aquel golpe, vio la sangre en su mano y lanzó una maldición al aire. Se fue al baño, sin responderle con un golpe ni nada, solo se fue a limpiar y a ver que tan mal había quedado.



Estaba ahí frente al espejo, mirándose el golpe, echándose un poco de agua para dejar correr la sangre y volteando la cabeza hacia arriba para detener un poco el sangrado. Ella se acercó a la puerta, y se apoyó al marco de la misma.



- ¿Que fue lo último que dijo mi padre…? ¿Dijo alguna última palabra? – Parecía mas calmada, tenía el pote de agua que Lionheart había dejado a la mitad en la habitación y se limpiaba un poco el rostro con el mismo.



- Protégela… - Lo dudó por un momento, lo pensó mientras bajaba la mirada, con algo de papel impidiendo que saliera la sangre por la nariz, y luego terminó la frase. – Protégela… y no dejes que me vea así. Esas fueron sus últimas palabras.



- Y ¿Por qué te pediría que me protegieras, si no te puedes ni proteger de mí? – Ella tenía razón, pero seguía sin querer contarle la conversación del helicóptero. Se acercó hasta donde él estaba, instintivamente levantó un brazo para mantenerla a distancia, no la golpearía pero no permitiría que lo volviera a golpear. - ¿Sabes porque me tenías que proteger? Porque ya me había contado una conversa que tuvieron en el helicóptero semanas antes de desaparecer. – La mirada de asombro de él, no la sorprendió. – Y él quería que su hija fuera feliz, aunque veo que sigues siendo débil contra las mujeres, Lionheart… Y aún más débil contra mí que desde ese día estaba esperando que me pidieras ser tu novia para lanzarme a tus brazos…



- ¿Qué co…?



Ella no le dejó terminar de preguntar, le apartó el brazo y le dio un profundo beso, suave y delicado como tanto había deseado desde hace más de 2 años, y con el que tanto había fantaseado en sus noches solas en la RCV.



El la tomó entre sus brazos y la apretó suavemente, lo que le permitió sentir sus pechos firmes y duritos, mientras ella se volvía a separar, riéndose porque había sentido el “arma” de él también.



Se limpió la nariz de nuevo para quitarse cualquier rastro de sangre, ella lo empujó a la regadera, abrió el grifo y se dieron un beso bajo el agua fría que tanto les refrescaba en aquel momento, al principio con la ropa puesta… Después no es necesario explicarlo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

CAPITULO 6 “DIAS DE GUERRA…” III “Día 2: Preparando el terreno…”

CAPITULO 6

“DIAS DE GUERRA…” III

“Día 2: Preparando el terreno…”



Durante la noche le fue difícil conciliar el sueño después de despertarse de aquella pesadilla que le trajo los recuerdos de hace muchos años, sabía que Atsuko había hecho florecer esos recuerdos. Aun peor sabía que en algún momento tendría que confrontarla, y contarle lo ocurrido.



Pero no sería en la noche, puesto que se puso a revisar que le dejaron en el cuarto, en el bolso, y había encontrado la foto de su novia, aquella que había dado por perdida y muerta en el asentamiento. Aún no ha podido regresar a Caracas para intentar de localizarla y sacarla de sea cual sea el tormento por el que vivía, si estaba convertida o no… Recordaba haberla matado en su casa. Pero cada vez que recordaba su trayecto en aquella ciudad antes de su huida del país no recordaba en que momento exactamente había pasado por ahí, por eso no estaba seguro si era una pesadilla, un recuerdo real u otra cosa.



Lo importante es que ese era un sueño que quería cumplir, un sueño como aquel viejo sueño de graduarse en la principal universidad del país y ser un licenciado, pero posiblemente era un sueño perdido también, aunque lo mantenía, sería un sueño perdido.



Encontró en el bolso también unos cigarrillos. El simple hecho de verlos le había provocado fumarse uno, pero la austeridad durante estos años, en la intemperie sin fumar lo había “inmunizado” de alguna manera. Había encontrado cigarrillos cuando revisaba las ciudades, cierto, pero siempre prefirió no tomarlos y usar su fuerza de voluntad. Sabía que el olor a cigarrillo podría atraer a zombies que estuvieran en las cercanías.



Se acercó a la ventana, oscura, el cielo actualmente presentaba tan poca contaminación al irse auto-curando el propio planeta, sin la presencia del ser humano, las industrias contaminantes apagadas, la contaminación del agua también había reducido en muchas de las áreas que había visitado. Había aprendido durante estos años muchas cosas de la naturaleza, se había sorprendido con las evoluciones que hicieron muchos animales adaptándose y otros pereciendo.



