CAPITULO 9
“LAS SELVAS DEL INFIERNO”
I
Despertando la Conciencia …
La
noche oscura y un cielo despejado se dibujaban por el firmamento. Un cielo
lleno de estrellas que se encontraban a miles y millones de años luz de
distancia del que una vez fue un hermoso planeta llamado Tierra por su especie
dominante. Estrellas que se quemaban en el silencio de un infinito espacio,
oscuro y frío como la muerte de un ser vivo.
Un
espacio que tal vez ya los humanos no podrían explorar en su magnitud, ya que
su propia codicia, su propia ignorancia y deseos de poder los había llevado a
una autodestrucción masiva. Han transcurrido 10 años desde que la última plaga
y enfermedad, creada por la propia mano del hombre, se escapara o fuera soltada
en los corazones de la civilización.
Desde
entonces los humanos no han podido decir que viven en esta tierra… Ellos ahora
solo sobreviven como pueden en este planeta. Es difícil definir quien fue el
mayor beneficiado en todo esto, aunque de seguro un humano, uno de su propia
especie, no fue el mayor beneficiario de esta tragedia que desapareció miles de
formas de vidas…
Pero
bien habían aprendido ellos mismos durante su estadía en el planeta, que la
vida siempre consigue un camino para continuar, siempre existe una nueva
esperanza en toda tragedia. Tal como ocurriera millones de años atrás a los
Dinosaurios que desaparecieron de la superficie de la tierra, dieron paso a
especies más pequeñas en permitir su evolución y su crecimiento, entre las que
estuvieron los humanos.
Ahora,
solo han pasado 10 años desde que comenzó este proceso de extinción, solo ha
pasado una década de decadencia, muerte y desolación. Aún se pueden ver los
vestigios de lo que en su momento fuera la especie dominante.
Pues
sus cuerpos, muertos, en medio de la descomposición que viene después de
finalizada la vida, se niegan a convertirse en parte de la tierra y el polvo
del que provienen. Se mantienen en pié, ahí, donde la lógica de la vida ya no
debería de existir. Su tiempo ha pasado, pero parecen haberse negado a morir.
¿Acaso
quien creó la destrucción de su propia raza, veía esto como un nuevo paso en la
evolución para alcanzar la vida eterna?, tal vez, y solo tal vez, los pocos
humanos que sobreviven aún después de 10 años imposibles, nunca lleguen a
conocer esa respuesta aunque logren mantener las próximas generaciones con
vida, esa es posiblemente una de las respuestas que se perdieron en medio del
Apocalipsis.
Ahora
sobreviven en un mundo que ya no les pertenece a los vivos. Ahora es un mundo
que solo le pertenece a la muerte, al silencio, a la oscuridad que traspasa las
barreras y rodea a los objetos que hasta hace unos 10 años eran iluminados
hermosamente por los humanos.
Las
poderosas construcciones en acero y hormigón, aquellos rascacielos y edificios
de gran tamaño, aquellas selvas de cristal y cemento, estaban cayendo y
perdiéndose en medio de la madre naturaleza, sabia y conciente de sus
posibilidades de seguir permitiendo vivir al planeta, se apodera de nuevo de
cada espacio que le había sido arrebatado por el hombre.
Milímetro
a milímetro… Poco a poco, sumando centímetros de crecimiento, las plantas han
abierto su camino a través del asfalto duro que el humano colocaba para andar.
Día a día crecía lentamente comenzando a poseer las ciudades, los campos, las
selvas se estaban recuperando donde los árboles habían sido arrancados de raíz,
la vida de muchos animales pequeños proliferaba, con mucha facilidad, pues
escapaban de los muertos sin inconvenientes antes de que pudieran atraparlos o
alcanzarlos.
Apenas
si el planeta acaba de dar un pequeño pestañeo de su tiempo de vida, pero si
este tuviera una conciencia como los humanos la expresaban, de seguro estaba
contenta. Después de siglos de explotación y decadencia en la enfermedad
provocada por el ser humano, al fin se recuperaba lentamente de sus heridas.
Pero
aún existen humanos con vida, aún existen ciudades que se mantienen en pie,
lugares donde igualmente la vida y las plantas se están abriendo paso
suavemente, mucho más lento que en otros lugares donde ya la presencia de vida
humana es inexistente.
Y
los muertos… Los muertos no serían preocupación, los muertos aunque parecen un
virus que aniquiló a los humanos, también pueden ser tomados como un medio de
defensa de la naturaleza, puesto que ha limpiado casi todo el planeta de la
vida que la estaba destruyendo.
