miércoles, 29 de febrero de 2012

CAPITULO 6 “DIAS DE GUERRA…” I “Día 1…”

CAPITULO 6

“DIAS DE GUERRA…” I

“Día 1…”



“Ahora veamos la historia fuera del punto de vista de cualquier persona, veamos las cosas como de verdad ocurrieron, esto no está publicado en ninguna parte, ni esta escrito en ningún documento, tomémoslo como una sección de la historia que conocemos por obra y gracia del destino. O más bien porque me fue contada en su momento para podérselas explicar a ustedes…”



Lionell, durante ese día se había estado concentrando mucho en como debía ser la entrevista, que intentaría de hacer para controlarla, pero al mismo tiempo darle libertad a la Doctora Garrido de hablar, (si de verdad era ella con quien se encontraría), y dar su versión de las cosas.



Se encontraba a unos pocos kilómetros de una de las bases asentadas de “Reconquista Continental por la Vida” o RCV como se les conocen. Durante su época de entrenamiento había obtenido conocimientos suficientes para montar puestos de avanzada y de sobrevivencia en caso de quedar separado de sus equipos, por lo que no le fue difícil levantar una “zona segura” y restablecer los servicios de un pequeño perímetro cercano a este RCV.



La electricidad de la planta de esa ciudad había sido restablecida al tomar el control de la represa, cuando él aún pertenecía a los cuerpos de Incursión, Búsqueda y Rescate (IBR). Y con ella la red se había vuelto a conectar con los satélites por lo que alcanzar su localización no fue tarea tan difícil para las fuerzas armadas.



Esa noche, Lionell no pudo dormir más de una hora, sabía que habían descubierto su posición, y que de seguro consiguieron que tenía aquel aparato telefónico, triangulando su posición y capturando toda señal eléctrica y radiofónica en su área. Pero eso no le preocupaba, puesto que ya quería ser encontrado y contactado. Aunque eso pudiera costarle su vida.



Su vida. Esa noche fue otra de sus principales preocupaciones, había tomado todas las precauciones y por consiguiente lo podían desaparecer dentro de tres días, pero existiría quien pudiera seguir sus pasos, aunque en este momento no estaba seguro si había alguien mas que supiera donde estaba o como encontrar todo lo que él había recolectado en su investigación y aún no había publicado.



Se maldijo y estuvo buscando como dejar o hacer algo para evitar perder esa información que tenía aún sin respaldar, pero no encontraba alguna manera de hacerlo. Se levantó de donde estaba recostado, y se colocó de nuevo frente al computador, empezó a teclear en la maquina como loco. Durante toda la noche sin dormir, y en un haz de luz y memoria le llego el recuerdo de aquella época, de aquel que había salvado durante una de sus incursiones a tierra.



A la mañana siguiente cuando el sol estaba comenzando a asomar por el horizonte, escuchó un zumbido en el cielo, y se asustó monstruosamente. Sabía que tenían helicópteros capaces de volar, “suprimiendo” el fuerte ruido que hacen. Una capacidad característica que tuvo que ser desarrollada en los años del Apocalipsis, para poder sobrevolar zonas y dejar a los equipos de IBR sin que los muertos notaran su presencia desde el principio.



Aún se usaban helicópteros sin esta tecnología, claro, pero eran meramente de distracción, el lo sabía muy bien, y si estaban llegando con ese equipo, podía significar que su peor miedo se podía cumplir, no esperarían los 3 días y ese mismo día lo eliminarían.



Se asomó por la ventana y observó el aparato descender sobre el tejado de un edificio a aproximadamente 3 cuadras de su posición. ¿Por que descenderían tan lejos de mi posición en vez de venir por mi cabeza de una vez? Pensó por un momento mientras veía los comandos tomar posiciones y moverse.



Volteó a ver el computador, había recordado haber dejado aquellas pistas, pistas que más nadie podría seguir, sin las claves que solo tenía una persona en el mundo. Esperaba que esa persona aún estuviera viva y recibiera la información que había enviado anoche. En todo caso, si todas sus comunicaciones estaban interceptadas, como él esperaba, eso también le daría un punto de defensa contra un posible asesinato. Si sabían que alguien mas podía seguir sus pasos no se atreverían a asesinarlo, o eso esperaba en lo más profundo de su corazón.



Había estado jugando con fuego durante ya mucho tiempo, y era hora de comenzar a sentir de nuevo el calor. Observó de nuevo por la ventana, y pudo ver que no había sido 1 solo helicóptero ni un solo equipo el que habían enviado a por él. El equipo que bajaba por el edificio donde había descendido el helicóptero no parecía un equipo especial para asesinarlo, en vez de ello, parecía más un equipo de avanzada para los asentamientos RCV.



Se preguntó si en ese momento no estaría un grupo ya detrás de su puerta esperando la orden para entrar y disparar, o si no tendrían a un francotirador apuntando a su corazón desde la azotea de alguno de los edificios aledaños.