Parecía que mucho de lo que ocurría era parte de la evolución de la vida en el planeta. Los gatos de ciudades, se adaptaron y los había visto vivos en ciudades pequeñas, los ha visto salvajes en los bosques, aunque los grandes felinos escasean es su forma “viva”, pero los muertos andantes han tenido muchos cambios. Aún no esta seguro si las criaturas que lo atacaron junto a Oasis eran Gatos Montañeses, Perros Salvajes o la adaptación de algún otro animal.



Los animales pequeños lo han tenido más fácil, (ratones, arañas, culebras, lagartijas), ya que su instinto de correr es mucho más fuerte, pero en la actualidad es peligroso inclusive viajar en los ríos, y sabía que había tenido mucha suerte de no toparse con ninguna de las criaturas de los laboratorios de “Las Notas Del Infierno” cuando estuvo en ese territorio…



Lionell se encontraba nuevamente preguntándose como estaría su país, como estaría la capital, y mas aún si su novia había evolucionado o había caído en los primeros años. Recordaba como durante sus incursiones habían descubierto, de forma fascinante y fatídicamente también, las facilidades de adaptación del virus.



Al principio los asentamientos fueron creados confiando en que los zombies desaparecerían al cabo de pocos años. Por el hambre, el calor, el desgaste corporal. ¿Como no ocurriría eso si los primeros caídos se descomponían en apenas unos meses a la intemperie he inmediatamente morían por completo?



Sin embargo también recordaba que durante sus incursiones, las adaptaciones y evoluciones habían demostrado que el virus era muy versátil, llegando incluso a empezar a detener la descomposición de los cuerpos de sus huéspedes, facilitando así su subsistencia a través del tiempo. Pero tal vez su novia no había logrado adaptarse y evolucionar… - No… ella es fuerte, si alguno de mis conocidos que cayeron en los primeros días tiene la fortaleza para lograr esa adaptación era ella. – Tendría que ir a Sur-America, a su país natal de nuevo y encontrarla. – Encontrarla y darle el descanso que merece…



Amanecía hermosamente aquél día. Las estrellas se escondían muy lentamente en el horizonte, en un cielo despejado, un aire puro, y muy poco olor a pudrición. Eso era lo que quedaba en las ciudades cuando eran limpiadas, un leve olor ha podrido, polvo y suciedad que puede ser fácilmente limpiado.



Lionell regreso entonces en el aquí y el ahora, a su realidad, cuando los rayos del sol iban iluminando y mostrando las calles que estaban frente al edificio donde se encontraba. Abajo en la acera los soldados patrullando, los cambios de turno comenzaban en intervalos de tiempo cortos entre uno y otro grupo. Unos se irían a dormir, mientras los recién despertados vendrían a tomar sus puestos.



No sabían lo afortunado que eran, no conocían cuan afortunados eran, pudo observar los rostros de la mayoría de los soldados, (ya que al parecer se había hecho un barrido de la zona, y verificado que no existían agentes conocidos nocivos, o envenenadores) notando que en su mayoría eran rostros jóvenes. En este momento ya se conoce mucho, (por no decir casi todo) sobre las adaptaciones existentes en cada zona. – Y yo fui parte de esas ofensivas iniciales y descubrimiento de esas adaptaciones, por y para la reconquista de estas tierras. Vi a muchos de mis equipos caer y morir a mi lado cuando nos encontrábamos a esas cosas evolucionadas. Los que escupían el acido y los del veneno, los “explosivos”, cazadores… - Sí, el había formado parte de los grupos que tomaban anotaciones de las evoluciones y estudiaban los comportamientos al aire libre de las criaturas que fueron apareciendo.



Actualmente, conociendo “Las Notas del Infierno” no le extrañaba las cosas que había visto. Solo en 2 oportunidades se había topado con zombies psíquicos, en una había sido salvado por Oasis. – Debo contarle como me salvo a Atsuko. Su padre fue un héroe para mí en secreto…- La otra oportunidad en la que se encontró a una de esas cosas, fue salvado por las mismas criaturas salvajes que habían matado a Oasis, cuando aparecieron para disputarse por el alimento encontrado. – Pero la tercera es la vencida… Si me vuelvo a encontrar una de esas cosas no sé que haré, no conozco forma alguna de liberarse o salvarse de ellos. No todavía.

