III
Caminos Diferentes…
1
El eco del disparo retumbó en las paredes,
golpeaba con fuerza los tímpanos de quienes estaban en el mismo pasillo, los
soldados se lanzaron instintivamente al suelo, su entrenamiento así les había
enseñado a responder ante el fuego enemigo.
Lionheart y Atsuko, se inclinaron, hasta
el punto de casi arrodillarse en el suelo, para evitar ser alcanzados por el disparo.
Por un instante escucharon al final del
pasillo, el crujir del hueso al despedazarse ante la presión de la bala que lo
atravesaba, la masa encefálica siendo destruida por el acero que se expandía
por dentro del cráneo, y el líquido coagulado que comenzaba a deslizarse por el
orificio negro de la frente, de aquél zombie que los tenía bajo su poder.
Lionheart sintió por un momento que su
visión se hizo borrosa, como si una neblina estuviera ante sus ojos ocultándole
la realidad, y comenzara a disiparse con el suave viento del amanecer. Nunca
dejó de distinguir las tres figuras que tenía frente a él, aquellos que momentos
antes eran zombies, alcanzándolos desde el interior de la base, pero su recepción
visual cambiaba lentamente a los conocidos rostros de Lori, Casie y Markus.
Atsuko sentía como su mente se despejaba,
el tipo de criatura que acababan de eliminar le vino a la mente al instante. Sí,
ya lo había estudiado anteriormente, sí, ya lo conocía pero le estaba
bloqueando ese conocimiento, le bloqueaba las posibilidades de defenderse de forma consciente de un enemigo que conocía.
Pudo ver como los muchachos estaban
confundidos al lado de Lori, los otros soldados estaban desnudos frente a
ellos, con los pantalones bajos, las armas en mano, y sin saber que hacer, ya
que los zombies que tenían frente a ellos ya no estaban… Tenían miedo y eso se
notaba…
Desde el fondo todos escucharon un grito
desesperado, un nombre era todo lo que expresaba el dolor de aquella voz
desgarrando el corazón de quien lo escuchara, como la más lenta y horrible
tonada poética, capaz de entristecer el corazón más valiente.
- ¡Matías…!
Atsuko concentró la atención en los
soldados que tenía en frente, conocía la voz que gritaba, y ya había llamado a
ese soldado con anterioridad por el mismo nombre…
Pudo ver al joven soldado, arrodillado
frente a ella y Lionheart, con el rostro bañado de lágrimas y los ojos
cerrados, colocándose el cañón de una pistola que había caído a su lado en
medio de la confusión de los soldados, intentó de levantarse, sintió las
piernas fallarle, había dado un paso y le dolió el tobillo.
Observó a Lionheart avanzar a su lado, y
solo pudo decir una palabra mientras lo veía avanzando al muchacho a punto de
suicidarse. “Psíquicos…”
En el fondo del pasillo Ciclope, con el
arma aún humeando por la punta de hierro, bajaba el cañón que había acabado con
el Psíquico, mientras daba un primer paso al soldado que quería salvar, ella no
sabía que estaría en ese equipo.
Por un momento sintió como si alguna
fuerza la estuviera deteniendo, como si existieran los fantasmas del destino
conteniendo sus pasos para que no pudiera alcanzarlo y salvarlo de su propio
suicidio… Solo su nombre salió de sus labios, en un grito del corazón que
después no recordaría con exactitud, y mucho menos reconocería la fuente de esa
sensación que la embriagó al ver al chico con quien compartía su amor, a punto
de suicidarse.
Casie y Markus caían al suelo, acababan de
observar como sus propios seres queridos se convertían, una vez más, en
criaturas salidas del infierno, que no estaban teniendo sexo con los otros
soldados, sino que se los estaban comiendo… La transformación fue lenta, y
verlos con los restos humanos chorreando por sus bocas, les quitó toda fuerza
de mantenerse en pie en aquél instante.
El dedo de Matías presionaba sobre el
gatillo con mucha mas fuerza, la determinación de morir no desaparecía de su corazón,
había escuchado su nombre, lo había escuchado muy lejos, como si más allá del
velo de los sueños lo estuvieran llamando, esperando que despertara de aquella
pesadilla que no creía real.