Las últimas semanas no las había pasado muy bien, había continuado sus investigaciones en lo poco que se había vuelto a colocar operativo el Internet. Muchas personas ya hablaban de la revolución de la información, algunos blogs lo proclamaban como “Un Héroe sin Súper Poderes” pero capaz de derrocar a cualquier gobierno mientras se mantuviera en secreto.



De hecho las últimas semanas tras publicar su nombre, país de origen, y datos claves aproximados de quién era, las redes se habían colmado en búsqueda de información, sobre Venezuela, su situación actual, noticias conocidas del país en la época del Apocalipsis, la universidad y los lugares que mencionaba en sus escritos. El poco acceso actual que se tiene a Internet, tanto pública como privadamente, colapsó las líneas, actualmente es una RED tan vaga comparada al tamaño casi infinito que poseía en principios de siglo cuando todo esto pasó, que de seguro cuando desde la UNCA estaban buscando su información, se debieron de encontrar con las redes colapsadas.



Detener la información que él publicaba sería una tarea ardua y difícil, en especial porque ya existían foros de discusión, paginas enteras replicando su trabajo, y no importa cuantas veces lo tumbaran, siempre había alguien con alguna copia, que lo había replicado, y cuando le era borrada, era republicada por alguien más. Ya no era él solo contra los gobiernos y las compañías instauradas en el poder, era la sociedad sobreviviente contra la desinformación reinante hasta su aparición.



El equipo de la calle ya tenía una línea de 2 cuadras cubiertas camino a donde él estaba. Cuando escucho que tocaron en la puerta, dio un pequeño brinco, no porque ya estuvieran ahí, sino porque estaban tocando la puerta y no tumbándola. Tal vez lo que hizo le puede estar salvando la vida y dándole frutos. Ha vivido durante 10 años, (¿o serán ya 12?), a todo este Apocalipsis, matando a su amante, matando a su abuela, dejando a su novia convertida en una de esas cosas, no por gusto, sino por no poder hacer más nada en aquél momento; ¿O acaso la había matado?. Hubo una época en que la realidad y los sueños parecían lo mismo. Recordaba haberla matado, pero no recordaba exactamente cuando. Era como si su propia mente bloqueara aquellos recuerdos



Tenía suficiente, y no creía que el infierno pudiera ser peor. Se acercó a la puerta, se puso en un lado de la misma, giro la manilla y la abrió para que dispararan al vacío primero, o atacaran el aire, así sabría cuales eran las intenciones. Sin embargo todo lo que pasó fue escuchar una voz.



- Señor Lionell ¿se encuentra en la habitación?



La voz parecía haber sonado distorsionada, como si se hubieran tapado la boca con un pañuelo mientras hablaban. Era extraño que un grupo comando preguntara primero y matara después. Si lo hubieran querido hubieran tumbado la puerta, lo hubiera matado un francotirador, hubieran tumbado el edificio con un misil dirigido a las bases debilitadas por los años de lluvia, viento, tierra y falta de mantenimiento.



- Si aquí me encuentro.



Fue todo lo que tuvo que decir mientras se movía suavemente con las manos medio levantadas para posicionarse frente a la puerta, observó que el hombre frente a él, tenía una mascara antigas, su mano estaba posada sobre su arma reglamentaria en la funda de su cintura, la cual ya le había quitado el seguro, la izquierda estaba lista para detener cualquier movimiento de criaturas que se le pudieran venir encima, tal como los habían entrenado, en caso de tener una criatura abalanzándose sobre ellos, no debían sujetarla, no debían pensar en tener más fuerza y empujarla, no debían confiar nunca en nada que no fuera desviarla y tumbarlo con un rápido movimiento coordinado de piernas y brazos, categorizando el contacto con la piel al mínimo.



Su guardia comenzaba a bajar, no mostraba querer atacar a Lionell, y este dio un respiro más tranquilo y profundo, demostrando que no atacaría tampoco. Detrás del mismo se encontraban otros 2 hombres cada uno con sus pistolas en las fundas, estaban apoyados uno del otro, espalda contra espalda cuidando los flancos con sus metralletas.



Por su mente recordó que de seguro tenían a un cuarto miembro del equipo cuidando, revisando las habitaciones del piso, tal como era el entrenamiento. No se podían dejar posibilidades abiertas, o tal vez acompañaba a un segundo grupo en esa labor que era lo mas seguro y practico en estos casos.



Su mente viajó por un momento a su pasado, aquellos años en el asentamiento de sobrevivencia Libertad Americana XIII, cuando el entrenamiento comenzaba, cuando convenció a aquella muchacha hermosa, buena en la cama, mejor en la diplomacia, y excelente con su poder de convencimiento, de que él tenía que comenzar su entrenamiento, que no quería quedarse de brazos cruzados y quería ir a pelear por recuperar la tierra que por derecho les pertenecía a las personas vivas y no a Ellos.



- ¿Me esta escuchando Señor? – Las palabras lo habían devuelto al aquí y el ahora. –Le he preguntado si ha comprendido las órdenes…



- Disculpe estaba esperando que vinieran a matarme, no a darme alguna orden o algo así.



