XIII
Abriendo las Puertas del Infierno...
Me levanté lentamente, observando como la
inocencia de una sonrisa puede provocar un cambio tan fuerte aún dentro de una
persona que “se hace el duro” como me pasaba a mí… Desde esa época pude comenzar
a apreciar aún más la vida de los seres humanos, pensé que si salía de todo
aquello y lograba detener el desastre, buscaría sentar cabeza con alguna pareja
y buscar tener una familia.
Le entregue el bebé en brazos a la señora,
y le hice señas para que se fuera. Tal vez no fueran familia, pero era una
mujer y su instinto de madre salió a relucir de inmediato. No se exactamente
que fue de aquel bebé. Pero espero que lograra sobrevivir a todo el caos de los
siguientes meses.
Yo recobraba la confianza y el temple para
poder continuar con la misión que tenía encomendada. Organicé de nuevo a mis
hombres para ingresar dentro del edificio donde se suponía que tenían a los
científicos, mientras los soldados de las FARC continuaban retirando a las
personas del lugar.
Era una cantidad impresionante de gente
que tenían cautiva. Pero los que nosotros necesitábamos sacar de aquél lugar no
se encontraban en ese grupo. Estábamos más cerca de culminar la misión y al
mismo tiempo cada segundo nos ponía más lejos de alcanzarlo.
Nos posicionamos a los lados de las
puertas, ahora si íbamos tras personas entrenadas, con rehenes, armados y
concientes… Para eso si estábamos entrenados y éramos los mejores en nuestro
trabajo.
Cuando todo había empezado, íbamos a
entrenar a unos novatos en el trabajo de reconocimiento, eso no habíamos podido
hacerlo completamente con esta base, pero igual estábamos entrenados para
situaciones de rehenes.
No conocíamos como estaba organizado el
edificio ni cuantos científicos exactamente quedaban aún con vida, aún menos
cuantos eran los captores… Pero… ¿Cuál era el problema? Para nosotros ninguno.
Por eso éramos y somos Rangers. Vivimos
para llegar más lejos y a donde más nadie es capaz de alcanzar las metas mas
locas he imposibles.
Apenas estábamos listos para empezar con
la entrada y una primera ráfaga de fuego salió contra nosotros, ninguno salió
herido, y devolvimos el fuego, los sudafricanos si hablaban el ingles, nos
insultaban, nos decían que si no nos retirábamos matarían a los científicos.
Son situaciones que suelen presentarse.
Les pedí a los muchachos que nos retiráramos un poco de la entrada y le permití
a Burns lanzar una granada en el pasillo de entrada que habíamos visto, que la
granada quedara cerca de la entrada.
No teníamos bombas aturdidoras, pero si la
granada lograba sorprenderlos rodando suavemente, sin que la vieran por
resguardarse de una ráfaga de fuego, podría ayudarnos a aturdirlos.
Bruce lanzó una ráfaga de fuego al
interior, apuntando bastante alto, si estaba algún civil estaría agachado, y en
todo caso solo necesitaba crear una distracción temporal para que Burns hiciera
rodar la granada al interior suavemente.
Nos separamos de la puerta de entrada,
escuchamos una ráfaga de fuego disparando hacia la entrada y seguidamente la
granada había estallado. El sonido retumbo en el interior del edificio,
escuchamos los bombillos estallando…
Pero el sonido de
esos bastardos gritando, sea
por el susto, el dolor o el aturdimiento que estaban sufriendo en ese momento,
fue casi como música a nuestros oídos en ese momento. Claro, seguro la
detonación también le había pegado a alguno de los científicos, pero esperaba
que ninguno saliera herido como tal.
Ingresamos rápidamente cuando aún el humo
de la detonación, el polvo y la tierra levantada se encontraba en el aire.
Bruce derribó a un sudafricano que se cubría contra la pared de la derecha,
Burns a uno que estaba contra la esquina de la izquierda lanzado en el suelo
con las manos en sus oídos.
Avanzamos un poco más, Mouse y Clarke
estaban en la entrada cuidando que no nos rodearan he ingresara ningún otro
sudafricano o colombiano que quedara en la base o en las torres y no viéramos.
