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I
Continuemos Viviendo…
No
puedo dormir, me cuesta concentrarme y estoy aprovechando de buscar información
en las páginas Web disponibles, respondiendo varios correos, revisando
información subida a los foros de discusión que se han creado, conociendo un
poco lo que las personas que me siguen
están publicando de la información que consiguen, y nos hemos convertido en una
red de distribución de información…
Estos
son los momentos que me sorprendo cuantos hemos logrado sobrevivir. Y pensar
que la mayor parte de la humanidad desapareció, o por lo menos desapareció de
entre los vivos para pasar al bando de los muertos, pero aún así, en los
niveles de población más bajos registrados quien sabe desde qué siglo, seguimos
luchando por nuestra supervivencia.
He
decidido continuar contando parte de mi huida en tierra firme, de aquél mi
primer encuentro con los zombies en la ciudad de Caracas, capital de mi país
donde vivía tranquilamente y sobrevivía.
Esto
solo mientras termine de decidir que haré aquí, si me quedo o me voy de esta
base… Aunque la verdad me hace falta algo de calma, una cama caliente, y comida
tranquilamente.
Entonces,
lo último que les había escrito hace unos días, antes de los intentos de
asesinato que me hicieron, de llegar a donde estoy ahorita y de tener una
entrevista con la Doctora Garrido
que publicaré en el futuro, fue en un cruce en donde inicia el este de Caracas,
después de “matar” a mi amante por la ventana de un hotel, escapar de algunas
personas convertidas en zombies, he inclusive perder parte de mi corazón y mi
cordura con aquellas criaturitas que habían caído al no tener, ni saber, como
defenderse.
Las
calles de Caracas normalmente en las mañanas eran muy caóticas por aquella
fecha. Las calles se abarrotaban de carros muy fácilmente, y las personas
congestionaban las autopistas y las vías principales desde las 5 de la mañana
mas o menos, aún más rápido con la cantidad de personas que iban a la capital
desde las ciudades aledañas.
Pero
aquella mañana, el caos de aquella mañana era único y difícil de describir. Mi
brazo me dolía enormemente, y la pierna me daba alguna puntada con cada paso
que daba. Mientras los vehículos tapaban toda la avenida Francisco de Miranda,
lo que me hizo no decidirme por la vía hacia el Este de la capital.
Además,
como ya había dicho, la casa de mi abuela estaba hacia el centro, y de paso en
el camino podría pasar medianamente cerca del hospital universitario, y de un
parque que normalmente eran los puestos de control militares que primero se
montaban en casos de guerras y batallas. Aunque no se si ya esto había sido
tomado como una guerra o si había sido desplegado ya las fuerzas armadas.
Lo
que si puedo decir es que los zombies sobraban en las calles, no importaba
hacia donde volteara a verlos, ahí estaban, hombres, mujeres, niños, ancianos, personas
huyendo, peleando, muchos disparos y se debía mantener a cubierto en todo
momento para evitar ser alcanzado por alguna bala que no fuera precisamente
para la cabeza de uno.
Al
pasar por la parada de las camionetas, un poco en frente del banco que se
encontraba en esa esquina, un choque obstaculizaba el paso vehicular… Observé
una de las camionetas, su fachada blanca con rayas azules, y marcas de sangre
por todos los bordes, se movía fuertemente hacia los lados y escuchaba gritos
desde su interior.
Cuando
le pasaba a un lado, podía ver algunas pocas personas atrás intentando romper
el vidrio trasero del mismo, y pidiendo auxilio, mientras otros golpeaban y
atacaban a las personas que se habían subido.
Los
vidrios bañados en sangre opacaban y oscurecían la escena, que no me quedaría a
observar. Caminaba lo más rápido que podía entre las personas, manteniéndome
alejado de cualquiera que viera herido, y aún más lejos de los grupos de
personas comiéndose unos a otros tirados en el suelo.
Por
un momento pensé en intentar de usar las vías del metro, tal vez viajar por los
túneles caminando, pero el ver como esas cosas se arrastraban por debajo de las
persianas levantadas a golpes, y uno se comía un brazo de lo mas tranquilo en
la entrada del mismo, me hizo no querer
ni intentarlo.
Claramente
las vías ya estaban infectadas he inundadas de esas criaturas, además de
caminar en la oscuridad de los túneles sin un buen equipo de iluminación podía
ser mi perdición.
“Equipo”,
esa era una de las cosas que necesitaba en aquél momento, algo con que
defenderme, no solamente alejarme de las personas heridas, necesitaba tomar
algo con lo que me pudiera defender, y tal vez en el propio Locatel del centro
comercial que tenía enfrente abastecerme de algo contra el dolor.
Levanté
la mirada y observé como el estacionamiento también era un caos, un poco más
pequeño, pero un auto ya estaba incendiándose y no era para nada seguro
intentar de meterse por ahí hasta las tiendas que necesitaría.
Continué
caminando por el principio del boulevard, los bancos de concreto, y la
distribución de árboles pequeños, fue una completa bendición en aquél momento
para ayudarme a esquivar a las criaturas que buscaban alcanzarme. Esas personas
infectadas eran torpes, se caían fácilmente, no coordinaban correctamente el
movimiento, y con un poco de fuerza, si los empujabas antes que te agarraran
era sencillo hacerles perder el equilibrio.
