IX
La Caja de Pandora…
El camino se había hecho más largo de lo
esperado, su avanzar era lento, muy lento, pero seguía siendo constante. Sin
embargo nunca se hubiera imaginado, en su corta comprensión y mantenimiento de
inteligencia, todas las maravillas que se ocultaban y ahora estaban a su
alcance.
Había perdido a la mayoría de los hombres
que lo escoltaban en el camino, pero era una perdida menor. Ya podía sentir el
gran poder de su presa en algún lugar de este piso. Estaba cerca, podía casi
saborear el poder, la fuerza, toda una mole a su control.
Siempre y cuando pudiera culminar con el
único humano que le quedaba para llegar hasta él. No podía permitirse perderlo.
No como los demás...
Pero como podía haber evitado la muerte de
los otros cuando ellos no tenían autorización para esos niveles, y por
consiguiente ninguno sabía qué se encontrarían ahí abajo, o qué los atacaría
detrás de cada sala o cada puerta errónea que habían abierto.
Aunque con cada muerte era más fácil
controlar los pensamientos del resto, también con cada muerte podría ser un
paso en falso para alcanzar su meta.
Y ahora solo le quedaba uno... Un solo ser
vivo al que sus seguidores veían con ansias de devorar, sentían su presencia,
su vida, el calor de su carne, el olor de su sudor, el rebosar de vida que
despedía cada uno de sus poros.
Le costaba controlar más a quienes lo
seguían para que no se le lanzaran encima que al propio y estúpido humano... ¿O
debería de decir ser vivo?...
A veces sentía que quería pensar en qué se
había convertido, si él fue un humano vivo y ahora... ¿Qué era?, ¿Qué podía
ser?... Pero las veces que intentaba iniciar una cadena de pensamientos
coherentes sobre su existencia, sobre su ser, el hambre volvía a atacarlo, la
conquista, el conseguir el medio para subsistir... Y entonces comenzaba a
sentir esos seres vivos a su alrededor, a controlar sus mentes, a llevarlos
directo a donde él estaba sin necesidad de irlos a buscar, de pasar por sus
trampas. Ellos solo llegaban hasta donde él estuviera, casi para entregarse por
propia voluntad...
¿Se puede llamar propia voluntad cuando
modificas sus pensamientos para que se entreguen a ti?... ¿Como lo hacía?, ¿Por
hipnosis?, ¿Por poderes Psíquicos?, ¿Por alguna reacción química?... Y ahí está
de nuevo el hambre, ahí está de nuevo esa cadena de pensamientos que lo quieren
llevar a esa inmensa criatura que "le abrirá muchas puertas" a nueva
comida, a seres humanos frescos y vivos con los que mantener esa energía de
vida que su propio cuerpo no podía crear por si solo...
Pero nunca se imaginó que los que aún
continuaban con vida podían ser tan estúpidos... Ellos mismos estaban creando
las armas que él ahora utilizaría para continuar con vida...
¿Cuántos hermosos seres como él tenían en
el interior de esas instalaciones?...
No como él... no... Mejores que él muchas
de ellas... Pero sin su inteligencia que les permitiera el pensamiento racional
para su supervivencia...
¿En verdad era un pensamiento racional?...
Incluso llegó a pensar en un momento que podía ser un demonio que estuviera
habitando su cuerpo y se alimentara de los vivos... Ese demonio era el que
creaba esos "pensamientos racionales" que lo habían llevado a esta
alejada isla...
Atravesó una buena parte del mar por
debajo del agua... ¿Cuánto?... ¿Cómo podía saberlo? Había perdido el
conocimiento de la medición de distancias, no sabía cuánta agua tenía en sus
pulmones, no conocía cuantos días habían pasado desde que se había convertido
en una de las criaturas que tanto le temía... ¿Por qué ahora, aún recordando
parte de su vida, no le tenía miedo a sus iguales?...