- Y porque lo deberíamos de ma…



- No es de importancia soldado. ¿Cuáles son esas órdenes?



- Nos han informado para tomar control del perímetro, le hemos traído suministros, y se nos informó que específicamente se le deje descansar y se le ayude con cualquier tarea o actividad que no este fuera de nuestro rango de acciones. Es libre de irse y retirarse en cualquier momento, pero un SS (Silent-Shoper) vendrá por usted en exactamente… - Volteo a ver su reloj de pulsera, era un Casio, pero había notado que el reloj parecía un poco pequeño y femenino. A decir verdad observando al soldado, notaba algo extraño en todo él, su uniforme y sus movimientos. Pero con su voz distorsionada por la mascara no habría podido decir qué era exactamente. – 45 horas 32 minutos señor. ¿Ha comprendido?



- Claro que si soldado, puede descansar, actualmente no pertenezco más a las fuerzas de IBR y por consiguiente tampoco tengo un rango aquí adentro.



- No importa eso señor…



Se tomo la parte de atrás de la mascarilla, y se la comenzó a quitar, para que pudiera ver su rostro, un cabello negro como la noche, era largo pero estaba tomado en una cola en la parte superior del mismo, debía de tener un alto rango para que la dejaran tener un cabello así y no cortárselo, descubriendo luego una piel blanca y pálida, ojos castaños claros y con los rasgos asiáticos muy distintivos, no tendría más de unos 25 años. Sus rasgos faciales se le hacían conocidos de alguien pero no lograba recordarlo exactamente.



- Cuando aún estaba con nosotros mi padre era su compañero, OASIS era su nombre clave, y siempre al regresar a la base me contaba todo lo que hacían en las excursiones, como Lionheart le salvaba el culo a sus compañeros y él se lo salvaba a usted, en más de una vez de manera literal según me contaba.



Si… Lionheart lo recordaba bien. En aquellos años cuando el fue parte de la IBR, era el francotirador del equipo, siempre que les tocaba ir a algún lugar a buscar medicina, comida y sobrevivientes, OASIS le gastaba bromas sentándose en su trasero “para cuidarle las espaldas mientras estés ahí tumbado chaval…”. Era un hombre de unos cuarenta y pocos años, pero tenía la contextura de un hombre que apenas si pisaba los 30, y poseía una musculatura muy recia. Podía ver buena parte de aquel rostro reflejado en la cara de la niña… Atsuko… Se llama Atsuko en honor a su abuela, me lo había contado Oasis, que perdió a su esposa que era japonesa. Ella se colocó una mano en el oído donde tenía el intercomunicador, y al soltarlo los 2 hombres que estaban tras ella se levantaron y se pusieron en posición de descanso.



- Claro, que me gustaría preguntarle muchas cosas, como por ejemplo si sabe que pasó con mi padre, aquel día en que todo su equipo desapareció y dejaron de responder. – Lionheart sabía exactamente lo que había pasado, bajó la mirada para ocultar su dolor y su pena, no era un momento para conversar de aquél, día, tal vez nunca lo sería. - Pero no es el momento, ni la hora, y nuestras órdenes son de no hablar con usted más de lo necesario. Por lo que será para otro día, pero al ver que de verdad es usted, tengo entonces esperanzas de que mi padre posiblemente también este vivo.



No quería darle falsas esperanzas, pero tampoco era el momento de contarle como había muerto su padre. Lionheart guardaría silencio por un tiempo sobre lo ocurrido en esa época hace ya 2 años según él creía, (¿o ya eran 3?), la verdad desde que dejó todo atrás y solo se concentró en buscar información había perdido la noción del tiempo en más de una oportunidad.



Lionheart no quiso decir ni una palabra, entró de nuevo en la habitación, dándole la espalda, sabía que era lo peor que podía hacer en ese momento, pero el verla a la cara le había provocado querer llorar, el parecido a su padre era muy alto, los rostros se sobreponían uno al otro, pero uno de ellos tenía un agujero de bala en la frente, mientras el otro tenía un cutis hermosamente cuidado.



Atsuko entró tras él ha la habitación, los 2 soldados quedaron en el marco de la puerta, en posición de descanso pero atentos a sus lados del pasillo. Ella observó detalladamente la habitación, exceptuando por la computadora portátil, un bolso pequeño que dedujo tendría parte de la ropa, y muchos papeles sueltos y salidos de otro bolso más pequeño, no existían grandes lujos en aquella habitación.



La mesita de noche la decoraba un viejo ventilador destapado, al parecer para poder ser reparado, que estaba funcionando, la ventana donde estaba la mesa y el computador daba a la ventana con las escaleras de emergencia. Desde el helicóptero había visto que había cumplido a cabalidad los pasos de supervivencia en entornos hostiles y en solitario, obstaculizando levemente las escaleras para escuchar a los zombies en caso de acercarse, pero no demasiado para una rápida huida de alguien atlético.



