miércoles, 23 de enero de 2013

Capitulo 10 "Apocalipsis en Navidad". V Año Nuevo, Vida Nueva, Poderes Nuevos...


V
Año Nuevo, Vida Nueva, Poderes Nuevos...

-      No puedo negarlo… estaba aterrada y me era imposible pensar que podía hacer…

Lori continuaba su relato… Lionell estaba asombrado de saber que los zombies no la atacaban siempre y cuando se mantuviera moviéndose lento, no gritara o llamara mucho la atención, a pesar de conocer que cuando lo defendieron y lo buscaron en aquella ciudad perdida de la mano de Dios, atacados por los Licans, ella había mostrado ciertas habilidades para sentirlos y/o detectarlos, incluso antes de poderlos ver.

Pero de ahí a que los zombies no la atacaran era un camino muy largo… Se podía imaginar todas las posibilidades que había de sobrevivir con esa ventaja, solo tendría que tener sumo cuidado… Pero en su mente se hacía una pregunta que cualquier persona se haría escuchando su historia, “¿Qué tan cuidadosa podría mantenerse una niña de 9 o 10 años?”…

La curiosidad lo mataba, le interesaba saber más sobre esta historia, puesto que en todas las historias que aún tenía sin publicar, el hospital de Río de Janeiro, los cuentos de los “Niños del Bosque” que le han comentado sobrevivientes de Francia, o incluso las historias de unos pocos Venezolanos más que conoció en los asentamientos de la IBR, o en sus 2 años de búsqueda de la verdad, hasta ahora no había escuchado este tipo de habilidades en una persona con vida.

-      Lo primero que hice fue ir a mi casa unos pisos más abajo, o por lo menos creía que sería unos pisos más abajo, - Continuaba su historia con calma, su respiración suave, y la mirada perdida entre sus manos tranquilas a la altura del estomago. – Pero la verdad era que, aunque reconocía que era el edificio en el que vivía, no sabía en que piso estaba, y todo estaba lleno de sangre en el piso, era muy pegajoso y difícil caminar, y los zombies estaban por todas partes…

       A los que más miedo les tenía eran a los que les faltaba alguna parte del cuerpo, por ejemplo cuando les faltaba un brazo y les podía ver los huesos, o los peores, los que les faltaban las piernas y se arrastraban… A esos les tenía mucho miedo, porque entre los que estaban en el suelo podía brincar cualquiera de ellos.

       Esa sensación de no saber cuando uno de ellos te iba a brincar encima… Era horrible, y cuando veía que uno caminaba hacia mí directamente… Debo confesar que me hice encima varias veces.

       Ver a esos monstruos más grandes que una, caminando lentamente, oliendo como las cloacas de la ciudad, horribles… En varias oportunidades contuve más los gritos porque sentía que me quedaba sin aire, que por fuerza de voluntad propia. También tuve que contener mis ganas de llorar cuando uno de ellos me pasaba por un lado, casi tocándome, yo me quedaba sin moverme, siempre sentía que me iba a desmayar, que caería, que se voltearía y me agarraría…

       En una oportunidad, mientras bajaba las escaleras a la casa, uno de ellos me estaba pasando por un lado, tenía una camisa suelta, le faltaba un brazo y la parte de debajo de la boca… Yo ya podía ver la entrada de mi casa, y sabía que era mi casa porque la puerta aún estaba abierta y podía ver hacia adentro los muebles de la casa.

       Pero el zombie que me pasaba por al lado… Era un señor conocido… Siempre cuando me veía con mi mamá, se ponía a hablar con ella, conversaban de cosas que yo nunca entendía y cuando terminaban de hablar, siempre se agachaba para ponerse a mi altura, me hacía alguna pregunta fácil, como una suma, una resta, o cuando se celebraba una fiesta en el país… Siempre que respondía bien me regalaba una chupeta, un caramelo o una galleta, pero cuando no respondía o respondía mal me decía que tenía que estudiar un poquito más para seguir aprendiendo y no me daba mi premio…

       Siempre llegaba luego a mi casa buscando lo que me había preguntado, y lo estudiaba… La siguiente vez que me lo preguntaba sabía la respuesta y conseguía mi dulce… Pero verlo así… Destruido…

       El momento que me hizo terminar de gritar, fue cuando tropezó pasando a mi lado, no se si pisaría algo que lo haría caer, o se llevaría algo por el medio, en la oscuridad no podía ver bien porqué había caído, yo misma caminaba muy despacio y siempre pegada a las paredes para no caerme, pero cuando se cayó a mi lado grité… Grité, corrí, lloré… y seguí corriendo a mi casa.