Debía concentrarse... Ese problema de
estar pensando en otras cosas, distraerse de lo que era su nueva misión, fue lo
que provocó la muerte de los otros seres vivos... Y no pudo ni alimentar a los
que estaban con él en ese momento, todo había sido devorado por las otras
criaturas...
Creía reconocer algunas de ellas...
¿Arañas gigantes?, ¿Lobos... o como los soldados los llamaron Licans? Y que me
dicen de la sala con los ambientes diferentes, el desierto, la ciudad, el
bosque, y el que casi les provoca su muerte, el antártico... ese frío casi deja
congelado a todos sus seguidores... vivos y muertos...
¿Escorpiones gigantes?, ¿Gusano gigante en
el desierto?, ¿Acaso era un Cocodrilo, y el otro un león gigante los que habían
atacado el grupo?... No estaba seguro en que se habían basado para crear cada
una de esas criaturas, sin embargo no pudo controlarlas...
Esas criaturas no respondían a las mismas órdenes
que ya estaba acostumbrado con los humanos vivos, o con sus pares sin
pensamiento racional... Tenían un pensamiento diferente, una forma de
raciocinio diferente que no le permitió controlarlos para que no devoraran a
los humanos que le ayudaban a llegar hasta abajo.
Y estos se defendieron lo mejor que
pudieron, usaron sus armas, usaron sus cuerpos y las estrategias, he incluso
intentaron de mantener a resguardo "al presidente" como si él
necesitara ayuda en algún momento de esas otras criaturas que ni le prestaban
atención, que solo los querían a ellos por su vitalidad, por su energía viva...
¿Cómo contener a una araña gigante que
apenas si alimentaban y le ponías en bandeja más alimento del que ha podido
devorar en su existencia?, ¿Como mantienes a ralla a una horda de Licans en un
campo de ciudad?, aún cuando estaban siendo entrenados y domados para obedecer
órdenes, (o eso intentaban los idiota seres vivos que estaban en esta base), no
podían evitar su gran instinto asesino, y devorador de vida que tenían cuando
se le presentaba un conjunto de seres llenos de vitalidad y energía frente a
ellos.
¿Cómo escapar de un escorpión gigante y
sus tenazas, o de una lombriz que se movía por debajo de ese enorme desierto
como si de una caja de arena se tratara?...
Ahora seguía protegiendo a este único ser
humano con vida que le quedaba, a este hombre que sobre todos los demás logró
sobrevivir a cada una de las pruebas que presentaron, que encontró mantener el
calor en el entorno frío, que logró derrotar a uno de los escorpiones y dar sus
restos de alimento al gusano gigante mientras escapábamos,
El único que pudo ayudarlo a avanzar en medio
de la adversidad... Tendrían que conseguir otra ruta para volver a la
superficie... Pero eso no era prioridad en este momento.
El poder, el gran poder se encontraba delante
de esta última puerta... Sentía a seres vivos en otras habitaciones del camino
aquí, pero el gran poder que despide esta gran criatura no le permitía ver a
otra parte y lo mantenía concentrado... Por fin podía concentrarse en algo sin
perder el hilo de ideas, siempre que fuera concentrarse en este nuevo aliado...
Una puerta inmensa lo separaba de ese poder...
- Soldado...
Abre esta puerta... hemos llegado a nuestro destino.
- Sr.
Presidente... No tengo autorización para ello, el sistema de seguridad en caso
de falla eléctrica se encuentra activo, y mientras no regrese la luz no
podremos siquiera intentar de ver alguna otra manera de abrir esta puerta... A
menos que usted logre recordar algo... Como por ejemplo su clave personal de
acceso general de toda la base...
La voz del soldado sonaba con cierta ironía...
Empezaba a dudar de lo que sus ojos veían, ese dolor en la cabeza cada vez que
el presidente le hablaba ya no le parecía tan normal, la falta de control que
tuvo cuando los atacaron las criaturas, llevar a los soldados por los ambientes
de prueba en vez de los caminos seguros de los pasillos... Eso le había costado
la vida de sus hombres, y todo ocurrió como si no conociera de verdad que hacía
el presidente... Más aún parecía estar perdido y seguir un instinto más que ir
a hacer lo que decía que necesitaba hacer.