Dejó sobre una cama individual, un bolso con alimentos, cambios de ropas y buena parte de las pertenencias que había dejado en el asentamiento L.A. XIII. Entre ellas sus condecoraciones, ropa militar, y unas pocas fotos que Lionheart esperaba no ver más pero más tarde en la noche al estar solo, y verlas lloraría con los tristes recuerdos de “los buenos días”.



- Si no tiene nada que pedir o que comunicar lo dejo por el momento Señor. Perdón, con la emoción de verlo vivo, se me olvidó informarle que en caso de que decida regresar con nosotros será ascendido a Sargento, y como un secreto entre nosotros, parece que le tienen una medalla esperando en “La reunión” a la que lo llevaran en 2 días. O por lo menos eso escuché.



Ella se retiraba, se dio la vuelta con una sonrisa dibujada en su rostro, su corazón tenía esperanzas de nuevo, - Si Lionheart se salvó, tal vez mi papá siga allá afuera… - Cerraba la puerta tras ella, y Lionell se permitió un momento para recostarse he intentar dormir, sabía que seguramente dejarían a los dos soldados tras su puerta, así que cerró sus ojos, y dejó que una lagrima corriera por su mejilla, mientras soñaba con su pasado…

miércoles, 22 de febrero de 2012

CAPITULO 5 “NOTAS DEL AUTOR” III

CAPITULO 5

“NOTAS DEL AUTOR” III



Debo pedir disculpas por no continuar escribiendo, pero una llamada me interrumpió y no pude continuar haciéndolo. Debo informar que voy a dejar ese escrito de trayecto para otra oportunidad… Se acaban de comunicar conmigo. Era la Doctora Garrido. Me va a otorgar una entrevista. La persona que se comunicó conmigo me informó que esta interesada en el trabajo que estoy realizando y desea aclarar algunos puntos, antes de que, según ellos, se salgan del alcance de mi mano.



La entrevista será en 3 días, enviaran a por mi dentro de 2 días por lo que tengo algo de tiempo para organizar las posibles preguntas que le realizaré, que cosas quiero saber, y que cosas serán importantes durante esa conversación.



Y hablando de tiempo, ahora que lo pienso un poco y saco las cuentas, la diferencia de tiempo entre lo ocurrido en los laboratorios infernales, y el virus llegando a la capital ¿fue de apenas 1 semana, o menos?...



A pesar de ser propagación por mordida, que los muertos se vuelven a levantar y demás, ¿como pudo extenderse tan rápido a Suramérica?, de hecho ¿Cómo es que se propagó tan rápido con Asia, Europa, África con apenas días de diferencia?



Si perfecto, el desconocimiento de cómo se propagaba, nadie sabía que buscar exactamente en los exámenes médicos, los aviones y distintos medios de transporte de gran velocidad por el mundo… ¿Pero que solo tardara días en crear un caos mundial? No se. Eso lo voy a corroborar con la doctora mejor, ellos deben de tener mas data a la que yo poseo seguramente.



También necesito saber, porque el gobierno lo encubrió tanto, porque no dieron la alarma antes al conocer que los laboratorios estaban con una brecha de seguridad. Peor aún, es necesario que el público conozca porque no se dieron las ordenes inmediatas de bombardear esos territorios con bombas NAPALM y eliminar el virus antes de que continuaran propagándose, o como engañaron al público informando que no tenían conocimiento sobre lo que estaba ocurriendo.



Por Dios, son tantas cosas que ahora se saben del gobierno y que aún no tienen respuesta oficial, que no puedo desaprovechar esta oportunidad. Si aún existieran los premios, apostaría que me ganaría cualquiera de ellos con esta entrevista, que promete ser la entrevista de esta era Post Apocalíptica.



Seguro que aquí también saldrá mucha información al aire. ¿Cómo surgieron los actuales comandos de exterminio?, ¿Los actuales “Ejércitos de Ares” (como es su nombre oficial), como fueron creados?, ¿Cuál es la verdadera proporción de seres humanos vivos que estamos en el planeta?, ¿Cómo están haciendo los demás gobiernos organizados en la reconquista de sus continentes?...



Es muy poca la información que nos llega a los civiles de por sí, y de hecho a mi se me ha hecho muy difícil conseguir y recabar la información que ya poseo en mi poder, y la que he publicado en estas paginas. Muchas de ellas con sus riesgos de muerte claro está.



Espero poder de verdad aclarar mucho las cosas que se están moviendo, que me dejen preguntar, y mas importante que me respondan las cosas que tenga pendientes.

miércoles, 15 de febrero de 2012

CAPITULO 4 “SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VIII “La guerra había llegado…”

CAPITULO 4

“SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VIII

“La guerra había llegado…”



Debo admitir, que tengo muchas lagunas, y aunque estoy intentando ahorita de recordar el trayecto, la verdad es que creo que mi mente borró el resto de los sucesos de ése día, en especifico el camino de Chacaito a Plaza Venezuela.