       Pude ver a varios de los zombies que empezaron a voltearse a donde yo estaba y a caminar hacia mí, mientras yo entraba en mi casa, no busqué nada, ni la habitación, ni a mis padres nada… Solo corrí, llegué a mi cuarto y cerré la puerta a mi espalda…

       Esperaba que en mi cuarto estuviera segura… Sabía que ahí podía estar segura. Me arrodillé con la espalda pegada a la puerta, lloraba para mis adentros mientras tenía la cabeza entre mis rodillas…

       En ese momento escuché el primer golpe en la puerta, casi grité, pero me mordí los labios y contuve las ganas de hacerlo. Sentí un segundo golpe en la puerta, y levanté mi mirada… En ese momento entendía que mi cuarto no era seguro como había pensado.

       La puerta al cuarto de mis padres estaba cerrada, pero en la pared que tenía frente a mí, que daba a la ventana hacia la calle, estaba uno de esos monstruos, buscando levantarse. Le faltaba toda la parte de aquí – Se señala toda la zona abdominal y el pecho de ella misma… - Todo lo que estuviera en la barriga y debajo de estos huesos le faltaba, por eso cada vez que intentaba de levantarse, su propio peso parecía lanzarlo al suelo, y escuchaba algo romperse…

       Lentamente me levanté de un lado de la puerta, y empecé a dar unos pasos a la puerta del cuarto de mis padres… Ese monstruo al no poderse levantar empezó a arrastrarse hacia mí. Yo estaba llorando, no recuerdo si fuerte o para mí, pero si recuerdo que mis ojos no podían ver muy bien, que todo lo veía borroso por las lágrimas que tenía y me salían.

       Logré pararme de espaldas a la puerta que daba al cuarto de mis padres, y el zombie seguía arrastrándose, mucho más lento que los que caminaban, dos manos golpearon de nuevo la puerta donde yo había entrado, ya habían dos de ellos ahí afuera, no recordaba si la puerta al cuarto de mis papás estaba cerrada cuando entre en mi cuarto, eso me asustaba, pero sin quitarle la espalda a la puerta, y buscando abrirla lentamente, veía como ese monstruo se acercaba a mí, abriendo y cerrando su boca…

       Aunque no pueden hablar, me parecía escucharle llamarme… No por mi nombre, sino mencionándome como “Comida… Comida…” cada vez que habría y cerraba la boca, ahorita sé que era mi imaginación, pero en ese momento para mí, el monstruo me estaba hablando…

       La mente de un niño siempre inventa mucho… y en ese momento con todo el miedo de mi cuerpo con más facilidad pude imaginar muchas cosas…

       Logré abrir la puerta del cuarto de mis padres, pasé al otro lado rápido, y cerré la puerta a mi espalda, empecé a revisar el cuarto, y voltee a mi izquierda, la puerta estaba abierta, dí unos pasos rápidos y cerré esa puerta antes que los zombies en mi puerta se terminaran de voltear a buscar el sonido de mi puerta cerrarse.

       Volví a colocar la espalda contra la puerta, y escuché de inmediato el primer golpe contra la puerta, en la ventana las cortinas estaban cerradas, intenté de abrir la luz, pero no se encendió… Entonces recordé que en el apartamento donde estaba la gente estaba con velas, por lo que seguro no había luz…

       En ese momento no me puse a pensar como había podido “ver” el zombie en mi cuarto cuando había tanta oscuridad… Pero eso prefiero explicarlo después…

       Me arrodille en la puerta igual que había hecho en mi cuarto, pero esta vez no estaba llorando ya tanto… Solo tenía el miedo y el dolor en el pecho, creo que se me habían acabado las lágrimas…

