VII
El Momento Perfecto…
Lionell regresaba a su habitación con más
preguntas que respuestas… Sabía que había confirmado buena parte de la
información que manejaba, y la doctora tenía razón al decir que la información
que él manejaba de primera mano con los sobrevivientes era mucho mejor que la
que ella pudiera otorgarle.
Se sintió como si hubiera recibido solo la
información estadística del evento cuando estaba en la búsqueda de detalles
mayores. Pero también la interrupción del “Presidente” lo había dejado
anonadado…
¿Desde cuando lo habían nombrado
Presidente?, ¿Bajo las elecciones de quienes exactamente se le había tomado
para dirigir a todos los sobrevivientes de los asentamientos? Pero otra
pregunta que más rondaba por la cabeza de Lionell. ¿Cómo o porqué había llegado
hasta tan alto cargo un militar sin que nadie notara lo que ocurría?
Por un momento pensó en buscar a Teresa y
ver que estuviera bien después de la cachetada que le había propinado hace un
momento el presidente. No le parecía correcto llamarlo así, y menos le iba a
decir “Padre” como la doctora puesto que no era su padre. Su padre yacía muerto
o caminando en algún lugar desconocido para él.
Pero si no era con el cargo de Presidente
¿Como podía llamarlo?, tenía que encontrar a Atsuko, necesitaba ver si podía
conseguir mayor información, un nombre, como llegó al poder, o si acaso ya se
encontraba en el poder cuando él estaba trabajando con el gobierno hace 2 años
y no lo sabía.
Comenzó a caminar por los pasillos, al
parecer aún en el nivel de relajación el ambiente había cambiado ligeramente.
Aunque las personas seguían tranquilas, existían algunas risas por aquí, otros
jugando pool por la otra sala, pero aquél ambiente alegre y feliz que había
visto el día que llegó ya no se encontraba en el aire.
Al parecer “El Presidente” denotaba cierto
grado de seriedad y falta de relajación entre los hombres, aunque con su
comportamiento anterior no sería extraño.
Cuando Lionell cruzaba una esquina
distraído, casi tropieza con Ciclope que venía corriendo, por un momento todo
pareció un poco mas lento de lo común, Lionell observo el cabello de aquella
niña revoloteando en el aire y acariciándole el rostro suavemente, con un olor
a pureza y sumamente limpio, mientras sus piernas ejecutaban una hermosa danza,
muy suave, como de un paso de baile girando en su propio eje esquivando a la
persona que casi se lleva por el medio en su carrera...
Cuando salió del suave momento que acababa
de vivir, solo pudo ver el cabello agitándose en el aire, y sin voltear
siquiera a ver quien estaba en su camino, ella pidió disculpas al aire mientras
continuaba corriendo por el pasillo del que venía caminando él.
No sabía si seguirla para preguntarle por
Atsuko, aunque con tanta premura seguramente se iba a ver con ella que era la
líder de su grupo, y sin embargo prefirió dejarla pasar y continuar caminando a
las habitaciones de Atsuko o en su defecto su propia habitación y preguntar por
los teléfonos para comunicarse con ella.
Aún no le habían informado cual sería su
papel en todo este lugar, y los problemas que podrían causar su regreso después
de unos años fuera en la tierra de los muertos. Llegaba a su habitación, tenía
sed, pero primero iba a revisar si aún le quedaba algo en la nevera para tomar
o si tendría que ir a buscar.
Al abrir la puerta su habitación estaba
completamente a oscuras, pasó sin problemas, cerro la puerta y encendió la luz,
se empezó a quitar la camisa suavemente, los músculos de su espalda se tensaban
mientras aquella prenda salía por su cabeza y sus brazos.
Cuando se volteó para lanzar la camisa a
la cama y refrescarse un poco observó a Atsuko sentada en su cama, con muchos
papeles desperdigados sobre la misma, fotografías como las que le había
mostrado la doctora en su reunión de la noche anterior, y una expresión en su
rostro que le fue difícil de identificar.