La verdad no se como no me comieron en ese trayecto, intentaré contar algunos puntos que recuerdo, aunque no recuerde todo el camino por el boulevard. Aún ahorita después de recordar la escena que les describí la semana pasada, les confieso que esa noche estuve llorando y no pude dormir. Mi conciencia no me deja pensar tranquilo, se que debería de haber acabado con el sufrimiento de aquel bebé, pero de verdad no tuve fuerza de voluntad.



Recuerdo haber visto por el trayecto que me tocaba recorrer, muchas de esas criaturas, algunas golpeaban las puertas de locales que estaban cerrados. Otros estaban arrodillados en grupos comiéndose a algún pobre ser que no pudo seguir corriendo.



Si recuerdo que aún había muchas personas corriendo por las calles, y los choques a mi espalda en la avenida Francisco de Miranda, hasta donde alcanzaba mi vista, estaban a la orden del día. Algunos incendios se veían a lo lejos, disparos en las calles, pude ver incluso policías convertidos en esas cosas.



Parecía como si una guerra hubiera estallado en medio de la noche, cuerpos, sangre, brazos, una de esas criaturas caminando mientras daba un mordisco al brazo que llevaba en la mano como aperitivo, aquel otro que saltaba del edificio para caer contra el pavimento.



Lo que si recuerdo que terminó de despertarme en aquel momento, fue escuchar una explosión que sentí como si hubiera temblado un poco el suelo. Al voltear a ver, note un humo muy grueso y oscuro que ascendía al cielo con forma de hongo y si no me equivocaba provenía de la estación de gasolina que estaba diagonal al hotel de donde venía. Créanme que no tenía ganas de ir a averiguarlo.



La adrenalina parecía continuar y continuar bombeando de a ratos en mi cuerpo, por fin sentía lo que quería sentir. Me había preparado toda mi vida para algo así, pero no de esta magnitud. Quería una guerra que cubrir, quería una guerra que pudiera reportar para alguna importante compañía, comenzar en los canales locales de noticias y llegar a algún canal internacional con el tiempo. Pero no había ni terminado la universidad, apenas si la había comenzado, y ya tenía un brazo sin poder utilizar, y una pierna que no me permitía moverme con facilidad.



Comencé de nuevo a moverme en dirección al centro, hacia Plaza Venezuela, pero tenía un largo boulevard que atravesar si quería llegar a mi destino final. Tal vez acercarme al hospital universitario que le pasaría por un lado y observaría la posibilidad de que me vea un medico o enfermero, o un poco más allá estaba el Parque Los Caobos donde posiblemente hubieran montado también algún punto militar de control y rescate hospitalario. Lo importante para mí en ese momento era que me revisaran el brazo, y conseguir un lugar para luego descansar, dormir, comer algo, y pensar que sería lo siguiente en hacer.

miércoles, 8 de febrero de 2012

CAPITULO 4 “SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VII “Algunos milagros, solo nos joden…”

CAPITULO 4

“SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VII

“Algunos milagros, solo nos joden…”



En aquel momento no podía comprenderlo, sabía como había ocurrido, ahorita viendo la situación en perspectiva, fue un milagro que saliera vivo, aunque de una manera muy horrible y que no hubiera pensado utilizar si hubiera pensado que funcionaría.



Cuando caí por la ventana con aquel cuerpo, la puse a ella por delante de mí y separándola con mis brazos para no ser mordido y morir con la “tranquilidad” de que no regresaría como uno de ellos… Sin embargo eso fue precisamente lo que me salvó.



Cuando chocamos con el techo de zinc, mis brazos amortiguaron un poco el golpe acercándome a su cuerpo hasta “golpearlo” sobre sus pechos, pero el primer golpe no fue muy fuerte, debido a que el techo se partió y lo que logré fue que nuestra velocidad se redujera mucho, recibiendo el daño principal del impacto ella, continuamos cayendo y chocamos contra el techo de una camioneta.



Ya en ese momento si choqué con su cuerpo por completo, aunque como dije a una velocidad menor, y yo caí hacia mi derecha, que era la parte de carga de la camioneta Ford, mientras el cuerpo de ella se deslizó hacia el frente por el parabrisas.



Debí de caer inconciente por un corto lapso de tiempo, debido a que cuando desperté me dolían los brazos, sentía que no podía afincarlos y temía haberme roto un hueso. Me dolían las costilla del lado derecho de mi pecho, y de seguro tendría un moretón, pero estaba vivo.



De alguna manera que no me interesaba en ese momento, estaba vivo. Y ya escuchaba a una de esas criaturas a un lado del vehiculo asomado con sus brazos levantados y gruñendo buscando alcanzarme. Definitivamente no tenían un pensamiento racional como había pensado arriba.



Me fui a levantar, apoyándome en mi lado izquierdo para alejarme del dolor. Graso error, El dolor recorrió mi brazo, la espalda y sentí que la cabeza me iba a estallar. Me dolía la muñeca y no podía mover la mano. De hecho no podía mover el brazo entero sin sentir un fuerte dolor de solo pensarlo.