Mouse no sería de mucha ayuda, pero
tampoco lo podía tener en mi espalda pegado, mientras nosotros ingresábamos en
pareja. Siempre con uno cubriendo la espalda del otro y ambos grupos
verificando su lado.
Yo me encontraba detrás de Bruce, mientras
que Burns y el Destripador estaban a nuestro lado. Continuamos andando por los
pasillos. Recuerdo que estábamos gritando ordenes mientras ingresábamos por los
pasillos del edificio, “Ríndanse y permanezcan en el suelo, todo el que sea
visto en pié será considerado enemigo y será derribado…”
En un momento Bruce que se encontraba
delante de mí recibió un golpe de la culata de una M16 en la cara, el sujeto
salió de la puerta de la derecha que nos disponíamos a revisar. No le dio
tiempo de reaccionar, pero durante los pocos segundos que le tomó volver a
tomar el control de la automática y buscar apuntar a quien había golpeado, yo
ya lo tenía en la mira.
Casi podría jurar que pude ver la bala
salir de mi arma, lentamente, tras la estela de humo de la pólvora al quemarse,
alcanzar la frente negra de aquél sujeto y comenzar a penetrarla, las gotas de
sangre salpicando el aire, el movimiento suave pero rápido de su cabeza hacia
atrás al recibir el golpe que lo estaba matando y su mirada desapareciendo en
la penumbra de la muerte mientras la bala atravesaba su cabeza y salía por la
parte trasera de la misma.
Su cuerpo caía al mismo ritmo que sus
manos soltaban el arma, perdiendo la fuerza y la estabilidad con la que se
mantenía en pie.
Le tendí la mano a Bruce que me la tomó y
lo jalé para que se pusiera detrás mío. Mientras se recuperaba debíamos seguir
avanzando, cada segundo y cada minuto contaba por completo. Los Colombianos ya
posiblemente se encontraban encima nuestro, o buscando cazar a los campesinos
que se habían escapado de la prisión.
Cruzamos en un pasillo que se encontraba
más adelante, Burns y el Destripador se habían adelantado ligeramente para
revisar una puerta de su lado del pasillo. Cuando la abrían se escuchó un
disparo.
Pude ver como Burns caía hacia atrás y
unas gotas de sangre salían de su espalda al aire. Todo ocurrió sumamente
rápido, después tuve que analizarlo con más detenimiento y con la mente fría
para comprender lo que había ocurrido.
Esto porque fue un movimiento sumamente
rápido y con el que nunca había visto al Descuartizador atacar a nadie, había
cortado la mano que había disparado, matado al sujeto que era dueño de aquella
mano y ya se encontraba en el suelo atendiendo a Burns, todo antes de que
siquiera los alcanzáramos y eso que estábamos a escasos 2 o 3 pasos.
Mucho más tarde cuando el me explicó lo
que había pasado, pude comprender lo que mi mente no quería aceptar. El
Descuartizador había visto ligeramente la mano saliendo por el marco de la
puerta, lo que le dio tiempo de unos microsegundos de mover a Burns, con eso el
disparo no le alcanzó en el corazón sino en el hombro.
Inmediatamente con la otra mano sacó su
cuchillo de la funda que tenía a un lado en la cintura, a él le encantaba
tenerlo sumamente afilado y en ese momento le fue perfecto. Con un movimiento
rápido del cuchillo había cortado los músculos, la carne y la piel que sujetaba
la mano en donde se encontraban los tendones.
Aquel efecto de la mano buscar caer y no
hacerlo por la carne restante, pero no tener músculos ni tendones que lo mueva
es lo que me había dado la sensación de que le había cortado el brazo.
En el mismo movimiento, dando un paso al
frente para poder ver al atacante a la cara, nos contó que su rostro era de
dolor puro, yo no pude verla para intentar de sentirme mejor, con el mismo
cuchillo le hizo un corte en la zona abdominal, lo que provocó que el sujeto
usara su otra mano para intentar de mantener sus intestinos dentro de su
cuerpo.
Ahí el Descuartizador había demostrado su
gran habilidad con los cuchillos y los instrumentos que podían ser cortantes.
Cuando nosotros lo alcanzamos a los dos pasos ya estaba arrodillado al lado de
Burns quitándole parte de la camisa para verificar donde estaba la herida.