- ¿Es
que acaso no eres capaz de mantener tu camisa puesta en su lugar cuando estas
en un cuarto?
Sabía que posiblemente era una burla, pero
seguía sin poder adivinar los pensamientos de esa hermosa mujer que pudo poseer
hace apenas unos días, y de quien su olor mantuvo en su cuerpo durante toda la
noche de retirada hasta que lo dejaron en esta habitación, donde nuevamente
estaban juntos, a solas, y él sin camisa.
- Es
mi habitación, y soy libre de estar dentro de ella como me sienta más cómodo
¿no?
Esa
mirada... esa mirada... será deseo, o asco... ¿Esa burla es una manera de
ocultar su rabia o que está realmente disfrutando lo que está viendo en este
momento? - Eran los
pensamientos de Lionell en ese momento. No sabía que pensar de ella, pero si
estaba seguro que él tenía deseos, aunque primero tendría que explicar el
incomodo momento en la que lo encontró con Teresa...
- Hasta
cierto punto tienes razón... Y hasta eres libre de meter en tu cama, o tu
regadera a cualquier puta que se te ofrezca en este lugar ¿no?... - Se notaba
que ahora si hablaba molesta, esa expresión no tenía que ser muy estudiada por
él. - ¿Acaso eres otro simple soldado como el resto de esta isla?, ¿Solo le
interesa sexo y sexo con las mujeres que se le atraviesen?
Era un golpe bajo, pero si se ponía en la
situación de ella, la cual recordaba perfectamente de lo que ella había visto,
era completamente comprensible pensar en eso...
- Puedes
compararme con quien tú quieras... - Buscaba algo inteligente para decir, pero
no tenía tiempo de pensar sus palabras, así que solo decía lo primero que
pensaba y después estudiaba las consecuencias... - Pero hasta que no tengamos
un tiempo juntos no podrás notar esas diferencias que tengo con cualquiera de
esta base...
Sabía que estaba intentando llevarla a un
juego peligroso, y más cuando seguía sin saber si solo era la rabia que mostraba
al recordar el mal momento que pasó al ver la mano de Teresa dentro de sus
pantalones, o si estaba jugando con él para probarlo.
- Bueno...
Debo admitir que tienes algo de verdad en eso. - ¿He dado en el blanco?
pensaba él... - No todos aquí se dejarían meter la mano en los pantalones por
esa mujer, después de encontrarla en tan deplorables condiciones, siendo la
puta del líder de la ciudad fortaleza donde la sacaron y que era violada
públicamente tanto por el líder como por todo el que le provocara, a ver si le
pegaron alguna otra enfermedad ETS o SIDA y no tenemos manera de hacerle
pruebas...
Eso no tenía mucho sentido... Un evento
así haría que la mujer aborreciera a los hombres. De hecho podría incluso
haberme cortado mi miembro en venganza... Ahora que lo pienso no tenía tantas
razones como para ser tan cariñosa conmigo desde el principio... Un miedo
fuerte le llegó desde lo más profundo de su cerebro, en esa parte animal donde
se despierta las señales que dicen “Peligro”
- Entonces
ve y pregúntale si es que ahora quiere ser tu puta y yo me quito del camino, -
Continuaba Atsuko - porque no le gusta quitarte las manos de encima, o
insinuarse en cada pequeña oportunidad que tiene... - Atsuko se levantaba y
caminaba a la nevera, le pasó por un lado con completa indiferencia, y él
prefirió no tocarla al no saber como reaccionaría si en verdad estaba molesta.
- Ya me informaron como te abrazaba, y como te dio “cariñitos” durante la cena
con la doctora...
El estaba seguro que no podía haber mucha
gente que se enterara de las cosas en la cena, y menos de como ella se le había
insinuado en varias oportunidades. Pero se preocuparía de ello después.
- Si
de verdad me conocieras, sabrías que a la única persona que quiero hablarle en
estos momentos es a ti... No porque estés aquí en la habitación, sino porque
eres la única que me interesa realmente... - Tomó una botella de cerveza que le
facilitaba Atsuko, la destapó y comenzó a caminar hacia la cama para no verla a
la cara. - O por lo menos la única que me ha interesado desde que todo este
infierno se desató...
