XII
Bajas de Guerra...
Estuvimos rodando un rato por el medio de la jungla. Esos caminos
eran muy escabrosos, si es que en realidad se le puede llamar caminos a esos
parajes por donde pasábamos, por lo que nos la pasamos dando brincos en
nuestros asientos durante todo el camino.
Luego de un par de horas, el vehículo se detuvo y todo el grupo
que venían con nosotros se detuvo también. El comandante Flores se bajó, y
empezó a impartir órdenes, nos estaban dejando nuestras armas, y le ordenó a
uno de sus hombres que nos entregara una PSG-1 con un silenciador especial…
Mientras esperábamos el arma le trajeron un mapa que colocó sobre
le capó del vehículo, parecía como intentando de descifrar un poco el mapa,
pero para mí era casi todo selva y no veía nada diferente o que señalara bases
o asentamientos. Por lo menos no en el dibujo, puesto que estaban marcadas con
círculos ciertas áreas donde decía “BASE” y algunas ya se encontraban marcadas
con una X roja grande.
Por la ubicación en la que le informaban que nos encontrábamos, el
tiempo de viaje y conociendo que habíamos estado viajando hacia el este
(alejándonos del punto de retirada en cuanto consiguiéramos a los científicos),
podía ver también el circulo que marcaba la base donde habíamos estado ya
marcada con una X también.
Después de una corta discusión con sus hombres se volvió de nuevo
hacia nosotros con su ingles perfecto y el ligero acento que no lograba
terminar de reconocer.
- Los prisioneros son
retenidos en una prisión a ochocientos metros al norte de aquí. – Nos decía el
comandante Flores mientras movía el dedo en la dirección al circulo que se
suponía teníamos mas cerca. – Allí hay cerca de un centenar de soldados
colombianos según nuestra avanzada y nuestros espías.
Quitó el dedo del mapa y volteó a vernos a la cara a cada uno como
buscando muestras de preocupaciones. No creo que notara tal cosa en mis
hombres, pero ese ser seguía sin dejar de sonreír sin importar la situación en
la que nos encontrábamos.
- Pero no se preocupen
muchachos, mis hombres y yo crearemos una pequeña distracción al estilo FARC. –
Volvía a sonreír mientras decía la frase, al parecer le parecía muy divertido
todo lo que iba a suceder a continuación.
Deberían de tomar
posición por esta zona, en el Sureste de la base donde la colina les otorgará
un poco de ventaja visual – En ese momento llegó un muchacho joven, con dos
rifles PSG-1 y un cargador para cada uno de ellos – Estos bebes los ayudaran en
un principio, pero aparte de lo que ya cargaban cuando llegamos, que no es poco
a decir verdad, no les puedo entregar más armamento.
Se divertía, y parecía conocer la base mejor de lo que nos decía…
Sin embargo al no tener forma de saber si los científicos se encontraban en esa
base, él era nuestra mejor pista. Burns y Bruce cogieron los rifles, Mouse
había recibido algo de atención médica, unos antibióticos y unos
poli-vitamínicos…
Se le veía muy delicado, pálido y hasta parecía estar mucho más
débil y siempre sudando. Sin embargo continuaba diciendo que no se sentía mal,
que de alguna extraña manera se sentía más fuerte y con más ganas de atacar y
despedazar a esos sudafricanos.
Yo por mi parte me sentía aún con algo de malestar de la fiebre,
pero mantenía mi mente alerta, sabía que no había culminado la misión y por
consiguiente no podía dejar nada al azar. La herida ya no me estaba sangrando,
y había dejado un poco de supurar pus.
- Una vez que nosotros
comencemos con la distracción – Continuó el comandante Flores – los colombianos
saldrán a darnos cacería y nosotros nos lo llevaremos a darle un paseo por las
selvas. Cuando eso ocurra ustedes deben ponerse en marcha, Confío en que saben
lo que están haciendo, después de todo son Rangers…
Nuevamente salió con que sabía que éramos Rangers… Yo seguía sin
confirmarlo ni negarlo, y mis hombres al igual.
- Vamos… Que no tienen
razón para negármelo u ocultármelo… - Decía con su insoportable sonrisa
diabólica – Por supuesto que reconozco a los Rangers cuando los veo… Yo también
estudié en su Escuela en América, y tengo muchos amigos allí.
Eso nos explicaba de donde había obtenido el dominio del idioma, y
nos dejaba en una posición un tanto incómoda, aquél hombre sabía mucho más de
lo que aparentaba, y había estado jugando con nosotros haciéndose pasar por un
simple guerrillero aún teniendo un buen entrenamiento con los Rangers.