- Entonces
restablezca la electricidad soldado... necesitamos abrir esta puerta y usar el
poder que esta tras ella...
- Señor,
la luz solo la pueden recuperar desde la estación eléctrica... Estoy seguro que
ya deben de haber soldados trabajando en ello... Deberíamos de esperar o de
volver por el camino seguro de los pasillos si me hace caso y no por el medio
de las zonas de pruebas como ya provocó la muerte de los soldados... Casi como
si quisiera hacerlo a propósito. A menos que usted nos estuviera probando, o
usted sea...
En el momento que el soldado estaba por comenzar
a divagar sobre la naturaleza del presidente, la luz regresó a las
instalaciones, las luces de emergencia que habían estado fallando en varias
zonas se apagaban para recargarse, y las luces fluorescentes de los pasillos
titilaban con constancia mientras se encendían...
En la puerta se escuchó por un momento un
sonido metálico como de una llave pasando el seguro, una pequeña descompresión
de aire y un ligero "Clic" que indicaba la apertura de la puerta de
seguridad en aquél momento...
El "Presidente" volteó a la puerta...
El soldado por un momento creyó ver la figura del presidente como si de un
zombie se tratara... Solo fue un segundo, tal vez dos o el simple pestañeo,
pero estaba casi seguro que lo había visto como un podrido Z en ese momento.
Sobre el marco de la puerta se iluminaron unas
palabras... Una frase de luces marcando la habitación: "Caja de
Pandora"...
El joven soldado se maravilló ante el nombre...
- He
aquí la caja de pandora... - Hablaba el soldado... - De su interior salieron todas
las plagas y maldiciones que el hombre pueda pensar, destruyendo el mundo,
destruyendo el alma de la humanidad, y que al ser cerrada solo quedó en su
interior una única cosa... un único poder que puede ser la salvación o la
perdición del ser humano... Dentro se encuentra "La esperanza"... lo
que aquí muchos creen que es la última esperanza para que reconquistemos los
territorios y ganemos la guerra que se avecina contra Europa y Asia...
Mientras el presidente Z pensaba en lo
maravilloso y muy apropiado de tener a su premio dentro de "la Caja de
Pandora" donde su nueva esperanza esperaba paciente como sus aliados
muertos le abrían la puerta. Ya no le interesaba ver a los demás, no le
interesaba el humano que lo había guiado hasta aquí permitiéndole abrir las
puertas que él solo no podría traspasar, no le importaba las señales de vida en
las puertas que dejó en el camino... Todo lo que le interesaba estaba delante
de él en ese momento.
Como si de una cámara refrigerante se tratara,
y estuviera llena de hielo seco, un humo espeso, frío y blanquecino salía muy
al ras del suelo, expandiéndose por el camino hasta los pies de ellos...
En el interior una luz titilante roja se
encendió y permitió ver una criatura que se encontraba dentro... Parecía
sentada, su musculatura excedía todo lo imaginado por el presidente Z que tenía
al fin su meta frente a su rostro...
La criatura abrió lentamente los ojos, rojos
como las llamas del averno sin saber exactamente si era un efecto de la luz o
si eran su color, miraban fijamente al zombie que se encontraba en toda la
entrada de su habitación. Todas sus ordenes hasta ese momento habían sido las
de eliminar a las criaturas con sus características... Pero... ¿Que debía hacer
si era una de ellas la que le abría la puerta en esta oportunidad?... ¿Dónde
estaba Perséfone su compañera que siempre le daba sus ordenes?...
Aunque su rostro no mostró ningún tipo de
reacción, le pareció sorprendente que la criatura que tenía frente a sí estaba
comunicándose con él de una manera que le era entendible... En otras palabras,
estaba transmitiendo a su mente directamente las órdenes que necesitaba
escuchar, ya que sus oídos no le permitían ya comprender las palabras verbales
que salieran por las bocas de los seres vivos.