Lionell volteó a ver su computadora, no había recibido respuesta de aquel a quien había enviado los datos para poder descifrar las pistas que había dejado. De todos modos sabía que estarían monitorizando todo, por lo que no se arriesgaría a responder a menos que estuviera desde una posición segura. –Si es que responde, y si es que confía en el mensaje que le envié. En nuestros años juntos había aprendido muy bien en no confiar en nadie, y habíamos sacado nuestras pistas entre ambos. – Y esperaba con ansias que siguiera con vida.



Quería escribirle otro correo explicando lo que había ocurrido, pero una de las cosas que ellos mismos habían acordado, es que nunca se enviarían correos de manera muy seguida, eso era una señal de que no eran ellos los que los escribían y simplemente estaban rastreando las líneas y desde donde verificaban los correos. Se acercó a la puerta, y escucho parte de la conversación que tenían los dos soldados detrás de ella. Hablaban de las mujeres que los esperaban en los asentamientos cuando esta misión terminara, y uno de ellos le decía al otro que lo ayudara a escaparse a una farmacia al final del turno que necesitaba unas pruebas de embarazo, ya que a su mujer no le había llegado el periodo con 3 semanas de retraso.



Se echaron a reír, y Lionell abrió la puerta, notó que aunque conversaban “cara a cara” y se reían, ninguno de los 2 se veía directamente, sino siempre con un ojo hacia los pasillos de la espalda del otro. Nunca abandonando la vista por mucho tiempo. Inmediatamente, he instintivamente ambos tomaron posición defensiva al sentir la puerta abierta, pero al ver a Lionell se calmaron rápidamente, aunque no sin antes sentir como la sangre les subía al rostro por haber sido sorprendidos en aquella conversación.



Lionell sonrió amablemente, mientras los soldados saludaban militarmente y bajaban los brazos colocándose en posición de descanso. Al darse cuenta de la situación, notó que eran un par de capullos, chicos jóvenes que tal vez ni habían sido curtidos asesinando zombies. Tendrían apenas la mayoría de edad, lo que los dejaría muy niños al momento de que explotara el Apocalipsis.



Lionell se puso lo más serio que pudo por un momento, se aprovecharía de aquella situación, mientras los muchachos no sabían que decir, he intentaban de explicar porque no estaban cada uno cuidando su lado del pasillo.



Lionell empezó a bajar el seño en señal de molestia y levantó una mano como en señal de “Alto”. Ambos callaron casi simultáneamente. El silencio se apoderó por un momento del pasillo. Bajó su mano, y se dirigió a ellos.



- Me parece inconcebible lo que están haciendo. Abandonando un puesto sin tener una orden o el permiso de alguien. Aunque siguieran aquí no tenían que estarse viendo a las caras. – Internamente intentaba de mantener la risa para sí mismo y no exteriorizarla.



- Señor disculpe señor, nuestra guardia esta por terminar y aprovechábamos…



- Silencio que no le he dado permiso de hablar soldado. – Los hombres se callaron y levantaron el rostro aún más (si es que eso era posible), sacando pecho y en posición de descanso. – Ahora solo quiero saber, quien de ustedes dos hijos de puta es el que cree que va a ser padre, de una criatura que vendrá a este mundo a sufrir… Y digan la verdad soldados.



- Señor, yo señor. – El soldado no quiso esperarse mucho, y abstenerse a las consecuencias.



- En ese caso soldado… - Dejo correr un par de segundos de silencio, pudo ver como una gota de sudor y nervios corría por la frente del muchacho y a su rostro. – En ese caso déme un abrazo para felicitarlo. – Dijo mientras relajaba la voz autoritaria a una voz más normal y extendía los brazos en gesto para un abrazo. – Eres un maldito hijo de puta ligando en este mundo chaval. Y sabes que tienes una fuerte responsabilidad con tu nación, con las tierras y ahora para con ese niño o niña que viene en camino.



Soltó una sonrisa aún con los brazos extendidos frente al soldado, y los soldados se relajaron, se rieron, y no pudo aguantar las ganas apretándolo en un abrazo también. Lo que Lionell no quiso admitir en aquel momento es que tenia mucho tiempo sin un verdadero abrazo de felicidad y afecto, sin mayor presión por proteger a nadie sino de una alegría que nacía del corazón. Un abrazo que se le venía muy bien tras la noche que había tenido.



- Te voy a dar una orden en este momento, sal de aquí, ve hasta donde este Atsuko, y dile que quiero verla, que quiero hablar con ella. También aprovecha de buscar a los que son sus reemplazos para que vengan de una vez, y busquen esa farmacia para las pruebas que tienes que llevarte a casa. La misma esta 2 cuadras al sur. Aún no han pasado por esa área, aunque la última vez que pasé no tuve mayor inconveniente sino un par de zombies. ¿Entendido?