La detonación sacudió, por segunda vez, a
los presentes, los soldados se volvieron a agachar, recogiendo los hombros y
bajando las cabezas, al sentir la presión sonora sobre sus oídos, y saber que
era un compañero quitándose su último aliento, rindiéndose ante los
acontecimientos, como ya habían visto a muchos otros en el campo de batalla con anterioridad.
Lori gritó con fuerza, una negación a
todos y a nadie en particular. No podía creer lo que había ocurrido…
Cuando todos pudieron observar a Matías, estaba
arrodillado, con el arma de fuego escupiendo el humo restante de la detonación,
una pequeña desviación en la dirección del cañón, y un agujero en la pared a su
espalda…
La mano de Lionheart sostenía el arma, no
había podido evitar que se disparara, pero la había quitado, milésimas de
segundos antes de su detonación, de la boca suicida; se quemaba la mano
mientras mantenía el cañón, pero no podía haberse arriesgado a golpear el arma
y que se le soltara, disparando en cualquier dirección al azar…
- Todavía
no es el fin del mundo muchacho… Todavía queda mucho por lo que luchar, y una
de las cosas por las que se debe pelear, es por lo que llamamos vida,
comenzando con las de nosotros mismos, y luego por la de los seres queridos…
La voz de Lionheart le había llegado, pero
no estaba seguro de que lo hubiera comprendido o que hubiera salido del shock…
Sin embargo cuando Lionheart le quitó el
arma de las manos, en el momento que perdió su peso, la seguridad de sentir el
arma entre sus dedos, su vista, que parecía perdida en un infinito pensamiento
de muerte dentro de su cerebro, comenzó a enfocar a una Lori que se estaba
agachando a abrazarlo… Lionheart le había volteado la mirada para poderle sacar
la pistola de la boca en el fuerte movimiento con el que le había salvado la
vida.
La escena fácilmente hubiera podido ser
para una película, una novela, o un relato… Pero en la vida real, el sentimentalismo
y los encuentros formales, ante la presencia de la muerte, no daba tiempo para
reacciones lentas.
La muerte estaba a sus lados, el tiempo no
se detenía para pasar todo en cámara lenta, no había tiempo de tomar los
detalles hermosos de un reencuentro entre una pareja, mientras a sus espaldas,
el gruñido de las criaturas, que aún estaban con vida, los llamaban y les
recordaban que el enemigo aún estaba ahí, listo para devorarlos…
Los soldados voltearon a verlos… Sin
camisa, con los pantalones abajo, la piel al descubierto, intentaban retroceder
torpemente, unos por encima de los otros, mientras las dos primeras criaturas
principales avanzaban lentos, pero constantes, con los brazos levantados a
devorarlos.
Ya no los veían como las mujeres de sus
sueños, los veían como eran en realidad… y detrás de ellos los primeros tres
soldados que se habían estado devorado comenzaban a levantarse. El virus tenía
que haber mutado, pues no había pasado más que un par de minutos cuanto mucho,
desde que estos soldados se habían entregado en lo que ellos creían eran los
brazos de sus amantes…
Los soldados, en medio de la desesperación
comenzaron a intentar de dispararles para derribarlos, sus balas golpeaban
sobre sus pechos, le destrozaron el hombro a uno de ellos, haciendo que su
brazo cayera al suelo estrepitosamente, entre un amasijo de sangre coagulada
negra, y carne descompuesta.
Detrás de ellos, Lionheart reaccionaba a
los disparos, volteó a ver, y disparó al primero de los Z que estaba más cerca
de los soldados que se arrastraban de espaldas a donde él estaba.
A su lado Atsuko, también reaccionaba. Los
disparos retumbaban en los tímpanos, podían destruírselos disparando en ese
espacio tan cerrado, y detrás de Lionheart, Casie y Markus comenzaban a
reaccionar, descargando también sus armas sobre los zombies que quedaban en
pié.