Nosotros solo vimos al sujeto arrodillado,
llorando y gritando, parecía un japonés acabando de practicarse un Sempuku fallido, o como se diga ese acto de los
viejos samuráis que cuando cometían un acto deshonroso ellos mismos tomaban un
cuchillo ceremonial y se cortaban en la altura del estómago para luego subir al corazón.
Ese acto llegué a verlo varias veces en el
futuro, y aunque me parecía una mala manera de morir, los japoneses y su honor
son completamente respetables. Claro, cuando yo lo llegué a ver en los años
siguientes, después de aquél acto, algún compañero procedía a cortarle la
cabeza, ya que el acto de deshonor en ese momento era el haber sido mordido por
una de esas criaturas.
Aún así los japoneses cuando lo
practicaban no podían llorar o mostrar signos de dolor en el rostro… Pero esos
son detalles que tal vez te cuente en el futuro, o quien sabe si tu mismo serás
capaz de presenciarlo cuando te manden a Japón.
Por ahora te puedo decir, que en ese
momento me pareció una manera excelente de morir de aquél sudafricano después
de dispararle a uno de mis hombres. Le iba a disparar a la cabeza para acabar
con su vida, pero el Descuartizador me dijo que lo dejara tranquilo… “Déjalo que sufra los minutos que le quedan
de vida… Es lo menos que puedo hacerle después de dispararle a Burns”
Comprendí que aquél hombre ya no sería más
una amenaza para el equipo. Bruce vigilaba la parte delantera del pasillo por
el que avanzábamos, yo me agaché al lado del Descuartizador para verificar como
estaba Burns.
- Tranquilo
Sargento – Me decía con completa calma – La bala entró y salió por su hombro.
Lo vendo, le aplico un poco de morfina y podremos continuar avanzando, usted
camine y adelante poco a poco con Bruce, lo alcanzo en un par de minutos a lo
sumo.
Eso me dejó mas tranquilo… Si no se le
infectaba no había peligro de que le pasara algo peor. Le hice la seña a Bruce
y continuamos por el pasillo.
Hasta ahora solo nos habían salido
sudafricanos en aquel edificio, creo que habíamos matado ya a unos 6 de ellos,
no sabíamos cuantos más faltaban.
Avanzamos un par de pasillos más, las
puertas que estábamos abriendo nos mostraban que no estábamos en un laboratorio
tan especializado como la base anterior. Pudimos ver un comedor y varias
oficinas.
Finalmente llegamos a una puerta doble que
decía “ENFERMERIA”. Después supe lo que significaba, pero ese era el lugar
donde tenían a nuestros hombres.
Cuando intentamos de mover la primera
puerta, recibimos una fuerte ráfaga de disparos desde el otro lado, había por
lo menos 4 o más personas del otro lado apuntando y disparando a la puerta
donde nos encontrábamos.
Los hombres estaban intentando de negociar,
nos confirmaron que tenían a los científicos con ellos ahí adentro, pero si no
nos retirábamos ellos los mataban, puesto que no los iban a entregar.
Los Estados Unidos no negocian con
terroristas, y tampoco lo iban a hacer los Rangers. Sin embargo cada vez que
siquiera medio se movía algo por la puerta donde nos encontrábamos una nueva
ráfaga de fuego salía hacia la puerta.
Lo único que pudimos lograr fue abrir la
puerta para podernos escuchar mejor. Aún mientras “conversábamos”, ellos
disparaban un par de balas a donde estábamos, seguramente para presionarnos y
para que no nos atreviéramos a salir.
En ese momento llegó el Descuartizador con
Burns. El rostro de Burns solo mostraba molestia, el vendaje parecía muy bueno
y no se estaba bañando con sangre, intentamos de asomar el espejo para poder
ver al interior de la “ENFERMERIA” donde tenían a los hombres que habíamos ido
a buscar…
Lo único que alcanzamos a saber es que no
eran solo 4 hombres quienes nos disparaban, perdimos el espejo, y no aceptaban
la rendición de nadie. Solo nuestra retirada.
Las cosas se estaban complicando a cada
segundo. Estaba buscando una manera en la que pudiéramos lanzar una granada o
algo, pero no teníamos granadas STUN que son las aturdidoras.