El soldado asintió con la cabeza, y comenzó a retirarse, el otro soldado le soltó una sonrisa a Lionell, lo saludó formalmente y se colocó de nuevo de espaldas a la puerta. Mientras volvía a ingresar a su habitación, en búsqueda de algo de comer.



Entre las cosas que le habían llevado, estaban una lata de Melocotón en Almíbar. Una delicia en su país, no recordaba cuando había sido la última vez que había probado. Lo más sorprendente no era encontrar la lata, (junto con un abrelatas para destaparlo, por supuesto), sino que al revisar el enlatado, buscó la fecha de elaboración y la fecha de caducidad.



Sus ojos no lo podían creer, se sentó un momento en la cama, tal vez sería posible pero se preguntaba si no sería sencillamente un juego de su vista, o un engaño de las personas que le llevaron aquellos alimentos.



- No es una alucinación ni un engaño Lionheart… - Era la voz de Atsuko, que había entrado en la habitación y había comprendido la cara de incredulidad de Lionell. - Ya las estamos fabricando desde hace 2 años como puedes ver…



Había levantado la vista, y ella estaba ya cerrando la puerta, en esta oportunidad solo traía su uniforme de campaña, sin los recovecos del bolso, los cinturones, ni el equipo especial por lo que su silueta de mujer era perfectamente visible con sus amplias caderas y sus piernas bien torneadas por el ejercicio. Solo tenía su PH (Pala-Hacha uno de los inventos de esta nueva era), y una pistola en su funda de muslo.



- Pero lo creía imposible, solo tiene 1 año de fabricado y su caducidad es dentro de que… ¿Nueve años? Para algo así tendrían que haber conquistado alguna fábrica de estas cosas, y haber estado plantando y demás, el personal de mano de obra, el mantenimiento…



- Y lo conquistamos, y plantamos una parte, la otra ya se encontraba en los patios de la fábrica. Resultó ser que en uno de los RCV se encontraba un ingeniero, jefe de maquinaria que había trabajado en la fábrica que reconquistamos. El mismo nos dio la idea de hacerlo. – Se había acercado a la cama y se había sentado a su lado. – El conocía que una parte de la materia prima era tomada de un sembradío trasero que tenía la propia fabrica y nos prometió que con unas 20 personas en la fabrica y aunque sea 5 más en la plantación sería suficiente para él poner a operar de nuevo la fábrica.



- ¿Y a cambio quería ser el dueño de la empresa o algo así? Siempre aparecen los empresarios y aquellos que quieren ver la ganancia a todas las cosas. – Ella le quitó la lata y el abrelatas manual.



- No exactamente, su petición fue que quería ir con el grupo de conquista de la fábrica y el territorio. – Comenzó a abrir la lata por el que se comenzaba a escapar un delicioso olor dulzón. Si eres un sobreviviente de ésta época y no has tenido uno de estos en tus manos es casi imposible comprender las explicaciones sobre su textura, su sabor, su aroma y como vienen los recuerdos con aquél olor. – Eso y que le permitieran, en caso de que ocurriera, ser él quien acabara con la vida de su hija y su esposa que fueron alcanzadas cuando ellos se escondían en la fábrica. Dijo que tuvo que dejarlas cuando se convirtieron, al no tener con que matarlas sin destrozarlas como había hecho con los demás.



- Un hombre que quiere seguir manteniendo su honor y el de su familia ¿no?... – Lionell estuvo en silencio por un momento, sabía que hubiera hecho lo mismo, porque es lo mismo que deseaba en aquel momento para regresar a Venezuela. – ¿Pidió algo más?



- No. De hecho, inmediatamente el gobierno le permitió un contrato para que cuando todo se restableciera, el solo tuviera que aportar un 30% de la producción a las fuerzas armadas y los asentamientos, y el resto podía venderlo al público en general. – La lata ya estaba destapada, Atsuko sacó una cucharilla del bolso donde le habían traído la lata y los alimentos, “pescó” un pedazo y se lo llevó a la boca lentamente.



- ¿Eso era para mí o para tu disfrute? Ja ja ja… - Lionell reía mientras observaba la expresión de alegría, y la sonrisa de Atsuko mientras masticaba con la boca cerrada, aquella expresión no se le volvería a borrar de la mente a Lionell. No por estar enamorado de ella o algo así, sino que sería la última sonrisa sincera que vería en el rostro de aquella niña, por algunas horas.