En ese momento, por primera vez, tomó un tono de voz más serio con
nosotros, no perdió un leve movimiento de los labios con su sonrisa, pero si se
notó el tono de voz en la preocupación… Solo dijo una única frase “Buena
Suerte”.
Después de aquello, nos otorgó un saludo militar, se dio la vuelta
y comenzó a dar órdenes en español. Sus hombres comenzaron a moverse
rápidamente, pude ver como encendían los vehículos y varios de ellos tomaron
posiciones diferentes, a nosotros nos dejarían por nuestra cuenta.
Comenzamos a caminar por la selva con el equipo, nos movíamos un
poco más lento, Mouse parecía temblar un poco, pero sus energías en verdad
parecían no desvanecerse.
Mientras nos movíamos por la jungla, en esta oportunidad si
notamos el sonido de los animales, después de un silencio sepulcral como el que
existía en los alrededores de la otra base, que solo fue roto por nuestros
disparos y la música de los carros cuando salimos de ahí, era una combinación
entre la belleza de la vida y los horrores de lo que teníamos en nuestros
alrededores.
Podíamos escuchar claramente a un felino de gran tamaño rugir en
la cercanía, como marcando territorio, mientras las aves y los monos, o
chimpancés o como se les diga, saltaban entre las ramas y nos dejaban caer
algunas frutas.
Aunque la vegetación era espesa, pudimos movernos con cierta
comodidad, ya faltando pocos metros para el final de la colina que nos habían
señalado, según nuestros cálculos, comenzamos a movernos con más cuidado,
verificando que no nos topáramos con una patrulla.
En unos minutos comenzamos a ver un pequeño claro donde estaba la
base, dejamos parte del equipo a un lado y comenzamos a movernos arrastrándonos
para observar la base y estudiar la situación.
Lo único que pudimos distinguir “a vuelo de pájaro” fue que el
edificio que teníamos más cercano a la entrada principal era la prisión, porque
tenía un cercado externo y un pequeño campo donde posiblemente los presos
podían moverse. Aparte de eso habían varios edificios y en total unas 6 torres
de vigilancia. Una en cada esquina y dos en el área central de la base.
Apenas queríamos verificar cuantos hombres había en las torres o
intentar de reconocer algunos de los demás edificios, cuando empezamos a
escuchar el característico silbido de las bombas de mortero que comenzaban a
caer.
Inmediatamente comenzaron las sucesiones de explosiones, que
parecían caer al azar por el complejo, principalmente el terreno alrededor del
complejo y buscando, sin éxito, darle a alguna torre. Pero por el cuidado que
tenían de no quererle dar a ningún otro edificio los disparos quedaban un poco
cortos.
Casi como si de una programación que el Comandante Flores
conociera, los soldados colombianos comenzaron a salir a la carrera de los
edificios, comenzaron a ocupar los vehículos que se encontraban todos afuera a
pesar de tener un edificio grande central, con unas persianas que parecía un
garaje.
Los del ejercito colombiano salieron a la carrera tras el área que
se suponía era de donde provenían los morteros en la jungla. Nos quedamos
quietos un momento, Bruce me dijo que tenía para darle a los blancos de una de
las torres, aprovechando el caos y la confusión podríamos derribar a los hombres
de una torre he ingresar por esa esquina…
Yo lo detuve… Si mis cálculos eran correctos, una vez salieran los
soldados colombianos a buscar a los demás las torres se comunicarían entre
ellas para asegurar que todos estuvieran en sus puestos…
Efectivamente, Bruce me dijo que los estaba viendo comunicándose
por radio, y en la torre habían dos personas, una de ellas verificando el
perímetro y otro se mantenía en contacto por radio.
A los pocos minutos escuchábamos como desde nuestras espaldas
sonaban ráfagas de disparos esporádicas, mientras los colombianos perseguían a
nuestros nuevos aliados de las FARC, les indiqué a Bruce y Bruns que apuntara
cada uno a un hombre en la torre sureste, y en la próxima ráfaga que
escucháramos les dispararan.
Con la primera ráfaga no dispararon, se estaban preparando
todavía, unos incontables segundos de silencio parecieron una eternidad,
pensando que habíamos perdido la oportunidad de usar el sonido de la
persecución como camuflaje, una ráfaga, muy lejana a decir verdad, sonó y con
ella cayeron los dos soldados con disparos en la cabeza de mis hombres.