       A pesar de lo oscuro del cuarto, comencé a intentar de ver si había un monstruo aún en el mismo… Mis padres, o algún otro… Entonces me vino a la mente que mi papá y mi mamá aún podían estar ahí en el apartamento y quererme comer,  también pensé que no los había visto al entrar, aunque con la carrera, tampoco me había detenido a buscarlos para saber si estaban aquí…

       Ahora tenía 3 manos golpeando la puerta de mi espalda, y una más golpeando la puerta que daba a mi cuarto, por la parte de debajo de la puerta… Empecé a mecerme sobre mí misma, mientras intentaba de ver si había algún monstruo en el cuarto…

       Estaba oscuro, no podía ver nada… Casi no podía ver mi mano si la estiraba completa, en ese momento fue que pensé un poco más ¿porqué sí había podido ver al otro en mi cuarto?, este estaba igual o más oscuro que el otro cuarto… incluso comencé a pensar que tal vez ese zombie brillaba en la oscuridad o algo así para haberlo podido ver.

       En ese momento cerré mis ojos, me dolía el pecho por tanto que había llorado, intentaba de contener mis lagrimas, si yo no podía ver al monstruo, tal vez él tampoco pudiera verme en esta oscuridad.

       Cuando mi mente estaba pensando muchas cosas, los golpes a mi espalda y en la otra puerta me mantenían despierta todavía… Entonces lo sentí por primera vez… o tal vez segunda si contamos la de mi cuarto, pero esta vez si notaba que lo estaba sintiendo.

       Era como si en mi mente pudiera ver a través de la puerta los zombis, casi podía ver los tres que estaban de pié ahí detrás de mí, con sus manos golpeando suavemente la puerta, con la mirada vacía en la oscuridad de la noche, sus bocas abiertas, sus pechos destrozados, la falta de brazo del que había llegado de último, la falta de la barriga del que tenía a su lado, y del que estaba en mi cuarto en la otra puerta también lo podía “ver” en mi mente. Creí escuchar los pasos de un tercero, y en mi mente me alejé un poco de la puerta de mi espalda, y note a un cuarto zombie que se acercaba caminando a la fuente del sonido de los golpes, con muchas cosas colgándole de la barriga abierta y arrastrándolo dejando un camino de sangre en el pasillo.

       Me dio mucho miedo, quería cerrar los ojos, pero entonces volví a comprender que tenía los ojos cerrados y que solo los estaba viendo en mi mente. Algo se disparó en mí, dejé de ver los que estaban afuera, y pude ver un zombie que estaba saliendo del baño que estaba en el cuarto de mis padres… se arrastraba, parecía llamado también por el sonido de los golpes en la puerta.

       Abrí los ojos asustada, todo estaba muy oscuro… pero en medio de la oscuridad, pude ver la silueta de ese zombie que se acercaba a mí arrastrándose… Del miedo, empecé a sollozar de nuevo, y a arrastrarme con la espalda contra la pared y dándole a mis pies para moverme…

       Solo quería alejarme de ese monstruo que venía a mí… Empecé a alejarme a la esquina del cuarto, y entonces noté que no me estaba siguiendo a mí… solo estaba arrastrándose hacia la puerta donde estaban los otros zombies golpeando…

       Llegué hasta una esquina lejos de las puertas, y pude ver con un poco más de claridad el zombie que se arrastraba cuando llegó a la puerta y comenzó a golpearla también desde este lado del cuarto.

       Los golpes desde ambos lados de la puerta comenzaron a ser más rítmicos, mas fuertes y continuos entre los 5 zombies… Sus gruñidos, sus gemidos, sus bocas abriéndose y cerrándose… Sentía que me volvería loca… me subí a la cama de mis padres con mucho cuidado… sentí las sabanas llenas de algo muy pegajoso y que estaba casi seco… La lancé al piso he intenté de tapar los oídos con las almohadas para no escucharlos.