- Disculpa toma… Es que no pude aguantar la tentación… Son tan deliciosos… A mi padre le encantaban, los amaba en realidad.



El rostro de Lionell bajó de nuevo, tomo un trozo de Melocotón, se lo llevo a la boca, y lo disfrutó, pero sin saber si era por el momento o el producto, lo sintió muy amargo en su boca. – Tenemos que hablar…- Fue todo lo que se le ocurrió en ese momento, que solo quería escapar del lugar, pero no podría escapar por siempre.

miércoles, 7 de marzo de 2012

CAPITULO 6 “DIAS DE GUERRA…” II “Sueños de una vida pasada…”

CAPITULO 6

“DIAS DE GUERRA…” II

“Sueños de una vida pasada…”



Esa tarde estaba haciendo un calor muy fuerte, aunque el ventilador de la habitación lograba hacer circular el aire, y refrescar un poco el ambiente. Lionell no sabe cuanto tiempo estuvo conciente, pero su sueño fue rápido y pesado, se permitió un buen sueño como no había tenido en meses, ya que no estaba sólo de nuevo, y tenía quien vigilara mientras descansaba.



La oscuridad parecía ser todo lo que su mirada podía alcanzar, y de la nada, entre la conciencia y la inconciencia sintió como poco a poco su cuerpo se iba haciendo menos pesado, sentía como si empezara a flotar en medio de la nada, en la oscuridad, allí donde solo puedes ver los sabores y escuchar los colores, porque en el mundo de sueños todo puede cambiar, y aún así sentirse todo tan real…



Los colores comenzaron a aparecer, parecían venir de un infinito final inexistente, flotando hasta él, levantó las manos y se las pudo ver, estaban más jóvenes, tenían marcas, pero aún jóvenes. Los colores lo atravesaban, fueron tomando cada vez más velocidad, y mezclándose entre ellos hasta formar un blanco intenso, un blanco que lo cubrió todo, haciéndolo cerrar los ojos y protegerse con las manos.



Desde algún lugar escuchó una voz que se le hacía familiar…



- Lionheart… Lionheart ¿que te pasa?, ¿vas a dejar que el sol te impida la visión aquí en el helicóptero o vamos a bajar chaval?, tocaremos tierra en 30 segundos despabila y brinca.



Un empujón de una mano gruesa en su espalda, lo hizo saltar del helicóptero en el que se encontraba, casi se cae al tocar tierra, parecía que el sol lo había cegado más de lo que esperaba, aunque no recordaba exactamente como había llegado a ese lugar ni que estaba haciendo.



Escucho pasos a su espalda, sabía que eran los compañeros que tenía en el helicóptero que venían tras él, y que tenía que reaccionar rápido, ya estaban en tierra era el momento de cumplir la misión por la que fueron enviados en esta oportunidad.



Delante se paró un hombre alto, su cabello tenía algunas canas y estaba fumando un puro… - ¿De donde había sacado el puro, y porque lo había encendido en terreno enemigo?... – Fue lo que pensó en aquel momento, y entonces por un momento, como si tuviera una alucinación se permitió pensar que todo lo que había “vivido” los últimos años no eran más que un sueño, y estaba aún en misiones del IBR.



- Vamos chaval. – Decía el hombre delante de él. – Debemos posicionarnos en aquella colina, al parecer debe estar libre de zombis pero eso no significa que no podríamos tener algo de acción en el camino.

- Esta bien Oasis. – Se llamaba Oasis, sí, era Oasis y estaba vivo, todo había sido una pesadilla seguramente. – Pero déjame esta vez trabajar tranquilo allá arriba. Y disculpa el momento anterior creo que me dormí y el sol me encandiló antes de bajar del SS.

- Tranquilo, a todos nos pasa en un momento. – Por su frente empezó a descender una gota de sangre, entre los ojos, por el camino nasal hasta la punta de la nariz, calló y cuando Lionheart la intentó de seguir al suelo desapareció en el aire. – Solo pongámonos en marcha antes de que el sudor me mate. – Al volver a subir el rostro ya no tenía el rastro de sangre, solo sudor.



Comenzaron a caminar, eran 3 en este equipo, Oasis era quien los comandaba, Fenrir el otro compañero era un respaldo defensivo, un poco nervioso por ser su segunda o tercera incursión a tierra firme desde el Apocalipsis, y Lionheart que llevaba su rifle PSG-1 a la espalda. Le habían ofrecido mejores rifles de francotirador, pero el tenía un cariño y un aprecio especial por esta en específico, aunque no sabía exactamente el porqué.