Teníamos una torre despejada, no esperaba que durara demasiado
tiempo la ventaja de la que disponíamos en ese momento, un fuerte silencio se
apoderó de la zona, no vimos a nadie moverse ni salir de los edificios, tampoco
lográbamos ver hombres en las dos torres centrales.
Al ver que no se estaban movilizando por la falta de respuesta de
los hombres en la torre sureste, bajamos cautelosamente por la pendiente de la
selva para alcanzar el complejo, rápidamente cortamos la alambrada junto a la
base de la torre he ingresamos al complejo.
Ya habíamos visto que en la izquierda teníamos un edificio que
parecía ser una prisión, frente en la parte central del complejo, y en orden de
izquierda a derecha se podía ver un edificio muy grande que podía ser uno de
los barracones, de ahí salieron la mayor parte de los soldados colombianos,
junto con otro edificio idéntico en el extremo derecho frente a nosotros.
Corrimos al muro de este edificio para resguardarnos de la mirada
desde las torres, uno de los muchachos se asomó levemente por una ventana con
un espejo, y observó el edificio vació, además confirmando también que era otro
barracón.
El edificio de prisión nos ocultaba de la torre suroeste, y
teníamos un puesto de vigilancia pequeño a un lado de la entrada del complejo
en el sur… Clarke se acercó lentamente a este puesto, con su cuchillo en mano
para no hacer ruido si tenía que matar a alguien. Afortunadamente no había
nadie dentro del mismo…
Se regresó con nosotros a continuar bajo la cobertura, quedaban
tres edificios centrales, el de la izquierda parecía un gran garaje, el norte
podía ser la casa de los oficiales o un laboratorio, y el sur que teníamos más
cercano parecía que podía ser otro laboratorio pequeño como en la base
anterior, o podía ser un comedor…
No sabíamos donde tendrían a los científicos. No creíamos que los
tuvieran en la prisión, aunque era una posibilidad. Pero seguro los tenían en
los laboratorios o si existía una casa de oficiales los tendrían en ese
edificio.
Decidimos buscar acercarnos primero hasta la prisión. Pero no estábamos seguros de la
vigilancia que tuvieran en las torres centrales. No habíamos tenido tiempo para
estudiar correctamente la situación, nos encontrábamos contra reloj si
queríamos terminar antes de que regresara el ejército colombiano y nos la
viéramos imposible.
Cruzamos de los barracones a la parte trasera del edificio sur del
complejo, no tenía ventanas, y sus puertas eran metálicas como los laboratorios
que habíamos visto ya antes en la otra base. Eso solo confirmaba la posibilidad
de que fuera otro más.
Estuve tentado en ese momento de detener al equipo he ingresar
primero en ese complejo, pero las probabilidades de que los científicos se
encontraran directamente en la prisión eran mayores…
Verificamos por un minuto si veíamos movimiento en la segunda
torre central del complejo, manteniendo siempre la cabeza abajo para no ser
descubiertos, pero no vimos movimiento alguno en la misma.
Nos acercamos a las rejas externas del edificio que parecía una
prisión, cortamos las cercas he ingresamos en el patio. No había nadie
vigilando desde los techos, ni tampoco vimos personal en las puertas que unían
el patio con el edificio.
Los únicos hombres que hasta el momento veíamos en el complejo
eran los 6 colombianos que se encontraban en las otras tres torres de las
esquinas restantes del complejo, y en las torres centrales continuábamos sin
ver movimiento. Habíamos visto con los colombianos salir a varios soldados de
color que seguramente eran los sudafricanos, pero creíamos que debían haber
dejado seguramente una guarnición un poco mayor.
Al llegar a la puerta la encontramos cerrada con llave. Eso sería
un problema, el tiempo se agotaba y no era momento de continuar con sutilezas…
Burns voló la puerta y eso disparó la alarma en los hombres que quedaban en el
complejo…
Ingresamos rápidamente en el edificio, escuchábamos a los
colombianos dando órdenes en el exterior, en las torres de vigilancia, y a un
gran grupo de personas vitoreando los sucesos desde el interior del edificio.
Entramos en formación para verificar el mismo. Buscaríamos a los
guardias para eliminarlos y luego liberaríamos a los rehenes del lugar. La
cacería dentro del complejo fue dura, pero no duró mucho tiempo. Nosotros
estábamos entrenados, ellos estaban nerviosos…
Logramos abatir un total de seis guardias, todos colombianos por
el color de su piel, no cargaban más que fusiles M16 y pistolas 9mm.