Los cinco zombies no tardaron en caer…
Atsuko se acercó a la puerta por donde los habían dejado entrar, y la cerró de
nuevo… Casi resbalaba en el momento que pasaba sobre los nuevos cadáveres putrefactos. Principalmente por la
sangre fresca que se encontraba en el suelo de los soldados que habían caído.
Volteó a ver el rostro de Lionheart,
sintió un movimiento en el estomago, y no pudo contener las ganas de vomitar…
La imagen de su padre en aquella escena homosexual no encajaba para nada con la
memoria que tenía… Le daba asco pensar la manera en que aquél psíquico,
conciente o no de ello, le había faltado el respeto a la memoria de su padre…
Lo odiaba… Odiaba a aquella criatura con toda
su alma, se levantó para regresar a donde estaban los demás, y al pasar por un
lado de la criatura que le provocó aquella sensación, le terminó de descargar
las balas que le quedaban en el cargador destruyéndole lo que le quedaba de
rostro y cráneo. Disparó y disparó hasta que el “clic” del arma vacía se
escuchó unas tres veces en el pasillo.
Lori besaba a Matías, mientras se
susurraban sus preocupaciones de verse en ese momento tan incomodo, él estaba
súper apenado, no podía creer que no hubiera podido reconocer una “copia” de
ella, en vez de la real… Le explicaba que su mente vaciló cuando la vio por
primera vez, y cuando la falsa Lori gritaba de miedo por unos zombies…
Ella le decía que no había problemas, que
ella lo comprendía, puesto que era un zombie Psíquico y él había caído en sus
poderes como todos los demás.
Los soldados, con el rostro rojo, y no por
sangre del enemigo en realidad, se volvían a colocar la ropa, sin mediar
palabra, no eran capaces de verse las caras, ante lo que les había ocurrido, cada uno había caído en una ilusión, sacando
sus deseos sexuales a flote.
Lionheart se acercó y ayudó a Atsuko a
salir de entre los cadáveres. Regresaron con el resto del grupo, los soldados
cuando culminaron de ponerse las ropas, se colocaban cerca de las paredes para
darles paso, puesto que ella seguía al mando de la situación.
- Esto
es más complicado de lo que pensábamos Lionheart… - Decía Atsuko mientras
caminaban – Con el ataque de un Psíquico en este lado de la base, después de
destruida la central eléctrica, pudimos haber muerto todos fácilmente. Si no
fuera por la capacidad de Lori de no verse afectada en sus poderes, tal vez ya
fuéramos parte de su ejército de muertos.
- Ese
no es el mayor problema que estamos presentando…
Le interrumpió Lori, mientras se levantaba
junto a Matías. Atsuko y Lionell se vieron las caras y se colocaron cerca de
los demás muchachos para conversar un momento. Los soldados también se
acercaron para poder escuchar la situación y conocer las próximas órdenes.
- Tal
vez no me vea afectada por las ilusiones que ellos nos envían a la mente, y yo
si los vea como lo que son. – Continuó relatando Lori. – Sin embargo eso no me
dejó libre de un ataque que me hizo otro de ellos…
- ¿Otro
de ellos?... ¿Cuál otro?... - Preguntaba Atsuko. – ¿Es que acaso este es otro
ataque organizado?
- No
estoy segura si es otro ataque organizado a gran escala, como cuando fuimos a
rescatar a Lionheart… Pero si puedo asegurar que son varios más los que están
aquí en la base, y están buscando algo.
- ¿Qué
pueden estar buscando?...
Atsuko tenía muchas preguntas en la mente…
no sabía como organizarlas… hasta que cayó en cuenta de algo en las palabras de
Lori que estaba tomando por cierto y no conocía en ese momento.
- ¿Tu
pudiste hablar con ellos?...
- No
se puede decir exactamente como “Hablar”… En realidad hace un momento fui
atacada a mucha distancia, estaba buscando a los muchachos y cuando los
alcanzaba, una voz horrible me golpeó en mi cabeza, era el líder de estas
criaturas. Recuerdo sus palabras porque aún ahorita siguen dándome vueltas en
la cabeza, dijo “¿Cómo llegaste tan lejos sin nosotros?... No eres lo que
venimos a buscar…”. He estado pensando su significado, y hasta ahora solo había
podido deducir que son varios los que están atacando la base, y como dije
anteriormente que están buscando algo aquí.