Tal vez me había roto un hueso, que en lo mas profundo de mí esperaba que no fuera así, o en el mejor de los casos solo sería algunos huesos rotos en la muñera y la mano, y el hombro dislocado. La vista se me nublo un poco por el dolor, y entonces comprendí que aunque me doliera como un demonio, debería usar mas mi lado derecho.



Al levantarme pude ver como otros 2 de Ellos venían ya caminando al vehículo, atraídos por el sonido de mi caída, o tal vez el olor a sangre fresca, no sabía y no me interesaba saberlo en ese momento.



Empecé a patear un lado del vehiculo para que se acercaran a ese lado, y cuando sentí que estaban lo suficientemente cerca de ese lado de la camioneta, me fui al lado contrario y brinqué. No sin algo de dolor, me dolía todo el cuerpo pero no podía pararme ahí.



Me agache para que no me vieran, avancé un poco a la parte del frente de la camioneta, y le dí dos golpes fuertes, con mi mano derecha, para atraerlos hacia ésa área del vehiculo mientras yo caminaba hacia atrás para buscar salir del estacionamiento.



Me fui medio cojeando hacía la entrada del estacionamiento, y pude ver algunas de esas cosas caminando fuera del portón del Hotel. Lo mas silencioso que pude, y al mismo tiempo lo más rápido que el dolor me permitía me acerque al mismo. Y pude ver vehículos abandonados en la calle, escuché como en la autopista se chocaban unos vehículos en cadena.



Lo bueno es que no había tantos de Ellos en la calle. Por lo que comencé a caminar rápidamente, y esquivándolos como podía y pasando entre ellos, atravesando un carro, metiéndome en uno y saliendo por el otro lado para evitarlos en la medida de lo posible, seguí andando en dirección al boulevard.



No tienen que preguntarme porqué no agarre un vehiculo y me fui de ese lugar. Bueno, empecemos porque la pierna derecha me dolía demasiado al pisar, (no se imaginan cuanto), continuando porque eran muchos los que no tenían las llaves y yo no sabía en esa época cuales eran los cables a cruzar para encenderlo y eso, (que en las películas parecía muy sencillo), tercero porque los que tenían las llaves puestas estaban en medio de un choque sin funcionar el motor, o tan atorados en medio de un embotellamiento de vehículos que era más rápido ir a pie, antes que ponerse a chocar vehículo tras vehículo, para sacarlos de ahí mientras Ellos rodeaban el vehiculo.



Aparte, que la escena no era muy acogedora. En casi todos los vehículos se observaban rastros de sangre y peleas, y hubo uno en específico, un Celica, que me destrozó y me hizo dejar de voltear al interior de los vehículos.



En el asiento trasero pude observar a un niño como de 4 o 5 años, que había sido convertido en uno de Ellos comiéndose los restos de una niña, que aún sujetaba su muñeca. La criatura estaba muy concentrada para verme, y cuando llegue a ver el rostro de la niña pequeña con su brazo caído, sujetando una pequeña muñeca, la sangre corriendo de su bracito hasta empapar la ropita de la muñeca. Su hermoso cabello claro, semi-ondulado y algo sucio, rostro con los ojos cerrados casi guindando de su cuello de lado, mientras un hilillo de sangre corría de su boca y aquel monstruo mordiéndole una pierna y comiéndose su carnita después de destrozarle el vestidito, que parecía haber sido azul… de un azul claro como los ojos de Brittany que no dejaban de seguirme cada vez que cerraba mis ojos.



Salí corriendo de ese vehiculo, (si se puede llamar correr a mi andar cojeando), al no soportar esa imagen. Pude ver unas de esas cosas subiendo por el medio de la calle, parecía una ola de criaturas subiendo de Las Mercedes a Chacaito. Me asomé en el Mc, para ver si podía intentar de conseguir algo de beber. Sentía mi garganta seca, y tenía mucha sed. Lo único que pude ver a través de la ventana externa fue una orgía… pero una orgía de esas criaturas en medio de un banquete entre las mesas, todos estaban completamente bañados en sangre, al lado de las puertas parecían haber intentado de colocar barricadas, pero parecían haber entrado por las ventanas que no protegieron.



Me alejé y al llegar al semáforo, pude ver un grupo dentro de “La Arepera” de la esquina, (lo coloco entre comillas porque el que no sea venezolano no sabrá lo que eran esos lugares…), y me lancé al suelo detrás de un vehiculo para tomar aire. Caminar con esa pierna en ese estado, con el dolor del brazo que no podía mover agotaba a cualquiera, y aún estaba demasiado adolorido.



Entonces comencé a pensar… ¿Que haría? ¿A dónde debo ir y de que forma?, los hospitales deben ser un caos, no quiero ni pensar como estará el metro si es que llegó a abrir o si no los alcanzó el virus durante la noche. Las calles y avenidas estaban llenándose a cada momento de más y más vehículos abandonados. Tenía tal vez una oportunidad, si intentaba de llegar a la casa de mi abuela en el centro, pero tendría que pasar por varias zonas que pensaba serían muy peligrosas.