Bruce comenzó a revisar los cuerpos, Mouse se lanzó en el suelo,
dijo que ahora si se sentía cansado y yo estaba al pendiente de todo lo que él
hacía. Yo y Clarke comenzamos a buscar por las celdas a los científicos,
ninguno comprendía nuestro idioma ingles, nadie sabía darnos respuesta alguna.
Burns se encontraba cuidando la entrada del complejo, le di la
orden que si alguien intentaba de atravesar la puerta que habíamos volado, los
bombardeara he hiciera retroceder. Mientras caminaba por el segundo piso de las
celdas, escuché unas explosiones en el piso inferior.
El edificio entero pareció estremecerse, los rehenes, soldados de
las FARC y campesinos que parecían ser leales a las fuerzas revolucionarias, se
quejaban y se lanzaban al suelo. Casi llegando a las celdas de ese segundo piso
un hombre me contestó en ingles las preguntas…
- Identifíquese soldado.
– Le decía para poder saber con quien hablaba.
El tenía un acento mucho más fuerte que Flores, pero se le podía
comprender un poco y su forma de hablar era un tanto enredada, como si no
dominara el idioma por completo.
- Cabo Primero Monser
señor… Gracias por Rescatarnos.
- Vamos Cabo… ¿Donde se
encuentran los científicos Americanos que vinieron a esta base?
- No se si son
americanos quienes buscan aquí – Las palabras a veces parecían enredarse en su
lengua antes de poder salir, pero era por el desconocimiento del idioma
principalmente. – Pero científicos con ropa blanca se encuentran en el edificio
sur, custodiados por sudafricanos. Ellos obligados a hacer un virus.
Esas palabras no me habían gustado… Bruce comenzó a abrir las
celdas con llaves que había encontrado en uno de los cadáveres, cada vez que
liberaba una celda le daba un pequeño manojo al que liberaba para que lo
ayudara con el resto.
Yo comencé a bajar a la primera planta cuando una nueva lluvia de
balas se escuchó en la entrada a la prisión… Tras ellas tres explosiones más se
escucharon en el exterior del edificio. Alcancé a Burns preguntando como se
encontraba, y me informó que un poco incomodo porque no sabía si teníamos otra
salida del edificio y no podía usar las bombas muy cerca de la puerta para
evitar dañar nuestra salida.
El Cabo Monser nos alcanzó en ese momento, explicándonos que era
la única puerta de salida del complejo. Se convirtió en nuestro traductor en
ese momento para poderle explicar la situación a los demás.
- Tome las armas de
estos hombres que los tenían cautivos, repartala a los hombres en los que usted
más confíe y que se encuentren en mejor estado de salud.
Al decir esa frase voltee a ver a Mouse, que parecía haberse
lanzado a echar una pequeña siesta después del combate. Seguía respirando, pero
se notaba que le costaba respirar. El descuartizador estaba a su lado. Seguía
vivo, pero con una fiebre muy alta y podía estarse muriendo… En verdad era una
infección más fuerte de la que nunca había escuchado para poner a nuestro
hombre en ese estado al cabo de tan pocas horas.
Esperaba que hubiera logrado mantenerse en pié unos días tal vez,
pero el virus lo estaba matando a una velocidad impresionante.
- Vamos a limpiar el
terreno, saldremos a buscar a los científicos. – Le indicaba de nuevo a Monser
y mis hombres escuchaban atentos. – Usted y sus hombres se acercarán a esa
puerta que está en el sur, en el puesto de vigilancia que tiene a un lado no
hay nadie que los detenga, abren las puertas y se largan de aquí con esta
gente, si pueden matar a algún sudafricano o colombiano en el camino mejor para
nosotros.
- Cuidado con
sudafricanos. – Decía el cabo. – Mejor entrenados que colombianos, mejor
puntería y mas malos. Recomiendo salir con vehículos con sus hombres.
- Tendremos la
recomendación presente, cabo. Muchas gracias.
Nos acercamos a la entrada del complejo por donde habíamos
ingresado, pude ver los cadáveres de 3 colombianos junto a la puerta, los
restos de sus cuerpos despedazados por la explosión se encontraban derramados y
esparcidos por el patio.
Uno de ellos, faltándole toda la parte inferior de su cuerpo desde
su estomagó para abajo, estaba recostado contra la pared a un lado de la
entrada. Sus ojos abiertos parecían ver un firmamento de oscuridad y muerte en
el lugar donde su alma había viajado.