Intentar lo mismo que hicimos al ingresar
al edificio podía lastimar a los científicos, y esos hombres se veían que si no
podían salirse con la suya, no les temblaría la mano para asesinar a los
nuestros.
Cuando comenzaba a sentirme con las manos
atadas y sin poder hacer nada, escuché un fuerte golpe dentro de la sala. Los
sudafricanos se escucharon sorprendidos, y una balacera se formó en el
interior.
Sabíamos que no estaban disparando en
nuestra dirección, ya que el grueso de los disparos no estaba viniendo a
nosotros, pero aún así salían balas por lo que no podíamos asomarnos… Se
escucharon gritos de las personas en el interior.
No sabía si estaban matando a los
científicos o entre ellos mismos, no comprendía que estaba pasando, mi mente me
decía que me quedara quieto para no recibir un disparo, pero mi instinto
militar quería salir a ver que estaba ocurriendo y que no estuvieran asesinando
a mis científicos.
Al cabo de un minuto, los disparos
cesaron, se escuchaban los quejidos en el interior de la sala, un hombre estaba
pidiendo auxilio en ingles, otros en español, y otros en un idioma que no supe
identificar.
Alcé la voz y no escuché respuesta del
“líder” que estaba “negociando” conmigo en ese momento, solo escuchaba los
quejidos, sentía el olor a pólvora, a muerte, a sangre y a quemado…
Me atreví a asomarme por un segundo
rápido, y no llegué a ver a nadie de pie detrás de la puerta. Una gran cantidad
de pólvora flotaba en el aire ascendiendo al techo, donde incluso las luces
habían recibido disparos de lo que fuera que había ocurrido en el interior.
Uno de los científicos salió corriendo por
la puerta donde estábamos nosotros, casi le disparamos en ese mismo momento. Lo
único que nos detuvo fue ver la bata blanca, muy sucia y manchada, y que su
piel no era de color.
El Descuartizador lo tomó y lo bajó para
protegerlo, el hombre gritaba con desesperación, estaba en shock. Comprendimos
que si él había salido sin que le dispararan algo había pasado adentro.
Me levanté lentamente y comencé a entrar
en el recinto, Bruce a mi lado, Burns cuidaba desde la puerta con su hombro
vendado y el Descuartizador verificaba el estado del hombre que había tomado a
la carrera.
Encontré a los sudafricanos tumbados en el
suelo, habían recibido una gran cantidad de disparos. Junto a ellos en el
centro se encontraban dos científicos americanos muertos, y otros dos se
encontraban muertos de miedo agachados y tirados debajo de unos escritorios.
Bruce ingresó un poco más, todo el tiempo
estábamos agachados para evitar que saliera algún desgraciado y nos disparara.
Luego el terminó de poner rodilla en tierra y me llamó mientras yo intentaba de
hablar con los científicos.
Pude ver a uno de los sudafricanos
moviéndose y arrastrándose cuando me dirigía a donde estaba Bruce, saqué mi
pistola y le disparé en la cabeza. No dejaría ni la oportunidad de convertirse
en una de aquellas criaturas zombies.
Cuando llegué hasta donde estaba Bruce en
la parte de atrás pude comprender lo que había pasado…
Una puerta metálica se encontraba cerrada
de nuevo, pero la gran cantidad de balas que se veían reflejadas con los
agujeros mostraban que fue donde se recibió el grueso de los sudafricanos. En
el suelo se encontraban 3 soldados colombianos muertos, y Bruce estaba al lado
de otro dándole la mano, mientras se encontraba medio recostado contra la
pared, su arma en su regazo, y un hilo de sangre corriendo por la comisura de
su boca.
Al agacharme pude notar que era el cabo
Monser. Después que los campesinos habían salido a la selva había regresado con
tres de los hombres he ingresaron por la puerta norte del complejo para buscar
ayudarnos.
Lo que ninguno sabía es que esa era la
habitación donde estarían resguardados los sudafricanos. En ese momento me dijo
que quería ayudarnos a rodear a los soldados que quedaran y rescatar a los
científicos, ya que los habíamos ayudado a salvar a su gente era lo menos que
podía hacer.