       Cerré mis ojos y deseaba con todas mis fuerzas no escuchar ni ver nada, pero podía escucharlos… los golpes de las puertas quedaron amortiguados, pero casi podía escucharlos gemir, y los veía con tanta claridad como si el cuarto estuviera con la luz encendida, y pudiera ver a través de la puerta y las paredes…

       Quería gritar, quería dejar que me comieran, quería ya que se fuera todo eso… y creo que me desmayé… No creo que fuera simplemente que me quedara dormida, sino que me desmayé…

       Cuando volví a despertarme, los golpes en la puerta continuaban, estaba echada en la cama, por la ventana entraba un poco de luz del sol, sentía mi garganta seca y con mucha sed, miré la almohada en la que había dormido y tenía sangre seca… Estaba muy oscura, pero parecía como si hubieran sido mis lagrimas, o como cuando me había roto la nariz jugando pelota con los muchachos en el colegio…

       Volteé a ver hacia la puerta, ahí estaba el zombie, casi sentado, golpeando la puerta de lado mientras, del otro lado, un par de manos le seguían la música y el juego a los sonidos… Pensé que tal vez no se habían retirado tan rápido esta vez, porque desde ambos lados se seguían dando golpes, y cada uno pensaba que del otro lado de la puerta había comida…

       Entonces sentí que mi estomago me pedía comida… Tenía hambre… Tenía Sed… y en este cuarto no tenía nada… En mi cuarto quedaba algo de comida y agua… Yo había salido a buscar jugo, pero aún tenía agua…

       Me dí cuenta que los golpes de la puerta de mi cuarto ya no continuaban… o bueno… Los golpes estaban ahí pero sonaban un poco más lejos, no como si los estuvieran dando en esa misma puerta.

       Me levanté lentamente… Sabía que ahora el zombie si podría verme cuando caminara, y no sabía si aún oliera a vomito como para que no me buscara atacar. Llegué hasta la puerta que daba a mi lado, el zombie que estaba arrastrándose ya me podría ver tranquilamente, pero no se me acercaba para atacarme.

       Cuando estaba ahí puse una mano en la puerta pero no escuché ningún golpe desde esa puerta, ni la sentí temblar… Si escuché un golpe un poco más adentro pero no en la puerta que tenía a mi lado.

       Con mucho cuidado moví el pomo de la puerta y la abrí lentamente, el zombie que tenía a mi lado en el suelo golpeando la puerta no se movió ni pareció notar lo que hacía… Empecé a revisar el interior de mi cuarto, y pude ver el otro zombie que estaba en él… estaba tirado sin poderse levantar golpeando la puerta que daba al pasillo, y otro zombie afuera le respondía suavemente los golpes.

       Entré lentamente en mi cuarto, pegada de la pared contraria a la de la puerta en la que estaba el monstruo tirado en el suelo… Llegué primero hasta mi cama, pensé en pasarle por arriba, me subí con mucho cuidado, pero la parte de debajo que sostenía el colchón rechinó por un momento.

       Eso provocó que el zombie que estaba en la puerta volteara a ver la fuente del suave sonido que había salido del interior de la habitación… Sus ojos blancos, de muerte y desolación me miraron fijamente… luego se encontraron con mis ojos… No se como describirlo, puesto que no tenían la parte negra que tenemos todos nosotros y por la que sabemos a donde están viendo las personas.

       Pero sentía que me estaba viendo directo a los ojos, como si se preguntara si debía de atacarme o quedarse ahí tranquilo… No se por cuanto tiempo estuvimos ahí como hipnotizados cada uno en los ojos del otro, no nos quitábamos la mirada de encima, su boca comenzó a moverse lentamente, a abrir y luego a cerrarse.

       Un golpe del otro lado de la puerta le llamó de nuevo la atención, el zombie que estaba del otro lado no había recibido el golpe de respuesta, pero aún así continuó dando el siguiente golpe en el mismo ritmo que venía haciéndolo desde quien sabe que hora de la noche.

       El zombie de mi cuarto volteó de nuevo a la puerta y empezó a golpear también… Yo comencé a arrastrarme por la cama con mucho cuidado, intentando de no hacer más ruido, sentí que estuve a punto de hacerme pipi encima cuando nos habíamos quedado viéndonos uno al otro.

       Al cruzar la cama, pude llegar del otro lado a mi closet, donde estaban las botellas de agua, y las bolsas cerradas de galletas que me quedaban… Abrí un pote de agua y empecé a beber, no había notado cuanta sed tenía hasta que me terminé la botella casi de un solo sorbo y sin respirar.