Comenzamos a movernos con lentitud, no veíamos a nadie que pudiera
dispararnos. Bruce verificó con el rifle la torre Sureste a ver si la habían
vuelto a ocupar, y desde donde podrían habernos tomado en mejor mira, pero no
se movía nadie dentro de la misma.
La que si parecía haber sido ocupada era la torre central
izquierda que pudimos ver desde la esquina norte de entrada de la prisión. Las
barracas nos cubrían de la torre noroeste y gracias a los dioses la torre
central derecha nos la tapaba el edificio que parecía ser un laboratorio.
Los hombres de las FARC se preparaban para salir con los rehenes,
seguro nos dispararían desde esa torre, y desde la esquina sur no vimos
movimiento alguno en la torre que se encontraba en nuestra espalda en la
esquina suroeste.
Lo que si sabíamos es que las explosiones seguro habían informado
al grueso de las fuerzas colombianas que debían regresar a su base si las
habían escuchado. No sabíamos cuanto les tomaría regresar pero debíamos
movernos.
Los miembros de las FARC que salieron al patio tomaron las armas
de los tres soldados que estaban muertos y desperdigados. Entre los civiles
varios se fueron en vómito mientras pasaban por los alrededores de los
cadáveres en el suelo.
Mantuvimos el fuego cruzado con la torre central izquierda, para
que uno de mis hombres rodeara el edificio y lo eliminara con la PSG-1 desde el otro extremo
cuando él estaba distraído con nosotros.
En el momento que avanzábamos, y una gran cantidad de gente salía
y se disponía a escapar del complejo, una mujer se acercó hasta mí, cargaba un
bebé en brazos y comenzó a llorarme, pero parecía llorar de felicidad, como
agradeciendo que los estábamos liberando.
En ese momento escuché una nueva ráfaga de disparos, las personas
se lanzaron al suelo, y yo tome a la mujer por los hombros para lanzarnos al
suelo, mientras la protegía con mi cuerpo.
La dejé a un lado y al voltear la mirada buscando de donde
provenían los disparos, un sudafricano se había asomado por la puerta metálica
de lo que era el laboratorio al que nos dirigíamos en ese instante. Bruce a mi
lado grito, “Granada”, pero le detuve el brazo y le hice señas de negación…
Como ya le había quitado el seguro y el pistillo lo lanzó más
atrás de la entrada donde estaba el sudafricano, pasando incluso la esquina del
edificio. La detonación tomó por sorpresa al sudafricano que no pareció
escuchar cuando lanzaron la granada ya que no había dejado de disparar.
La explosión a su espalda lo lanzó un poco hacia el frente,
quitándole momentáneamente la cobertura que tenía en el marco de la puerta de
entrada al edificio, mientras cambiaba de cargador. Bruce se levantó en ese
momento y disparó una ráfaga larga hacia donde el sudafricano se encontraba. El
pobre desgraciado posiblemente moriría de más de 20 o 30 disparos… Conociendo
la precisión de Bruce aún con armas de alto calibre como la que cargaba.
Su cuerpo cayó lentamente al suelo mientras la sangre chorreaba y
caía por su uniforme al suelo para formar un charco rápidamente. Había causado
problemas en el grupo que se estaba escapando del complejo.
El Cabo Monser levantó de nuevo la voz para que se levantaran y
continuaran avanzando, uno de sus hombres estaba ya dentro del puesto de
control activando la puerta para que se abriera y permitiera la salida de toda
aquella gente.
Pude ver a una mujer al lado del cadáver de uno de los campesinos
llorando porque había sido alcanzado por las balas de aquél mercenario, su
esposo yacía muerto en el suelo… El día de hoy pienso que posiblemente fue lo
mejor para que no viviera el infierno que nosotros vivimos, pero en ese momento
me dolió ver el sufrimiento de esa persona.
Otro hombre buscaba levantarla, en el suelo yacían varios cuerpos
que no se levantaban, los soldados de las FARC se les acercaban, hacían el
ademán de levantarlos, y cuando veían que estaban muertos los volvían a soltar
al suelo como si de pedazos de carne inservible se tratara. Una imagen que
vería mucho en los años siguientes…
Eran muy pocas las armas que poseían, y ahora sabíamos que los
sudafricanos efectivamente se encontraban en el complejo central, posiblemente
cuidando su mayor bien en ese momento, los científicos americanos.