Sacó su pistola de la funda que tenía puesto, y le colocó el silenciador, se movían lentamente a la colina, el plan era posicionarse en lo alto de la misma en menos de 20 minutos que sería cuando aterrizaría el resto del grupo para buscar suministros, y sobrevivientes.



Sin saber como o porqué, ya se encontraba acostado en la colina, posicionado y con el rifle listo para apuntar y disparar. Podía ver los banderines (pedazos de tela rojos) que colocó en el camino mientras venían para poder verificar el viento y su velocidad y por un momento su pensamiento y su voz dijeron una única palabra “Deja Vu”.



Pudieron ver como el SS descendía entre los edificios, parecía que todo estaba saliendo con la precisión de un reloj Suizo, pero algo le decía en su interior que nada estaba bien, que todo iba a salir mal. Tenía ese presentimiento, lo sabía y lo sentía. Oasis se sentó sobre su trasero y sintió la presión de todo su peso sobre sus glúteos, fue un dolor inexistente, fue mas un movimiento por reflejo, y en ese momento todo le pareció moverse en cámara lenta.



Sabía lo que ocurriría, sabía lo que pasaría, su primer instinto estaba siendo voltear a ver a Oasis que se lanzaba sobre él, y no le permitiría ver y disparar a la cosa que brincaría por la venta. Sabía que eso pasaría, quería voltear he intentar un tiro casi imposible, pero por más que lo quería intentar sentía que su cuerpo no respondía, Fenrir pegaba un grito, estaba observando por los prismáticos el descenso y pudo verlo todo.



Desde uno de los edificios laterales, alguna especie de criatura, muy ágil, tal vez un felino o un perro muy grande, (pero sin pelo, ya que se le veía los músculos, o eso creía en todo caso), había reventado los cristales de uno de los pisos y estaba suspendido en el aire estirado, buscando alcanzar el interior del helicóptero.



El sonido de los cristales rotos les llegó a la distancia como un sonido apagado, Lionheart, aprovechó el impulso del movimiento para golpear a Oasis y quitárselo de encima para terminar de dar la vuelta completa, tomo de nuevo su rifle, y no logró sino ver a otra criatura más brincando al helicóptero, le disparó, pero aún así solo creía haberle dado en una pata trasera.



Oasis que se estaba levantando ante lo que ocurría, le quitaba los prismáticos a Fenrir, para observar la situación, y Lionheart veía por su mira el interior del helicóptero buscando un tiro que pudiera ayudar a sus tripulantes, pero un chorro de sangre que pudo ver claramente saliendo del cuello de uno de los pilotos, había tapado la visibilidad de la ventana delantera, imposibilitando cualquier posibilidad que tuviera de ayudar.



Se comenzó a levantar tomando su rifle, Oasis ya se quitaba los prismáticos para tener una visión completa de la situación, y ver como el helicóptero caía a tierra, destruyendo con sus hélices, las ventanas y paredes de los edificios laterales mientras caía.



Fenrir comenzó a retroceder, Oasis y Lionheart se vieron las caras, sabían que tenían que ir a ver si alguno había sobrevivido. Era casi imposible, pero si por lo menos 1 de los muchachos estaba vivo valía la pena intentarlo, eso claro está siempre y cuando no estallaran los restos.



Cuando voltearon para comenzar a descender, la sorpresa no podía ser mayor, solo pudieron verlo en cámara lenta, sin poder responder a tiempo, una de esas cosas le saltaba desde un lateral a Fenrir, alcanzándole el cuello y dejando caer su peso sobre el pobre muchacho.



Instintivamente Oasis había sacado su arma, y Lionheart su pistola, ambos dispararon a la cabeza de la criatura, la cual se desplomó casi al instante, sobre el cuerpo de Fenrir. Lionheart iba a acercarse a ver que tan mal estaba, cuando sintió la mano gruesa que lo había empujado del SS sobre su pecho, sin bajar el arma Oasis, seguía observando a 2 más de esas criaturas que estaban entre las matas a unos pocos metros del cuerpo de Fenrir.



Estas cosas estaban demostrando inteligencia, trabajo en equipo, y mucha agilidad. Habían bajado la guardia cuando observaban el SS cayendo, sin poder hacer mas nada en aquél momento.