Recordaba a Brittany, solo pudo tenerla
una única vez, pero fue el mejor momento de toda su vida... O por lo menos así
le gustaba recordarlo. También sabía que Atsuko ya debería de haber leído esas
publicaciones, puesto que era lo que mandaba a la Web justo antes de que lo
fueran a buscar...
- ¿Aún
recuerdas a esa chica del hotel?, la que se había convertido en tu fantasía y
al tenerla por primera vez cumpliendo un sueño... Bueno pasó lo que contaste al
mundo... ¿Sabes que con eso le demostraste al mundo que sencillamente eres otro
humano más?... Ese último escrito fue uno de los que terminó de impulsarte para
que la gente te conociera, le dijo a las personas de allá afuera, “No están
solos, y existimos muchos que hemos pasado por muchas cosas malas, pero es hora
de conocer la verdad y organizarnos para limpiar los errores de la década
pasada”, ese escrito significa mucho para muchas personas.
El no lo había visto así. Había comenzado
a escribir esa historia porque esperaba la confirmación de otra información que
tenía en sus manos, y sus contactos estaban validando, también porque
necesitaba conversar, así fuera consigo mismo pero necesitaba sacar ese dolor y
plasmarlo en algún lugar.
- No
lo había pensado de esa manera... De hecho creo que voy a continuarla lo antes
posible. Aún tengo mucho que analizar y estudiar de la información que recabé
en esta entrevista como para enviarla al público sin comprobar su veracidad...
- Tomó algunas de las fotos que estaban en la cama y había traído Atsuko. - Así
como estas imágenes me dejaron con demasiadas incógnitas y en especial con una
pregunta que no le tengo respuesta. ¿Quien me quiere asesinar...?
Atsuko se acercó por detrás y se puso a su
lado, ella se bebía otra cerveza que sacó de la nevera junto a la que le había
dado a él. Se sentó en la cama y comenzó a recoger los papeles en cierto orden.
Durante un largo rato conversaron,
estuvieron explicando uno al otro que cosas sabían y coordinando la información
de ambos. Ella sabía mucho de lo que acontecía en los demás continentes, pero
solo lo que les habían informado en algunas misiones. Al mismo tiempo que le
mostró y le explicó mucho de los comportamientos de los Licans que habían
atacado el lugar donde estaban.
Le explicó como trabajan en manadas, y
siempre harán todo por proteger al líder de la manada, y al momento de caer
éste, siempre toma su lugar el último que hubiera peleado para tomar su
posición. Cuando esto ocurre, siempre aparecen retadores, hasta que uno de la
manada queda como líder alfa y no lo reta más nadie.
Sin embargo cuando el mató, por suerte, al
líder de la manada que los había atacado, inmediatamente otro tomó su puesto y
no hubo quien lo retara... O por lo menos no en aquel momento, tal vez lo
hicieran luego, si el grupo Ares hubiera dejado alguno vivo.
- ¿El
grupo Ares los exterminó a todos? - Preguntaba asombrado Lionell - ¿Acaso cinco
hombres pudieron lograr esa hazaña, donde un regimiento bien armado solo pudo
mantenerlos a raya hasta que fueron extraídos?
- Así
mismo... - Atsuko ya se veía más calmada, la conversación y la primera cerveza
los había ayudado, se levantó a buscar otra cerveza. - Pero nadie sabe
exactamente que es ese grupo Ares... Están los que dicen que no son humanos,
que son monstruos, pero tú los vistes, por lo menos sus siluetas son humanas,
no parecen nada especial.
Tomaba las dos cervezas, y se regresaba a
la cama, mientras cerraba la puerta de la nevera con la cadera... Y la puerta
principal de la habitación le ponía seguro para que no entrara nadie mientras
hablaban de temas clasificados.