Todos se pusieron a pensar por un momento,
aunque ya conocían la existencia de los Psíquicos, habían tomado por hecho que
ellos solo enviaban imágenes a la mente de las personas, para incapacitarlos y
poderlos devorar, no habían considerado la inteligencia de parte de estas
criaturas…
A todos se les podía observar los rostros
nerviosos, ante esta amenaza de la que solamente Lori podía escapar a
distancias cortas. Tal vez ya podían estar incluso dentro de la base.
- A
partir de este momento nos dividimos en dos grupos… - Comenzó a explicar
Atsuko, cuando pensó en un mejor plan de acción. – Si somos muchos, tendremos
que cubrir demasiados frentes…
Ustedes
soldados, ingresen en las habitaciones más próximas que tengamos disponibles,
manténganse juntos… y esperen ahí nuevas ordenes.
Ciclope,
toma a tu equipo con Shadowcat y con Deadpool, solo ustedes tres. Quiero que
comiencen a avanzar, y a todas las personas con vida que encuentren en la base,
soldados y civiles por igual, les ordenen ingresar en sus habitaciones, siempre
que sea posible, en caso contrario deben quedarse en las estancias donde se
encuentren, salones, baños, cocina, donde sea que estén menos en los pasillos.
Si
Ciclope no les habla a las personas que ustedes logren ver, tómenlos como
enemigos, y considérense bajo efecto del ataque de un Psíquico. Ella tendrá que
ir siempre frente a ustedes… Vigilen la espalda, y sigan siempre su orden…
Deben
confiar plenamente entre ustedes, y recordar en todo momento de mantenerse lo
más juntos posible, sin separarse de Ciclope, es la única que los salvará de
ser devorados, ¿Entendido?
Casi al unísono, los tres muchachos
respondieron a la pregunta y la orden al mismo tiempo: “¡SI SEÑOR!”.
- Mientras
dan la orden, busquen al presidente, debe estar en la sala de presidencial,
informen de la situación y verifiquen que esté en resguardo, una vez cumplan
esa misión, y los hombres estén completamente seguros de seguir sus ordenes de
no volver dejar entrar a absolutamente más nadie, se dirigirán a la sala de seguridad.
Lionheart
y yo tenemos otra misión, debemos llega a la estación eléctrica, y volver a
restaurar la electricidad. Una vez cumplamos la misión, debemos comunicarnos y
ahí veremos cual será el siguiente paso.
Moviéndose
a paso ligero señores…
Todos los soldados, (incluyendo a
Lionheart), se colocaron en posición de firmes, saludaron a Atsuko, y luego
voltearon a ver a Ciclope…
Por un momento se sintió sin palabras, un
poco insegura ante la responsabilidad que había caído sobre sus hombros. Una
responsabilidad que nunca le habían dado, nunca le habían permitido muchas
libertades en la base, y ahora la ponían al frente de un comando de exterminio,
buscar al presidente para su rescate y luego informar de la situación en la
base.
Quería discutir con Atsuko, decirle que
debían ir juntos, que ella podía salvarlos para llegar con seguridad a la
estación eléctrica, que sin ella podían caer en una ilusión nuevamente, y morir
sin posibilidades de defenderse.
Pero sabía que no debía cuestionar órdenes
directas de su superior, y aún más allá sabía que la seguridad del presidente y
del interior de la base era también importante…
Los soldados y su equipo seguían esperando
su orden de avanzar, ella volteó a ver a Atsuko directo a los ojos, buscaba
apoyo, buscaba algo de animo o que ella pudiera hablar de mente a mente, para
que le dijera las palabras y sus ordenes que debía impartir…
Atsuko movió ligeramente el labio en una
mueca mínima de sonrisa, mientras afirmaba con un suave movimiento de su cuello
que ella podía lograrlo…
Lori sintió nuevos ánimos, sintió como la
adrenalina nuevamente se le acumulaba en las venas…
- Muy
bien señores, yo voy en el frente. Si comienzo a disparar, no me importa que
ustedes vean a sus madres, a sus padres, a sus mujeres, o a quien les de la
gana de ver, si salen corriendo a donde estén los zombies les disparo para
evitarles una muerte dolorosa.