       Tomé una de las bolsas de galletas que estaban tapadas, y cuando lo hice la misma crujió suavemente, lo que me hizo soltarla casi al instante sin hacer mayor ruido. Recordé lo que había ocurrido con el suave murmullo de la cama al rechinar, y moví lentamente mi cabeza por un lado hacia la puerta para ver al zombie que estaba ahí tirado golpeándola. No había hecho movimiento alguno.

       Me aparté un poco del closet. Pensaba que tenía que sacar ese monstruo de mi cuarto, pero no sabía como, y tenía hambre, no quería tocarlo, no quería que vinieran a mí, no lo quería en mi cuarto… Mientras caminaba lentamente por la pared, viéndolo y pensando que podía hacer, tropecé con mi mesita de noche y de juegos.

       Aún estaba mi lámpara de Minnie que me habían regalado mi tía hace unos años y me daba luz en las noches que tenía miedo… Recordé una vez que se había caído y se le había partido uno de sus lasitos, había hecho ruido y mi mamá lo escuchó desde la cocina y vino a mi cuarto, me regañó que tuviera más cuidado, y luego lo volvió a pegar, al día siguiente ya la tenía de nuevo en mi cuarto, dándome luz…

       Entonces pensé, que si mi mamá lo había escuchado en la cocina, tal vez el zombie que tenía a mi lado también podría escucharlo golpearse un poco lejos…

       Tomé la lámpara, aún estaba enchufada y a mi me daba miedo tocar donde se pegaba a la pared, siempre me lo habían prohibido… Agarré el cable y empecé a jalarlo hasta que se saliera. Creo que hice ruido, pero no debió ser mucho porque el monstruo no volteó a verme…

       Me acerqué a la puerta que daba al cuarto de mis padres con la lámpara en mano, esta vez no pasé por sobre la cama, y caminé un poquito más rápido entusiasmada en poder sacar al monstruo de mi cuarto, y solo porque sabía que no me estaba viendo.

       Al estar junto a la puerta, lancé mi lámpara al aire, hacia el cuarto de mis papás. Primero golpeó contra un lado de la cama y creía que no iba a caer, pero como fue tan cerca de la orilla no cayó sobre esta sino que rebotó hacia un lado y fuera de la cama.

       Pude ver como se rompía, casi fue en cámara lenta, pensaba que si mi mamá se curaba y dejaba de ser un monstruo me regañaría y me castigaría por mucho tiempo por romper la lámpara a propósito…

       En ese momento los golpes de la puerta del cuarto de mi padre se hicieron un poco más fuerte, no mucho pero si un poco, volteé a ver al zombie que tenia en mi cuarto y el mismo dejó de golpear por un momento la puerta, su mirada volteó hacia la puerta que en ese momento estaba abierta al cuarto de mis padres.

       Rezaba porque el zombie que estaba afuera, también lo hubiera escuchado y dejara de golpear esta puerta… No había pensado antes que pasaría si ese zombie volvía a golpear y llamar la atención del que tenía dentro de mi cuarto.

       Pero no hubo más golpes en mi puerta, y el zombie que estaba ahí empezó a buscar arrastrarse hacia el cuarto de mis padres… Yo me aparté lentamente, me alejé de nuevo hacia la esquina de mi cama, y pude ver al que estaba dentro de mi cuarto arrastrándose… Parecía un caracol con lo lento que iba, pero era constante, no se detenía, no volteaba a verme, solo andaba saliendo por el marco de la puerta.

       Cuando ya no veía sus pies, me acerqué con mucho cuidado, y pude verlo buscando la fuente del sonido que le había llamado la atención en ese cuarto, tomé la puerta con mucho cuidado, y la cerré suave para que no sonara esta vez, no quería volver a llamarle la atención.

       Me sentí más tranquila… Estaba feliz, estaba contenta, tenía otra vez mi cuarto para mi sola… Aunque olía horrible, y tenía manchas de sangre por el suelo, era de nuevo mi cuarto y solo mío… Abrí la ventana para que pasara el aire y abrí un paquete de galletas de una vez… Comencé a comer, me sentía súper feliz, quería gritar, y sentí que me salían unas lagrimas por mis mejillas, pero eran lagrimas de alegría…