Le tomé la mano después que se la soltó a
Bruce, tenía toda la zona abdominal destrozada, cuando llamé al Descuartizador
me dijo que no… Que no consideraba que quedara mucho tiempo, que tomara su arma
y le dejara solo una pistola para matar a todos los que pudiera y entraran ahí
si aún se mantenía con vida.
Dijo que no había visto a los soldados, en
ningún momento, usar el garaje, pero que seguramente ahí adentro tendrían algún
vehículo que nos pudiera servir. Los hombres que rescataron se encargaron de
llevarse a los campesinos al norte, ya que los del ejército colombiano
posiblemente vendrían por el sur.
Eso fue música para mis oídos porque
nuestra salida y retirada estaba al norte de la otra base. El descuartizador
continuaba verificando a los científicos que habíamos rescatado, solo eran
tres, pero era mejor que ninguno y fallar por completo la misión.
Le grité a Mouse y Clarke para que
informaran la situación, aunque no escuchaba disparos. Al cabo de un minuto o
menos, Clarke apareció por el pasillo ayudando a caminar a un moribundo Mouse…
No creía que lo dejaran salir de aquél lugar con vida…
Nos preparamos a salir por la puerta norte
donde habían ingresado los colombianos, verificamos y en las torres no había
nadie que nos hiciera frente. El terreno parecía despejado.
El edificio del garaje estaba a nuestra
izquierda, vimos un portón del lado noreste del edificio, pero se veía que
estaba cerrada con un gran candado y parecía sellada…
Me acerqué a los científicos, intenté de
conversar con ellos, conocer que tanto mal habían causado, si existía una cura
o algo que pudiera ayudarnos… Estaban en estado de shock, parecían que habían
pasado algo de hambre y se veían un poco golpeados. No decían palabras
comprensibles en el momento…
“El infierno ya nos alcanzó”… “Por el
valle de la muerte caminaré y los muertos se levantaran a devorarnos sin un
Dios que nos salve”… “No existe lugar del mundo donde salvarnos”…
Eran las únicas frases que salían de sus
bocas. El Descuartizador me dijo que no podrían conversar en aquél momento, no se
encontraban en buen estado mental y necesitaban descansar puesto que habían
sido doblegados mentalmente.
Para mí eran simples sacos de mercancía
con patas. Me acerqué con los hombres a la esquina oeste del edificio, teníamos
de nuevo la puerta principal al sur de nosotros, y un gran portón de garaje en
la cara sur del edificio, que solo estaba mantenido con un candado.
Nos acercamos lo más rápido que podíamos,
le pedí a Mouse que se comunicara con base, informara la situación y les
avisara que nos dirigiríamos al punto de extracción con 3 científicos, pero que
nos encontrábamos más lejos en una base hacia el este.
En ese momento comenzaron a salir
colombianos desde el sur de la selva a dispararnos, Los científicos se
resguardaron de nuevo detrás del edificio donde los habíamos sacado, Mouse
estaba pegado a Burns y al Descuartizador en el portón del garaje. Y Bruce,
Clarke y yo nos plantamos al suelo a disparar contra los que venían contra
nosotros.
Los colombianos no se acercaban demasiado,
se quedaban tras la espesa selva, gritaban algo y no estaban disparando,
mientras nosotros le disparábamos a cualquier cosa que se moviera en el
follaje.
Escuche a Mouse a la radio informando… Le
daba nuestra ubicación a la base, preguntaba si el punto de extracción seguiría
en el mismo lugar o lo moverían a un punto más cercano…
En ese momento escuché como el
Descuartizador y Burns terminaban de picar el candado, y pude ver el movimiento
de los colombianos retirándose tras nuestras ráfagas de fuego de cobertura…
Debo admitir que en ese momento yo cometí
tres errores…
Primero, dejar de Mouse informara a la
base nuestra situación y se mantuviera en radio mientras continuábamos
defendiéndonos. Segundo pensar que los colombianos se retiraban ante nuestro
fuego de cobertura, cuando ellos eran un número mayor que nosotros y tenían la
ventaja de la cobertura selvática. Y por último, no pensar con más claridad
porqué reforzarían tanto la puerta principal de aquél edificio de garaje,
dejando el frente tan sencillo de apertura con un único candado.
Escuché a mi espalda como levantaban la
puerta corrediza del garaje, puse rodilla en suelo y escuché el grito de dolor
y terror de mis hombres, antes de voltearme la pudrición y el olor a muerte me
abrumó enormemente, casi provocando que me fuera en vómito.
