CAPITULO 0
“EL CADAVER DE LA NOVIA” (VII)
¿Un golpe de suerte?…
Lo
sabía… sabía que esto ocurriría pero nadie me quiso escuchar, nadie me quiso
creer… Hoy pude verlo en el comedor de la prisión, los noticieros comienzan a
hablar del virus de la rabia china. Al parecer algunas personas en algunos
pueblos del campo han empezado a atacar a otros en muestras de canibalismo, y
aún no le encuentran explicación a este repentino comportamiento.
Lo
dije que esto pasaría, son Ellos que
vienen a por nosotros, sus ojos rojos, su olor a podredumbre… dicen que no
ayuden a nadie que parezca infectado y están haciendo lo posible por mantener
todo controlado. Gracias a Dios no me han encontrado este diario aquí en la
prisión porque sino no podría terminar de explicar mi historia… Cuando salga de
aquí, le daré esto a los medios de comunicación, o se los enviaré con mi
abogado… De alguna manera debo advertir a las autoridades antes que comience el
caos en el mundo. Por ahora solo continuaré con ese escape de aquel pueblo
desaparecido.
Las
criaturas habían comenzado a caminar hacia nosotros, empezamos a retroceder con
los garrotes improvisados en nuestras manos, sin saber qué podíamos hacer ahora
que el carro estaba inaccesible para nosotros desde este punto, Santiago nos
dijo que intentáramos por la salida norte algo de suerte, los 3 hombres que les
habían reventado el cráneo eran los que estaban en el norte que nos había
comentado Santiago o eso esperábamos en realidad.
Al
pasar por la fuente central vimos comos sus aguas, eran tan negras como la
noche, y muy posiblemente a causa de la cantidad de sangre que poseía del
cuerpo con un disparo en la frente que yacía flotando… No nos quedamos a
identificar el cuerpo obviamente y continuamos hacia la puerta norte.
Cuando
nos acercábamos una mujer salió tambaleándose de la parte del edificio
noroeste, Sus ropa desgarrada, el pecho desnudo, mostrando las costillas donde
deberían de estar sus pechos femeninos, sus labios habían desaparecido y buena
parte de sus dientes estaban expuestos macabramente, con la nariz guindando
apenas de un hilo de carne tambaleándose frente a su rostro. Y sus tripas… sus
intestinos colgando, y botando al piso las cosas que seguramente eran restos de
las ultimas comidas que salían de su estomago, sus intestinos, su sangre, todo
desparramándose por el suelo y ella caminando resbalándose sobre sus propios
líquidos en el piso.
Santiago
nos apartó, dijo que él se haría cargo sin vernos a la cara, tal vez no quería
que viéramos su rostro mientras eliminaba a la chica que le pidió que la matara,
dejándola ahí tirada para sufrir lentamente hasta que se convirtió en uno de
ellos… Pudimos escuchar como le pedía perdón por dejarla que se convirtiera en
una de esas cosas y le reventaba la cabeza…
Cuando
nos acercábamos a la puerta, volteamos a ver por donde venían nuestros
perseguidores, al parecer eran más lentos de lo que habíamos calculado por lo
que no comprendíamos como había llegado a este nivel de infección, a menos que
claro lo tomaran en un principio como un resfriado común entre las personas, y
algo que pasaría rápidamente. Al subir mi mirada observe a David en la ventana
del cuarto desde el que habíamos saltado, medio cuerpo afuera y los de tras él
empujándolo con lo que terminó de caer. Gracias a Dios la masa de esas
criaturas, me tapó la visión de su caída y no observé como nuestro amigo se
estrellaba contra el suelo.
Al
llegar a la reja notamos que no tenía ni seguro, ni nada, estaba completamente
libre, y a unos 15 metros
en la acera a nuestra izquierda se encontraba un auto estacionado, descapotable
y con el techo bajo. Corrimos al mismo a probar suerte, y mientras Aníbal
golpeaba la parte donde va la llave, para abrirlo y buscar los cables, yo me
lance al asiento trasero, y Santiago abrió el tapa sol del chofer, arriba donde
normalmente esta el espejo y eso, cayendo unas llaves de carro sobre la cabeza
de Aníbal, y luego al suelo del auto.
Aníbal
lanzó una maldición mientras la primera de las criaturas comenzaba a verse por
la reja saliendo por donde habíamos venido nosotros, metió la llave giró y el
auto arranco con el sonido más dulce y hermoso que había escuchado en mi vida,
una sonrisa se dibujo automáticamente en mi rostro sin siquiera pensar en más
nada… estaríamos a salvo y (como dicen los españoles), saldríamos de ese
infierno cagando leches, sin pensarlo más…
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