Siempre
y cuando no te agarraran, puesto que había visto ya como al agarrar a personas
mas grandes que yo, estas habían caído en sus mandíbulas, y más rápido cuando
eran rodeados por una gran cantidad de ellos.
Al
llegar a las escaleras del centro comercial miré hacia arriba, a los pasillos
de entrada al EPA, donde podría conseguir herramientas para defenderme, y al
pasillo del Locatel dos pisos más arriba, donde podría buscar alguna medicina
que me ayudara a pasar el dolor.
En
el pasillo del Locatel, la imagen no era precisamente para la mayor
tranquilidad de las personas. Un pasillo con paredes acristaladas, llevan a los
usuarios de las escaleras hasta la entrada al edificio, y ese pasillo parecía
una escena de cine Gore, con los vidrios llenos de marcas de manos, muchas
personas siendo devoradas, llenas de sangre, el rostro de una mujer que le
faltaba el cachete y el ojo le guindaba hasta la nariz, se encontraba contra el
vidrio, como si de un maniquí de estudios médicos se tratara, pero aún viva, gritando,
se podía ver su lengua moverse, su ojo bueno buscar alguna ayuda que no
llegaría, sus manos resbalaban suavemente por el cristal, mientras tres sujetos
en su espalda la devoraban y le jalaban del cabello y el brazo para devorar
otras partes y permitir a otros comer junto a ellos.
Dos
pasillos más abajo, en la entrada a la tienda EPA, la imagen era un poco
diferente, pero no lo suficiente para arriesgarse a subir. El pasillo estaba
con un gran número de personas infectadas, caminando y empujándose unos a
otros, mientras chocaban con una barrera hecha con lo que parecían ser carritos
y utensilios del almacén. Lavamanos, WC, puertas… Parecía que algunas personas
habían logrado refugiarse en el local temporalmente, pero en esos momentos llegar
desde detrás de aquellas criaturas sería imposible.
Tal
vez existiera otra entrada por el edificio, pero la verdad nunca había entrado
aún en el mismo como para arriesgarme sin conocer su estructura y posibles
salidas si me veía atrapado.
Preferí
continuar mi camino, pasando pegado a la pared de la gran tienda departamental
de la planta baja, mientras observaba en la parte baja un hombre montado sobre
una de las atracciones infantiles, la de las sillas que suben y bajan de golpe
para dar sensación de caída libre… No recuerdo exactamente como se llamaban.
Debajo
de él, unos 8 o 10 personas, visiblemente infectadas levantaban los brazos para
intentar de agarrarlo. Me recordó la imagen de un concierto en vivo, donde los
espectadores de los asientos VIP levantan sus brazos con la esperanza de tocar
a su artista que fueron a disfrutar.
Aunque
la situación no era la misma en aquél momento, los espectadores apenas
comenzaban a aglomerarse alrededor de la atracción, y uno de ellos había
logrado alcanzar al “artista”, jalándolo a la multitud, mientras sus gritos
pidiéndome auxilio no se olvidarán de mi mente.
En
ese momento yo no tenía como ayudarlo, y por haberme distraído, tenía a una de
esas cosas a punto de tomarme del hombro.
Pude
reaccionar rápido, y defenderme empujándolo antes que me agarrara con sus
fuertes garras. Juro que esas manos parecían garras, pues pude ver los huesos
de sus dedos, como si se hubiera comido la carne de los mismos…
Cuando
lo empujé, lo hice contra la baranda, por lo que cayó al nivel inferior donde
estaban las atracciones infantiles. Escuché el golpe seco que dio su cuerpo
contra el suelo, pero no escuché grito alguno de dolor.
Pocos
segundos después lo veía levantándose de nuevo para seguir acompañando a los
demás en esa lenta marcha a su comida.
Por
la calle aún habían personas corriendo, tuve que cubrirme cuando un grupo de
policías de Polichacao, pasaba
corriendo, huyendo de otro gran grupo de esas cosas y les disparaban.
Pude
verlos y gritaban a las personas que intentaran de llegar a la estación de
policía de Chacao, donde intentarían de organizar una barricada de protección
al ciudadano, por un megáfono.
Estaba
tomando valor, iba a acompañarlos, aunque significara ir en la dirección
contraria a donde quería ir, pero lo siguiente hizo que mis ánimos de
acompañarlos y seguirlos se perdieran en el aire.
No
se de donde, ni en que momento, unos perros, seguro eran esos perros mendigos
que siempre se la pasaban en la zona, llegaron corriendo y brincaron en medio
del grupo, atacaron al que llevaba el megáfono y rompieron la organización que
tenían.
Los
policías se dispersaron un poco para evitar el ataque canino, pero esa fue su
perdición. Fueron rodeados y atacados por cada vez más y más infectados que
venían del este de la capital.
Preferí
continuar mi camino, el boulevard siendo un espacio más abierto y sin vehículos
sería más fácil para esquivar a esas cosas.