Sigan
siempre mis ordenes y quédense siempre a mi espalda.
Volteó a verlos a cada uno a los ojos… El
miedo no había desaparecido de sus miradas, pero mientras los veía directamente
a los ojos, con confianza, comprendían sus sentimientos, y obtenía respeto…
- Comencemos
a avanzar, en la primera oportunidad que encuentre zombies en la base, se
quedarán en la habitación, salón o lugar seguro más cercano que tengamos y
seguiré únicamente con mi equipo, no sabemos que tanto ha penetrado el enemigo
en la base, pero debemos suponer que estamos comprometidos al 100%.
Andando…
Sin esperar una respuesta Ciclope se dio
la vuelta… Se imaginaba el rostro de Matías en aquél momento, tenía pena de
verlo, sentía que si lo hacía el corazón se le haría pequeño, y aún peor, que
si fallaba sería la que causaría su muerte, junto al resto de los soldados…
Los hombres comenzaron a seguirla por los
pasillos… vigilando cada paso, escuchando cada respiración, pendiente de cada
uno de sus sentidos, mientras ingresaban en la oscuridad de la base, que poco a
poco perdía las luces de emergencia, con sus viejas baterías dañadas…
- ¿Sabes
que sería mucho más fácil llegar hasta la estación eléctrica si ella nos
hubiera acompañado verdad?
Preguntaba Lionheart de manera discreta y
suave, mientras el último hombre desaparecía por la esquina, y ellos dos los
habían visto a todos retirarse…
Atsuko tenía los ojos vidriosos por las lagrimas,
aún no se deslizaban por la mejilla, era por una combinación de sentimientos,
entre lo que había visto de su padre, los muertos que estaban a su espalda en
el suelo, y saber que podía estar enviando a la muerte, a “sus niños”…
- Si…
Lo se…
Dijo secamente… Esperaba una reprimenda,
regaño u otra vacilación antes de comenzar su misión, al quedar solo el pasillo
y estar completamente conciente que no tendrían respaldo.
- También
sé que ella es la única que podrá salvar a la mayor cantidad de personas en la
base, porque aparte de no caer en los poderes psíquicos de esas criaturas,
antes de cruzar una esquina o abrir una puerta podrá sentirlos… Solo espero que
esta no sea su última misión…
- No
creo que se deje morir tan fácil… ella peleará hasta el final y matará a todos
los zombies que pueda…
- No
es eso lo que temo… Desde hace tiempo, los científicos de nuestra base
determinaron que mientras más usa sus poderes, el virus se apodera más y más de
su cuerpo. – Respondía Atsuko, mientras se daba la vuelta y se acercaba
caminando con cuidado a la puerta que los llevaría a la estación eléctrica. –
Ninguno sabe como ha soportado tantos años el virus, incluso han intentado de
crear una vacuna o cura con su sangre, pero no han podido hacerlo, puesto que
su cuerpo no está rechazando el virus, solo lo ha adaptado para vivir con él…
Pero poco a poco, va perdiendo la pelea, poco a poco se va convirtiendo en uno de
ellos y deja de ser uno de nosotros. Por eso los soldados le temen tanto cada
vez que se desmaya, cada vez que usa su poder. Nadie quiere trabajar con ella,
nadie excepto yo…
Se habían detenido frente a la puerta
donde habían ingresado los primeros zombies, el psíquico que los había puesto
en jaque y casi se los devora junto a sus compañeros. Ella colocó un oído en la
puerta, esperando escuchar del otro lado, si existía alguna criatura.