Ambos escucharon con completa claridad un gruñido a su espalda, he instintivamente voltearon a ver la cosa/perro sin pelo gigante que de seguro tendrían a sus espaldas en ese momento. Pudieron verlo con completa claridad, mas de las que les hubiera gustado porque no estaba ni a 2 metros de ellos, la criatura brincó, pero no hacia ellos, sino lateralmente, colina abajo, esquivando la ráfaga que Oasis disparaba instintivamente.



Lionell volteó de nuevo hacia las otras dos que habían visto entre el monte como esperando para atacar, y para su sorpresa ya no estaban, ni ellos ni el cuerpo de Fenrir, pego su espalda a la de Oasis para darse cobertura mutuamente en aquella situación.



Todo se oscureció repentinamente, y lo siguiente que pudo ver es que estaba corriendo en medio de la selva, cargaba su rifle a su espalda, llevaba la pistola en mano, y Oasis, corría a su lado. Habían dejado parte del equipo, lo sabía porque el bolso grande de Oasis ya no se encontraba en su espalda, y de la frente de su compañero caían unas gotas de sangre. – ¿Otro Deja Vu? – Pensó pero ya no estaba para pensar, ni preguntar como habían llegado a esa situación, estaban corriendo y sabía muy bien de que estaban corriendo.



Cayeron por una pequeña colina, aunque la caía de él parecía mas un tobogán, mientras que Oasis en su cansancio si callo como una pelota. Lionheart se acercó instintivamente, a ver a su compañero, su rostro estaba cubierto de sangre, parecía que le faltaban unos dientes. – ¿Se los partió en la caída o antes mientras huíamos? – Le ayudó a levantarse, y encontraron un pequeño arrollo corriendo. El agua no olía casi a pudrición y tenía un color marrón. Por lo menos no era oscuro sangre, sino sedimentos removidos seguramente.



Empezó a limpiarle la cara, aunque intentaba de hablar, Lionheart sentía que no le salían las palabras, no era momento de hablar, era momento de ubicarse, cosa que con el follaje de los árboles y siendo casi el medio día era complicado sin una brújula. Sabía el viejo truco Scout de la aguja en la hoja, aunque se tardaría un poco, porque primero no tenía una aguja, clip alfiler o algo así, y segundo crear una mini represa para que pudiera funcionar tampoco podría hacerlo.



No sabía si esas cosas los continuaban persiguiendo, aunque si le pareció tener un flashbacks del momento que no pudo ver con esas cosas persiguiéndolos. –Cosas no… Perros salvajes que están con demasiada descomposición para tener pelaje y el virus les hizo evolucionar con esas horribles garras. Y si nos están siguiendo, deben seguir nuestro olor, la sangre de Oasis o algo….



Oasis, aprovechaba de llenar de nuevo la cantimplora de agua, había colocado la metralleta a un lado en una roca para evitar se mojara, después de lavarse la cara pudo sentir con mas claridad las heridas que tenía en la cara, dos rajas que de seguro se las hizo en la puta caída por la colina. – De seguro ahora atraigo más chicas para conseguirle una madre a Atsuko…- Pero no era tiempo de pensar en eso tampoco.



En el agua observaron como comenzaba a aparecer una mancha de sangre, por un momento Oasis que era quien corriente arriba en comparación a Lionheart, comenzó a revisarse los tobillos, y la parte trasera de las piernas en búsqueda de alguna cortada que debiera de tapar o poner torniquete. Le dolía tanto el cuerpo que era difícil saber de que parte venía la sangre, si es que venía de su cuerpo.



Lionheart que lo estaba viendo logró ver la silueta del “perro salvaje” abalanzándose sobre su espalda, levantó el arma y en cuanto tuvo el tiro, lo hizo. No dudó, sabía que podía darle a Oasis, pero mejor una bala en el hombro que una mordida de esas cosas que los perseguía.



La bala dio en la frente de aquella cosa, pero eso no detuvo su caída sobre la espalda de Oasis, quien calló al agua con aquella cosa encima. Lionheart ahora podía ver de donde era la sangre que corría en el agua, cayendo y babeando de la boca de una de esas cosas, que aún tenía un brazo que parecía ser de Fenrir en vida, entre sus mandíbulas.



Esta vez no tuvo tiempo, nuevamente todo ocurrió en cámara lenta, Oasis se quitaba aquella criatura de encima para poder respirar, y se volteó sacando su pistola y apuntando. No se lo podían creer… Ninguno de los dos podía creer lo que sus ojos veían.



No eran dos ni tres criaturas las que tenían, o por lo menos esas eran las visibles, pero entre las matas, y en sus laterales pudieron ver los ojos rojos de esas cosas, acechándolos y rodeándolos.