Era
imposible voltear a ninguna parte y no ver alguna persona corriendo, o una de
esas cosas comiéndose a alguien. Me pregunté como haría para lograr llegar
hasta un puesto medico, aunque el dolor había bajado, (seguramente por la
adrenalina ahora que lo pienso con calma), el mismo seguía ahí, y me mantenía
alerta.
Cuando
llegué al frente del Centro Comercial Chacaito, instintivamente voltee la
mirada hacia la librería de la esquina. Era algo que siempre hacía. Me encantan
los libros y la lectura y no podía pasar frente a una librería sin voltear a
ver que tenían de nuevo y que me gustaría leer.
Solo
que esta vez lo “nuevo”, no eran libros, parecía que filmaban una película en
su interior. Una película de terror, donde los zombies se comían a las personas
que habían entrado a refugiarse, y parecían utilizar los libros para limpiarse
la sangre, con cada golpe que recibían de quienes, inútilmente, intentaban de
defenderse.
El
camino parecía imposible, cada vez me veía más y más rodeado por criaturas, por
personas heridas, las cuales me quitaba de encima para evitarlas cuando se
convirtieran. Mi propia experiencia ya me decía que si estaban mordidos se
convertirían en una de esas cosas.
Pude
ver un pequeño grupo de 2 mujeres con un niño y un hombre dentro de un pequeño
local a medio cerrar, estaban buscando defenderse contra 3 de esas cosas que
buscaban meterse por entre la puerta de cristal, y en la calle, justo frente a
la entrada, el cadáver de un policía a medio comer, con los intestinos afuera y
una pistola a un lado de su mano.
Aproveche
que las criaturas estaban distraídas con las personas del local, para alcanzar
el arma que el policía había dejado en el suelo. Sabía que tal vez no tendría balas,
pero por lo menos debía intentarlo y armarme de valor, con la pierna y el brazo
doliéndome no podría llegar muy lejos sin algo para defenderme.
Cuando
estaba tomando el arma, no podía dejar de ver a quienes golpeaban la puerta del
local, podía sentir la pudrición de sus cuerpos, como si de un mendigo que se
hiciera encima se tratara, mientras mi mano tanteaba para tomar el arma.
El
oficial que estaba muerto con los intestinos afuera, abrió sus ojos blancos,
unos ojos faltos de toda emoción, se que todo el que está vivo actualmente y se
encuentra leyendo mis escritos en este blog, conoce y ha visto de cerca, aunque
sea en una sola oportunidad, a estos zombies y sus ojos inexpresivos.
No
es fácil de describir lo que no tiene vida, es como si te vieran desde un plano
diferente, si te vieran los ojos de la muerte directamente, como si antes de
convertirse en esas cosas nunca hubiera existido el alma de una persona dentro
de esos cuerpos, si acaso eso existe.
Mi
susto fue inmediato brincando hacia atrás, el policía convertido en criatura
comenzaba a levantarse, y yo buscando incorporarme note que mi mano había
tomado el arma y no la había soltado. La adrenalina hace milagros, les puedo
asegurar.
Instintivamente
levanté el arma a la cara del zombie que vendría por mí, y apreté el gatillo.
Solo sonó un vacío “Click” confirmando mi
principal miedo en ese momento, el policía había muerto sin una bala
para él mismo…
El
zombie ya se había incorporado y daba su primer paso hacia mí, sus gruñidos
parecieron llamar la atención de los que estaban en la puerta, puesto que lo
siguiente que pude ver fueron a 3 de ellos frente a mí caminando lentamente
mientras yo retrocedía nervioso sin quitarles la mirada de encima.
Miro
a los lados y podía seguir mi camino, aparte de ellos 3 no tenía otro cerca en
aquel momento, aunque no faltaban, la mayoría estaba ocupados con alguna otra
presa que habían capturado o detrás de otras personas sin prestarme atención a
mí en especifico.
Retrocedí
otro paso, y al voltear a verlos de nuevo, pude escuchar un golpe seco, me
recordó el sonido de los huesos de pollo al partirse cuando los estas
preparando para cocinar, pero aumentado unas cuantas veces.
Pude
ver como la última criatura de atrás caía al suelo lentamente, la que tenía a
su lado comenzaba a girarse hacia lo que había golpeado a su compañero, solo
para recibir un golpe seco en el rostro y caer de siguiente.
Yo
vigilando que aún no tuviera otra de esas cosas a mi espalda y que continuara
solo con la del frente retrocedí otro poco permitiéndole seguirme sin
alcanzarme. Ahí si pude ver el rostro del sujeto que estaba en el local, con un
bate en manos golpeando al policía frente a mí para derribarlo inmediatamente,
justo después de ver como su craneo se hundía fuertemente.
- Ven con nosotros al local, vamos a tapizar
la puerta y a pensar un momento como movilizarnos. ¿Qué tienes? ¿Estas mordido?
Me
había preguntado el sujeto, yo rechacé su última pregunta con el rostro y no
sabía si seguirlo y meterme en un local tan pequeño con otras personas en medio
de este caos, pero no podía pensar mucho más por el momento, así que decidir
ver como estaban las cosas ahí dentro.
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