Mientras estaba ahí divagando a donde, y como ir, sentí un jalón en mi pantalón, por la parte de atrás por mi espalda, fue algo sumamente suave, pero inmediatamente he instintivamente me lancé al frente, no se porqué no había estado pendiente de la parte baja del vehiculo, pero al ver lo que había sido me he echado a llorar por un rato…



Lo que había sentido sujetarse de mi pantalón, no era sino la mano de un pequeño bebe que no tendría ni el año, tal vez un poco más, que no podía caminar al faltarle una piernita… sus ojos, por Dios, sus ojos… no tenían vida, no tenía alma, no era capaz de mantenerse de pie, y se arrastraba en un horrible silencio mientras gateaba debajo del vehiculo siguiéndome.



Si Dios existe su sentido del humor es demasiado podrido, porque el dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, pues de ellos es el reino de los cielos…” el cielo ni una mierda… esto no podía ser así, esto es solo el infierno sobre la tierra…



Empecé de nuevo a moverme… no podía dejarme congelar, pero no podía dejar de llorar, nunca me quitaré esa carita, su cabello liso sucio, sus cachetes gorditos, sus ojos sin color y sin alma, no fui capaz ni de acabar con su sufrimiento, no pude, no pude…

miércoles, 1 de febrero de 2012

Capitulo 4 “SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VI “La muerte camina entre nosotros…”


Capitulo 4
“SEXO Y MUERTE EN EL JACUZZI” VI
“La muerte camina entre nosotros…”

Me encontraba destrozado. Solté la mano de Brittany, y la deje un momento en el suelo, pasé por sobre el cuerpo de la mujer que acababa de matar con los golpes de la silla en su cabeza, reventándole el cráneo en pedazos. Y tome la otra silla para asegurar un poco más la puerta, donde ya se escuchaba que habían otras criaturas golpeando también.

Regresé a donde estaba el cuerpo de Brittany, la levanté y la puse sobre la cama, en el centro de la misma, su cabeza reposando sobre las almohadas, los brazos cruzados en sus perfectos y hermosos pechos que ahora eran fríos, grises y faltos de toda aquella vida que rebozaban hace apenas unas horas.

La tape por completo con una de las sabanas, y aunque pensé en hacerlo con una limpia, no iba a ser posible encontrar una, puesto que las había manchado con sangre mientras buscaba detenerle la hemorragia.

Por alguna razón me sentía seguro en esa habitación, me acerque con cuidado al baño, para no encontrarme con más sorpresas, y escuché afuera de la habitación un golpe, y a alguien gritar, al mismo tiempo que esos monstruos dejaban de golpear mi puerta. Alguien más había llamado su atención.

Aproveché de quitarme la camisa, y lavarme un poco, me quite la suciedad del rostro, la sangre de los brazos, el cuello, y mojé la camisa para disipar un poco la sangre que en ella se encontraba, observaba como el agua bajaba lentamente y roja por el lavamanos, mientras pensaba como estaría mi familia y mi pareja. Si tal vez los volvería a ver, o si ya habría llegado también el virus hasta la casa.

Tomé el secador y lo llevé al enchufe más alejado de la habitación, aquel que daba a la ventana. Me subí sobre un banquito, que era mas una butaquita, abrí la ventana y me asomé por ella mientras secaba un poco la camisa, y rezaba porque no fuera escuchado por las cosas que estaban en el pasillo y que ahora estaban distraídos con algún otro desafortunado.

Pude observar que de haber llegado al primer piso tal vez hubiera podido intentar de salir por la ventana, pues el techo de zinc del estacionamiento en la parte de atrás del hotel no le quedaba muy lejos, pero desde aquí, sin un buen plan, serían de seguro unos huesos rotos o peor.

Cuando pensé en lo horrible que sería mi caída, y como podría quedar si no me moría, en una posición muy mala para mí y fácil para ser comido por esas criaturas, me dieron fuertes escalofríos y unas fuertes ganas de llorar. En ese momento fue cuando caí en cuenta, se suponía que la mujer del baño debía estar muerta, y aún así se levantó para atacarme.

Pero eso no era posible, una persona con los intestinos fuera de su cuerpo, con la pérdida de tanta sangre debía de haber estado muerta hace horas… a menos que…

Habían pasado un poco más de una hora, me coloqué de nuevo mi camisa, aunque no estaba del todo seca, era mejor que lo completamente empapada que estaba, y no seguiría jugando a la posibilidad de atraer a esas cosas hasta la habitación.

Necesitaba estar seguro de una teoría que se formaba en mi mente, era la única explicación lógica que le encontraba como explicación a que el virus se estuviera propagando tan rápido por la ciudad, y por otro lado una forma muy oscura de lo que sea que lo había provocado para asesinar y seguir atacando a los humanos.