Burns se me acercó reclamando si iba a detenerlo cada vez que iba
a lanzar una granada o iba a hacer
estallar alguna bomba, le expliqué en ese momento que no conocíamos la
disposición de ese edificio y como afectaría una explosión en nuestros científicos.
No podíamos garantizar su seguridad si se ponía a lanzar granadas como loco.
El Descuartizador salía ayudando a Mouse del edificio de prisión,
le era difícil caminar en aquél momento, pero no abandonamos a ningún hombre, y
aún estando muertos, solo si no existe más alternativa lo enterramos en el
lugar, porque de lo contrario buscamos llevárnoslo a casa para que sea
enterrado cerca de su familia.
Mientras los civiles y el personal de las FARC salía por la puerta
principal, un nuevo soldado sudafricano salió del edificio central, disparó
contra la multitud que corría por la puerta principal, o tal vez lo hacía a los
soldados que estaban en los lados ayudando a moverse a las personas.
Bruce lanzó otra ráfaga de fuego contra aquél sujeto, derribándolo,
pero no sin antes él haber derribado a varias personas más. No podíamos
permitir que esos desgraciados salieran y dispararan como locos contra personas
sin armas.
En ese momento Burns abrió los ojos, parecía no creer lo que estaba
viendo…
- Sarg… Sargento usted…
Me decía estando un poco asustado y apuntando con su mano derecha
a mí pecho.
Cuando bajé la mirada, pude ver que mi uniforme estaba bañado en
sangre, por un momento creí que estaba herido, pues con la adrenalina uno
muchas veces no siente los impactos de las balas sino hasta un rato después de
recibirlo.
Me llevé con un poco de nervios la mano al pecho esperando sentir
la herida de la bala o la sangre caliente brotando de mi cuerpo, por un momento
sentí el sudor de mi frente corriéndome por el rostro, las manos sentí que se
me pusieron frías.
Al apoyar mi mano sobre mi pecho sentí la humedad de la sangre en
mi palma, sentí mi corazón palpitando rápidamente por los nervios y la
respuesta de la adrenalina sobre mi sistema circulatorio.
Cuando separé la mano de mi pecho noté que no seguía saliendo
sangre, tenía la mano empapada de sangre, pero de mi pecho no provenía dolor
mayor que mi corazón replicando con mucha fuerza en mí.
Volví a llevar la mano hasta donde estaba la sangre y empecé a palpar
con los dedos en búsqueda del agujero de la bala, pero no lo encontraba…
Entonces caí en cuenta… Voltee a mi espalda y bajé la mirada… La
mujer que había estado frente a mí cuando salió el primer mercenario disparando
no se había levantado del suelo, el niño no estaba llorando y bajo ellos un
líquido espeso y oscuro se estaba formando en un pozo lentamente.
El dolor de mi pecho creció en ese momento, no por una herida
física, sino que sentía que había sido herido emocionalmente, me agaché con
algo de incredulidad hasta donde estaba la mujer con su bebé en brazos.
No fue necesario voltearla para saber que la sangre que tenía en
mi camisa era de ella, me observé las palmas de mis manos llenas de su sangre
por un instante, era la sangre de un inocente que de alguna manera me había
salvado de una muerte segura… De ella y de su bebé…
Mis ojos por un momento los sentí llenos de lagrimas, un bebé
había muerto para salvarme la vida, a pesar de todo lo que hice para buscar
defenderlos habían muerto en mis narices…
La rabia me estaba empezando a carcomer por dentro, sabía que
debía de calmarme, las bajas siempre existían pero era la primera vez que un
bebé moría por algo así frente a mí… Una nueva vida, un nuevo renacer, un nuevo
despertar de este mundo segado y yo manchado en su sangre…
Una mujer que venía detrás desde la prisión se me acercó, se
agachó a mi lado, yo no se que me estaba diciendo, no le comprendía y mi mente
estaba muy ida en ese momento, a decir verdad no escuchaba nada… Ella tomó la
manta donde estaba el bebé, yo tenía los brazos caídos frente a mí.
La manta manchada de rojo… Sentí que no podría aguantar más y
menos con esa mujer queriendo mostrarme el cadáver del niño. Cuando ella movió las
mantas sentí una inmensa rabia, culpa, dolor… no se como describir el
sentimiento que me sumergió… Ella le destapó el rostro al bebé y me lo puso en
los brazos caídos…
En ese instante el bebé sonrió y movió su brazo hacia mí… Mis
oídos parecieron destaparse para escuchar su suave sonrisa despertarme de aquél
estado en que había caído… El bebé estaba vivo.
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