- ¿Y
alguien sabe que son esas dos cajas que arrojaron antes de que saltaran los
miembros de Ares? - La curiosidad carcomía su mente... Cada vez le parecían más
increíbles las historias que escuchaba de este grupo de guerra.
- Nadie
lo sabe... Se supone que en ellas van armas, aunque dicen que en ellas llevan
monstruos para ayudarse a defender de los caminantes. Son muchas las conjeturas
y muy pocas las personas que conocen la verdad, - le entregaba una cerveza y se
sentaba nuevamente a su lado en la cama. - Y los que la conocen no hablan
porque son de rangos muy alto. Como el Presidente...
El presidente... claro, este era un buen
momento para conocer más de él...
- ¿Que
me puedes contar de este Presidente?
- ¿Que
quieres saber exactamente...?
- Empezando
por su nombre, podemos continuar con ¿Quien lo nombró Presidente y bajo qué
elecciones que no me invitaron?, como llegó a tan alto rango pues... Tengo la
sospecha que es la misma persona que rescató a la Dra. Garrido , pues
ella lo ha llamado “Padre” cuando se nos apareció...
- ¿El
presidente está aquí? - El rostro de Atsuko cambió, sus ojos se abrieron en una
mueca entre miedo y admiración. - ¿Como es posible que no me enterara antes?...
Debo salir y encontrarlo...
Se levantaba de la cama apresuradamente y
Lionell intentaba de alcanzarla. En el rápido movimiento, algo brusco, provocó
que ella se derramara la cerveza encima, ella pareció molestarse un poco. A él
le vino a la mente la imagen de Brittany, recién salida del baño, con la camisa
hermosamente pegada a su piel, un poco mojada y lista para regalarle aquel
primer y único baile de su vida.
- MIRA
LO QUE HAS HECHO!!!... Ahora tengo que lavarme, perderé tiempo, y es sumamente
necesario hablar con el Presidente...
Lionell la tomó de los brazos, así misma
molesta como estaba, la acerco a sus labios y la besó. Ella buscaba soltarse,
quería ir a hablar con el presidente, quería ser ella quien le informara de lo
que había descubierto, o por lo menos estar presente para discutir los
detalles...
La suavidad de los labios, DEBO SOLTARME,
sus fuertes brazos sujetándome sin soltarme, TENGO QUE HABLAR CON EL
PRESIDENTE, su olor suave, delicioso olor a hombre, Quiero estar... su sabor,
su calor... Quiero estar contigo como tu amante eterna... - Y así su mente cayó en el éxtasis del
momento, y en los brazos de aquel hombre que seguía amando...
La ropa no duró mucho sobre aquella piel
que gritaba de deseo, la cerveza se convirtió en un aditivo, lo dejaron correr
por sus pieles desnudas para degustarlo lentamente. No sentían calor, ni
sentían frío, no escucharon cuando tocaron suavemente la puerta una sola vez, o
si lo notó alguno de los dos, no le importó en lo más mínimo.
Se perdieron las horas en aquellas
sabanas, y Atsuko tendría que sacar nuevas copias de todos sus papeles si
quería en verdad presentárselos al Presidente, pero nada de eso importaba
durante esos momentos mágicos que se viven, cuando un hombre y una mujer
realmente se aman y se desean en la cama…
Se quedaron abrazados, dormidos del
cansancio, el sudor y la ropa en el suelo bañada de cerveza…
Ella se levantó, tomó una camisa de él
para poderse ir tranquila y llevó la suya en un bolso, se despidió suavemente
de él, con un beso largo y exquisito.
El se sentó frente a su computador una vez
más, lo encendió y sonrió a la pantalla como si de un viejo chiste le hubiera
llegado a la mente.
Tal vez no tuvo todos los aditivos de
aquella noche en el Hotel de Caracas... De seguro superó en todos los aspectos
de la primera vez que había estado con ella antes de tener que salir corriendo
de los Licans... Pero Lionell estaba completamente seguro de algo...
Esto es lo más perfecto que me ha ocurrido
en 10 años...
Y comenzó a escribir una nueva entrada en
el Blog…
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