Tomé la correa de mi pantalón y amarré las muñecas de Brittany, no sin antes pedirle disculpa aunque sabía que no me escuchaba, pero sin saber por qué me encontraba hablando con su cadáver, le prometí que si se convertía en una de esas cosas delante de mí no la dejaría en ese estado ya que no era lo que ella hubiera deseado.

Le coloqué un trapo de sabana en la boca, amarrado en la parte de atrás de la cabeza, para no permitir que me mordiera en caso de que mi teoría fuera cierta. La volví a recostar, sobre la cama, y al final de la misma, en la pared inferior, donde estaba el espejo y arriba un televisor, había un pequeño espacio donde me podía recostar, y esperar.

Intenté de devolver las llamadas, y los mensajes, pero parecía que ya las líneas estaban saturadas, deje las cortinas abiertas, y pude observar que el cielo comenzaba a aclararse poco a poco, me coloqué los audífonos,  puesto que escuchar los murmullos, y los pasos de las criaturas que estaban fuera de la habitación me estaban volviendo loco.

De vez en cuando alguno golpeaba la puerta, pero no pasaba de ahí, puse en aleatorio el celular, y pensaba en qué podría hacer si ella se levantaba, si sería capaz de hacerle lo mismo que a los otros dos desconocidos cuando nos atacaron, si sería capaz de defenderme, y dependiendo de la canción que sonara mis ánimos subían y bajaban, con las baladas románticas me ponía muy triste y al borde de llorar pensando en todas las cosas que habían ocurrido, y cuando sonaba algún rock, o ska sentía que sería capaz de hacerlo, que podría acabar con su sufrimiento sin dejar que se convirtiera y vagara como uno de esos monstruos.

Tal vez será el destino, pero al culminar la canción de ONE de U2 que puse a propósito para alejar los malos pensamientos de mi mente y pensar en el hermoso momento que había vivido horas antes, ese momento que había sido mi mayor momento de felicidad de toda mi vida, calculé que no habían pasado ni una hora y media desde la muerte, aunque no lo sabía con exactitud, después de lo rápido que ocurrió todo no lo se… En ese preciso momento pude observar como el cuerpo de ella se levantaba por debajo de la sabana.

Fue casi como si supiera que estaba escuchando esa canción, la sabana se corrió por su rostro, por sus hombros hasta su cintura, con los ojos cerrados, me preparaba para lo peor. Esperaba ver aquellos ojos azules y pensar que estaba con vida, que no se había convertido en una de esas cosas.

La llame por su nombre, y abrió los ojos, ahí estaba… aún conservaba el azul del cielo, en el día mas hermoso, un azul claro y hermoso que aquella noche en la discoteca me había hechizado entre los chispazos de las luces y el alcohol corriendo por mi sangre…

Aunque sus ojos aún eran de un azul hermoso, su expresión se comenzó a volver agresiva, y llena de rabia. En mis audífonos comenzó a sonar la canción que consideraba perfecta para mi muerte, Hotel California de Eagles…

Mientras sonaba las primeras notas de la guitarra, le dije que si aún estaba conciente de lo que ocurría se podía quitar la sabana de la boca con sus propias manos y yo se los desamarraría… Esperé una respuesta, un indicio de que no era uno de ellos, y lo único que conseguí fue un movimiento agresivo buscando morderme y abalanzándose al frente como un animal salvaje.

Ya escuchaba la letra de la canción, “This could be heaven or this could be hell” me levanté, y me le acerqué suavemente con mucho cuidado para evitar ser mordido. Le dije que prometía que no le haría daño pero seguía sin responder, y continuaba intentando de atacarme.

La tome por los hombros, y la moví un poco para ver si reaccionaba, aún tenía sus ojos azules, no podía haber perdido aún su alma, no podía ser aún un muerto caminando, pero ella seguía solo buscando morderme, comencé a empujarla hacia la ventana, mostraba una fuerza mayor que la que tenía en vida.

Al llegar a la pared la levanté un poco, mientras observaba sus azules ojos irse apagando y perdiendo poco a poco el color de los mismos.

Me subí al banco, y le prometí que no la dejaría sola, escuche los golpes en la puerta y no quise voltear a ver que ocurría en la misma. Me preparé para saltar, observé de nuevo sus ojos mientras empujaba a su espalda para caer juntos, intentando hacerlo de cabeza y morir junto a ella. Ya no me importaba mas nada. El virus se propagaba por las mordidas, y de seguro sería el fin del mundo con esta mierda que se extendía tan rápido.

Mientras caíamos ella pareció calmarse y dejar de atacar mientras me veía a los ojos sin volver a intentar de atacarme, al ver sus ojos, pude ver como el último indicio de color desaparecía de ellos, quedando solo su cuerpo sin alma, y en mis oídos escuchaba el segundo coro de la canción despidiéndome de este mundo cantando:
Welcome to the Hotel California
Such a lovely place…
Such a lovely face
They livin’ it up at the Hotel California
What a nice surprise, bring your alibis