- Hola
mi querido amigo... Es hora de alcanzar la libertad de este mundo a mi lado...
¿Tienes algún nombre?...
El ser en el interior se levantó lentamente,
pasaba fácilmente los dos metros de altura, tal vez dos metros diez
centímetros... Pero ¿A quién le interesaba la altura si tenía esa fuerza y
supremacía?...
Antes de que pudiera contestar, pudo ver un
pequeño atisbo de los recuerdos que pasaban por la mente de aquella criatura...
Al parecer no tenía completo control sobre sus pensamientos, y ciertas acciones
disparaban muchas cosas en su mente, y esa pregunta había traído muchos
recuerdos a su mente...
Pudo ver un vehículo, varios humanos riendo y
un hombre de color entre ellos un poco más serio que los demás...Pudo verlos
corriendo pensando que los perseguiría la policía y uno que siempre bebía...
Pudo verlos también llegar a una ciudad sin
nadie en las calles, un edificio, una chica convertida en un muerto como él,
una ventana por la que caía, un vehículo robado por el que huían... Una mujer
que recogieron... Es la misma mujer que lo "acompañaba" cuando lo
sacó de la mente de los soldados de la superficie, solo que más joven...
Pudo ver como saboreaba una sangre que tenía
sobre su brazo y se lo llevaban, luego todo era blanco... Muchas agujas, muchas
pruebas, muchas máquinas que no conocía, mucho dolor, mucho sufrimiento... Pero
todo había tenido su recompensa... No era lo que aquél hombre de color
esperaba, pero había logrado convertirse en alguien que podía atacar y destruir
a los muertos... Solo que eso ya no era ni necesario de pensar, puesto que
había perdido parte de su humanidad... Pudo ver su entrenamiento con un grupo
de compañeros, eran especiales... Parecían tener poderes especiales... Una de
ellos se comunicaba con él mentalmente, y se hacía llamar Perséfone... Ella fue
quien le dio su nombre, quien le explicó su papel en la supervivencia de la
humanidad...
- Hades...
La voz sonó carrasposa, como si se le
dificultara hablar, y el soldado detrás de quien ya no estaba seguro fuera su
presidente retrocedió un paso, algo nervioso al ver a la criatura levantarse
sin tener al resto del equipo Ares presente, y más aún al decir su propio
nombre.
Mientras Hades recordaba más de su
entrenamiento, donde la persona que le abría la puerta y le indicaba sus
próximas ordenes siempre era su líder, a quien debía seguir, pero nunca le
dijeron que debía hacer si quien se aparecía a darle ordenes era una de
aquellas mismas criaturas que normalmente le ordenaban eliminar.
- Muy
interesante nombre... - Respondía el ser que se comunicaba directo a su mente -
Pero no creo que puedas ya ser el señor de los muertos, el Dios de la justicia
y las piedras preciosas, de las almas de los muertos... No... Ahora serás
conocido como Tánatos... Ahora serás el verdadero Dios de la muerte...
- Si
quieres cambiar mi nombre entonces como debo de llamarte a ti muerto en vida...
El soldado dio otro paso más en retroceso,
comprendió que la criatura que tenía enfrente le estaba hablando
mentalmente a Hades como hacía Perséfone
para darle las órdenes... Pero eso solo significaba que no era el presidente,
sino otro apestoso Z... Y uno poderoso, un Z psíquico...
Tropezó con uno de los acompañantes del
presidente y al voltear a verlo su rostro mostró todo el terror que podía
contener su corazón. Los podía ver cómo eran realmente, ya no tenía la ilusión
atacando su mente, ya no estaba bajo su poder, veía a los podridos Z a su
alrededor, con sus bocas goteando el pus de la pudrición, la saliva que no
había terminado de salir, la sangre que aún se mantenía sin espesar... Eran
parte de sus propios compañeros de base, los soldados que estaban en la
superficie, eran muertos frescos.
Le quitó el arma del cinturón a uno de ellos,
aún la cargaba encima porque no la había usado en la superficie, cuando
llegaron todas las demás criaturas acompañando a este desgraciado psíquico que
lo había engañado, destruido su equipo, sus compañeros...