El sonido a vacío de la puerta, no le
permitía escuchar más nada del otro lado…
- A
partir de este momento, todo lo que encontremos afuera de esta puerta deberemos
tomarlo por un Zombie… - Comenzó a decir ella observando el rostro de Lionheart
– Si nos equivocamos y matamos a un ser humano vivo, civil o militar, yo cargaré
con la culpa, pero no podemos permitirnos… no podemos…
Sus sentimientos la traicionaban… él la
comprendía perfectamente, no quería que se esforzara más de lo necesario…
- Tranquila…
comprendo lo que quieres decir… vamos un paso a la vez. Encendamos la
electricidad de la base, y luego veamos hasta donde nos llega la mierda…
Ella dibujó en su rostro una pequeña
sonrisa… a Lionheart se le iluminaron los ojos…
Abrieron la puerta juntos, el cañón de las
pistolas que tenían con ellos fue lo primero que observó un zombie que se
encontraba a unos pasos de la puerta, siguiendo a sus predecesores. Este sí lo
habían visto bien, no estaba escondido por la ilusión de ningún otro psíquico.
Dos balas le destruyeron el cráneo, y su cuerpo cayó lentamente al suelo, mientras
los dos le pasaban a su lado para salir del perímetro he ingresar en la zona
con árboles que los separaba de la estación eléctrica principal.
2
La superficie por la entrada principal se
encontraba vacía… Todos los cuerpos que estaban sumados en una orgía masiva
entre los soldados y sus amantes, las estrellas porno, las estrellas de cine,
modelos, familiares y gente común habían acabado.
El viento soplaba, se escuchaba los monos
aullando fuera del perímetro, asustados y preocupados por lo que ocurría,
mientras las manchas de sangre por todo el suelo era la única muestra de lo que
había ocurrido en ese lugar.
Abajo, dentro de la base, todas esas
criaturas habían ingresado de manera lenta, constante, llevando sus pasos por
las escaleras, cayendo y rodando muchas veces, pero sin prestar la menor
preocupación o vacilación por las posibles consecuencias de los golpes.
Sus cuerpos estaban aún frescos, aún
tenían las fuerzas de vida, sin el atrofio de los músculos por el pasar de los
años, el sol y la lluvia, el frío de las noches, y el calor de los días.
Los zombies que mantuvieron la orgía en la
superficie se encontraban al final de las escaleras, dentro de las
instalaciones… Observaban la dirección que tomaban la mayoría de las criaturas
siguiendo al líder principal.
Ellos se separaron en los otros dos
pasillos que había, llevando consigo unos buenos grupos de compañeros… Tenían
que alimentarlos, mantenerlos frescos, y disfrutar de la comida mientras su
líder conseguía lo que lo había traído a este lugar… El premio de ellos era la
comida, él tenía otro premio en mente.
Mientras tanto en otro pasillo, al frente
de los pelotones de zombies que avanzaban, enviando la pudrición por los ductos
de aire, el líder y sus dos compañeros principales, habían conseguido la puerta
que llevaba a donde su recompensa lo esperaba… Sentía la cercanía de todo ese
poder, pero aún no estaba listo para obtenerlo, tenía que acercarse aún más,
tenía que llegar aún más cerca.
- Tengo
que obtenerlo, al precio de la sangre que sea necesario…
Pensaba aquel zombie, que gustosamente
comenzaba a descender unas oscuras escaleras, ayudado por los soldados que aún
le escoltaban, aquellos soldados que veían al presidente, a su hija y uno de
sus asesores.
- Señor…
Nosotros no tenemos permiso de acceder a esa área. Lo escoltamos hasta aquí…
- ¿Quien
les dio permiso de escoltarme hasta aquí solamente? – Respondía a sus mentes el
presidente Z… Para ellos ya se había hecho normal la sensación de escucharlo en
su mente y no en sus oídos… - Ustedes son mis escoltas en este momento, los
autorizo a venir, ayúdenme a descender con cuidado, y mantenga la boca cerrada…
Los hombres ayudaban al Presidente a
descender las escaleras. Mientras uno de sus compañeros se quedaba arriba y
continuaba con un grupo grande de sobrevivientes avanzando por el pasillo.
Seguían dividiéndose en grupos… Habían
dejado unos atrás en la entrada de la sala presidencial, custodiando dicha
sala, otros se habían dispersado por los pasillos, donde los soldados
continuaban viendo a sus sueños más eróticos caminar por los pasillos, otros
veían a sus familiares… nadie se oponía a un abrazo, o un acto sexual en orgía…
Todos caían felizmente en los brazos del
placer y la muerte…