- Bueno chaval, como decían en tu país, “Hasta aquí nos trajo el río” ¿no? – Había dicho Oasis.



- ¿Qué probabilidades tenemos Oasis…? Señor, en mi pistola solo me quedan 5 balas, quizás 6 si he contado mal, pero con las lagunas mentales que tengo en este momento no estaría 100% seguro.



- Vamos hijo, te diré que no creo que tengamos muchas posibilidades, solo veo una opción para poder salir de todo esto y no te va a gustar.



- Una es mejor que ninguna señor. – Lionheart iba a dar un paso para acercarse a Oasis y ayudarlo, pero 2 de esas cosas gruñeron, mostraron los dientes y dieron también un paso. – Nos están estudiando, saben que vamos a intentar algo, pero no saben qué… y a decir verdad yo tampoco lo sé.



- Lionheart… Debo decirte en este momento que ha sido un honor trabajar a tu lado, y ver como le vuelas los sesos a esas cosas salvando a nuestros hombres…



- ¿Señor? – Lionheart sabía lo que pasaría, ya lo había vivido, lo sabía, no podía estar equivocado. En aquel momento se esperó lo peor, pero aquí sencillamente ya esperaba que todo ocurriera igualmente a aquel sueño lejano que creía haber tenido alguna vez y le había dejado este amargo sabor de boca. – ¿Que va a intentar señor?



Tal como el sabía que ocurriría, pero esta vez lo pudo observar todo con detalle y como si de un sueño se tratara, Oasis se levantaba rápidamente, sacaba la peineta de su arma y la lanzaba hacia donde estaba la metralleta, Lionheart estaba congelado en ese momento, sabía que no podía hacer mas que esperar el momento preciso.



Oasis, disparaba la bala de la recamara a uno de los perros que tenían en frente atravesándolo entre los ojos y cayendo en seco instantáneamente, los demás perros comenzaban a moverse hacia él, mientras soltaba la pistola al agua, con una mano tomaba su cuchillo y con la otra sacaba los cargadores que le quedaban de la metralleta lanzándolos también a las rocas.



Lionheart, se movió lentamente, aunque intentaba de correr, hacia las rocas donde estaban cayendo las cosas. Pudo ver como Oasis alcanzaba al primero de los perros que tenía mas cerca y le clavaba el cuchillo en la cabeza, mientras los dientes de esas criaturas le atravesaban piel, carne y posiblemente huesos en su brazo izquierdo con el que se protegía.



El perro cayó al agua, y Oasis saco el cuchillo a tiempo para clavárselo a una de esas cosas que se le venía por el lado derecho, en un ojo mientras lo bajaba del aire por el peso, el golpe y el impulso. Lionheart tomaba la metralleta, aprovechando la distracción, la cargaba y comenzaba a voltear hacia Oasis para disparar.



Otro perro cayó encima de Oasis por su espalda antes de que pudiera levantarse, y Lionheart le disparó para que no ahogara a Oasis en el agua. Oasis se levantó viendo a Lionheart directamente a los ojos… -Protégela y no dejes que me vea así…- fueron sus palabras finales antes de recibir un disparo en el medio de su frente.



Un disparo que sabía no podría haber hecho en otro momento porque ya tenía a 3 perros abalanzándose encima de Oasis. Se levantó y corrió de nuevo a la selva, después de ver en esos interminables segundos como aquellas criaturas se abalanzaban y comían a Oasis.



Mientras corría por los árboles, huyendo y escapando de aquel momento, todo se iba haciendo oscuro, poco a poco las matas se lo iban comiendo, lo iban metiendo en la penumbra y la oscuridad, hasta que no pudo ver más nada, sentía que corría pero no veía nada. Se detuvo un momento, y pudo ver todos esos ojos rojos rodearlo…



No veía a las criaturas, no podía ver sus horrorosos cuerpos sin piel, sus músculos desgarrados, sus mandíbulas llenas de la sangre de Oasis, pero sabía que estaban ahí, lo sabía por esos horribles ojos rojos, los ojos de la muerte. Sin consentimiento todos los ojos se le lanzaron encima.



Se despertó en su habitación, agitado, sudado, y con la pistola que siempre tenía en su mesita en su mano, apuntando al vacío. Si alguien hubiera estado así su instinto le hubiera hecho disparar, sentía el corazón acelerado. Revisaba la habitación en la oscuridad, pues se había hecho de noche al parecer mientras dormía.



- Todo ha sido un sueño… Una pesadilla más bien… no… eso no fue… Solo fue el recuerdo de un mal día de mi vida…