Disparó contra el primero de ellos, el disparo
resonó por los pasillos, al que le había quitado la pistola caía al suelo por
el disparo que había atravesado su frente dejando caer el lento líquido negro
de la muerte.
Se comenzaba a voltear para dispararle al que
lo había engañado, a aquel que lo había llevado hasta ahí abajo solo para
cumplir sus deseos propios, le había demostrado que podían pensar, que podían
razonar, no usaban su poder sin un medio raciocinio, lo utilizaban con plena
conciencia de los actos que hacían.
Vio como Hades salía del cuarto donde se
encontraba, y comenzaba a colocarse delante de la criatura que lo estaba
liberando. Disparó para matar al psíquico, pero el gigantesco brazo de Hades se
atravesó y recibió la bala en su musculatura sin mostrar signo de dolor...
El psíquico recordó en ese momento el control
sobre el humano que le quedaba con vida... ya era muy tarde como para
retomarlo... pero igual ya no le interesaba ese humano, su meta ya había sido
alcanzada...
Podía enviar a Tánatos a matarlo... pero no
quería... sus otros hombres estaban hambrientos, estaban detrás de él y se
merecían un premio aunque ellos no lo comprendieran así... No tuvo ni que
darles la orden de devorarse al humano, este había quedado sorprendido al ver
como su nuevo compañero lo había defendido de la bala que iba directo a su
cráneo.
Asustado ante esta reacción el mismo se congeló
y no reaccionó cuando las destruidas manos de los zombies que estaban detrás de
él lo tomaron por los hombros, sus dientes se encajaron en su cuello, y por su
mente solo pasó un último pensamiento, "Estamos acabados...".
No gritó, no chilló, mientras caía con el peso
de las criaturas que lo devoraban levantó el arma y disparó una única vez... Ya
no se convertiría en otro de sus sirvientes, pero serviría de alimento para los
compañeros que le habían quedado, así tomarían fuerzas, y si se encontraban con
más monstruosidades construidas por estos humanos no los atacarían intentando
de devorar a los seres vivos que los acompañaban...
- No
me has dicho aún como debería de llamarte pequeño podrido...
Este aún observaba como sus compañeros
devoraban la carne de aquél ser que lo había ayudado a llegar hasta ahí...
Podía ahora descansar su poder sin necesidad de seguirlo usando con tanta
fuerza...
Volteó a verlo. No mostraba ningún tipo de
expresión al observar a un humano siendo devorado por sus compañeros, no
mostraba ningún tipo de sentimiento dentro de su mente... Era una máquina
perfecta que solo seguía ordenes de quien le tocara en ese turno...
- A mí...
- Le respondía directo a la mente... - A mi me puedes llamar Apate Para seguir
la misma línea de tus anteriores... ¿Cómo les llamabas?
- Los
llamo humanos... y a los que son como tú les llamo podridos, muertos en vida,
escorias, basura...
- Pero
ahora tendrás que llamarme Apate, sino tu mente explotará con solo un
pensamiento mío...
- Entonces
tendremos que ver que es más rápido... si tus pensamientos intentando de
derrotar mi fortaleza mental, o mi puño destruyendo tu cráneo...
La mente de Tánatos comenzó a sufrir
inmediatamente, el dolor en la parte trasera de su mente comenzó a distorsionar
su vista, ponerla borrosa, y las piernas comenzaron a fallarle…
-
No me
pongas a prueba Tánatos… No estás a mi nivel…
Y de esta manera escuchó en su mente las
siguientes órdenes de su nuevo líder… Tánatos no estaba convencido de que debía
hacer, pero su entrenamiento le dictaba que ahora tenía un nuevo compañero, sin
saber si seguirlo o intentar de acabarlo… Ya no era del todo capaz de poder
racionar esas emociones… Sentía que poco a poco controlaba con más fuerza sus
pensamientos y perdía su limitada racionalidad que disfrutaba con Perséfone…