Mouse comenzó a pegar gritos como loco en
la radio, los recuerdo claramente…
- Necesitamos
retirada urgente, auxilio, auxilio, los muertos nos superan, los zombies nos
superan, necesitamos ayuda urgentemente…
Eso fue nuestra perdición…
Desde mi posición pude observar como una
horda de zombies como no había visto en todo el día, se habían abalanzado sobre
mis tres hombres. El Descuartizador y Burns dispararon como pudieron, aún así
les cayeron encima, era una multitud de esas criaturas.
Mouse apenas logró durar con vida lo
suficiente para decir las palabras anteriores por la radio y jodernos a los demás.
Los científicos comenzaron a correr hacia la entrada del complejo, mientras
Bruce, Clarke y yo comenzamos a retroceder mientras disparábamos a la multitud.
En un momento pudimos ver como la mano de
Burns había caído por un pequeño espacio entre los zombies que lo devoraban en
el suelo, soltando una granada a su lado. Los tres comenzamos a correr a la
salida del complejo.
La explosión salió con fuerza a nuestra
espalda, y segundos después nos estaba lloviendo partes humanas, brazos, dedos
en pudrición, piernas o pies y sangre… mucha sangre nos estaba bañando.
Nos volteamos de nuevo para continuar con
el fuego de cobertura mientras continuábamos retrocediendo, pero por cada
zombie que lográbamos darle en la cabeza, otros 3 tomaban su puesto.
Fácilmente podría decir que había
quinientos zombies o más dentro de aquél garaje… Los malditos sudafricanos
estaban preparando un pequeño ejército.
Entre los cuerpos que nos perseguían con
mediana lentitud, pero con insistencia tenían ropas de campesinos civiles, y
unos pocos eran con uniformes de soldados.
Pude ver incluso en varios de ellos, como
los gusanos caían de las cuencas de sus ojos donde estaban vacíos, algunos les
faltaban brazos, piernas, o llevaban arrastrando los intestinos mientras
continuaban, inmutablemente, caminando hacia nosotros…
Les ordené a Clarke y Bruce que
corriéramos, nos separamos unos cinco metros a cada lado para cubrir más
terreno y tendríamos que conseguir a los científicos. Aunque teníamos potencia
de fuego la cantidad era demasiado abrumadora para solamente nosotros tres, y
el rescate de los científicos seguía en pie…
Aún no sabía que las comunicaciones desde
la base se habían cortado… Nos habían abandonado en la selva una vez se había
roto la seguridad y los parámetros de la misión… Al ser una Black Ops, la
simple mención de los Zombies, o que hubiéramos mencionado cualquier detalle de
la operación de los Comandos Muertos, nos habían abandonado, nunca existimos,
era casi como si hubiéramos muerto.
Cuando logramos alcanzar y tomar a los
científicos, podíamos ver en el cielo las aves volando como si estuvieran
huyendo al sur por el invierno, a pesar que ya estábamos en el sur. En un
momento, incluso, me pareció ver un felino que nos pasó corriendo por nuestro
lado, en dirección contraria al complejo de donde veníamos, escapando de lo que
nos estaba persiguiendo.
Corregimos el rumbo hacia el este para
después subir al norte, y buscar comunicarnos con la base al llegar al punto de
extracción. No quería detenernos, pero por la selva y con los científicos que
estaban aún en estado catatónico tuvimos que hacerlo varias veces…
Ellos no sabían que el virus ya había sido
usado, solo sabían que los habían tenido creando mucho virus, solo cuando
alcanzaban cierta cantidad les daban de comer, y cuando el proceso fallaba o no
alcanzaban la meta de la cantidad cada hora los golpeaban y torturaban la
siguiente hora… Pero no sabían que ya habían usado el virus.
Seguramente los prisioneros tampoco,
puesto que el cabo Monser nos había informado para que nos fuéramos con algún
vehículo de ese edificio. Aunque si había informado que no había visto ninguno
ingresando debía de haber alguno.
Ese día perdí a tres de mis hombres… Y
apenas serían los tres primeros en toda la destrucción que cayó en el mundo los
meses y años siguientes…
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