Aún
así, el planeta podría sobrevivir tranquilamente con esos pocos humanos, tal
vez aprendieran a convivir mejor, regresando a aquellas raíces donde humanos y
naturaleza se unían y vivían sin necesidad de “matar” uno al otro.
Un
buen grupo de esos humanos se encontraban en islas, islas lejos de los
continentes y tierra firme donde la muerte y la naturaleza eran ahora los amos
y señores.
Y
desde aquella isla tropical donde se encontraban estos humanos se podía
contemplar aquel hermoso cielo despejado, aquel cielo que se había limpiado de
tanta contaminación generada por las generaciones pasadas. Aquella isla
permitía ver una hermosa lluvia de meteoros que surcaba el cielo sobre el
océano en aquél momento.
Desde
su superficie, los soldados que cuidaban el perímetro del complejo de
supervivencia disfrutaban aquél paisaje. Era raro cuando se podía observar… No
porque ya no ocurriera como antes, sino que no se tenían las personas
estudiando el espacio y los cielos para avisar cuando ocurriría un nuevo
eclipse solar, un nuevo eclipse lunar, una lluvia de meteoros o en un par de
oportunidades, donde se vería caer algún satélite que había perdido el curso y
caía a morir en silencio dentro del planeta que lo había expulsado…
Sin
embargo nada de esto podía verse en el interior de la base, más allá donde
están los ascensores, que descienden a la base subterránea que se oculta en
aquel lugar para los ojos no deseados, tanto de los vivos como de los muertos.
Unos
metros mas abajó, en una zona que los supervivientes tomaban como área de
descanso, esa noche había mucho movimiento, personas de suma importancia
militar, estratégica, política y social se habían movido y llegado en las
últimas 48 Horas.
Pero
esta noche el principal problema no estaba en todo el ajetreo que se había dado
por estas personas, sino porque en un área libre de violencia, donde las
personas disfrutan de unos minutos para relajarse, para tomar, para jugar, para
dormir o lo que más les provocara y ayudara a olvidar la existencia de un mundo
de muertos, que los quieren devorar día a día, se habían escuchado 2 disparos.
En
la superficie lo ignoraban, pero en el suelo de aquél nivel descansaba el
cuerpo de una mujer morena, de contextura muy hermosa, sobre un charco de su
propia sangre que había salido por su frente, y el cuerpo de un soldado que
también había llegado al lugar y aún nadie sabía porqué no había obedecido las
ordenes de alto que le daban a sus espaldas los guardaespaldas de las personas
que se encontraban en una sala pequeña de reuniones.
No
muy lejos de ahí, en un pequeño cuarto, una pareja se encontraba sumida en un
sueño juntos. El chico, había llegado hace unos días, un superviviente del
continente que al parecer tenía mucha información importante, a su lado un
soldado que lo había ayudado a rescatar, y lo había amado aún cuando pensaba
que se había desaparecido en los brazos de Hades.
Él
se encontraba en un mundo aparte, aquel mundo donde pareciera viajar nuestras
mentes mientras dormimos y soñamos, aquel mundo donde difícilmente somos
concientes de la existencia de nuestro cuerpo físico mientras viajamos por sus
paisajes crepusculares, pues la mente pareciera despegarse por completo del
mismo, y más fácil aún era llegar a este mundo cuando una gran cantidad de
alcohol corría por las venas de aquél hombre aquella noche.
Ella,
aún no terminaba de dormirse, lo había ayudado a recostarse en la cama, y luego
lo había acompañado abrazándolo desde la espalda para dormir juntos… Cuando
empezaba a caer en aquel mundo de sueños, oscuro al principio como siempre, un
estruendo como de un rayo chocó en su mente, lo que le hizo abrir los ojos
suavemente en un estado de semiinconsciencia.
Segundos
después cuando se disponía a dejarse llevar de nuevo por el cansancio, el sueño
y un mundo hermoso de fantasías, escuchó un segundo estruendo que la hizo
levantar de golpe y tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo. – Disparos… esos fueron disparos – Pensaba
para sus adentros.
Se
terminó de levantar de la cama, y comenzó a ponerse la ropa lo más rápido que
podía, encendió la luz para poder ver mejor donde habían quedado sus zapatos,
ya que su mente seguía viajando entre el mundo de la inconciencia y el mundo
activo.
Cuando
escuchó a un grupo de soldados pasar corriendo frente a la puerta de la
habitación, se llevó la mano a la funda de su pistola por puro instinto, pues
sabía que ahí no dejaban entrar armas, - Si
no podemos entrar con armas, utilizaron las de emergencias, o algo pasó con el
presidente que sus guardaespaldas dispararon… - Su mente empezaba a tomar
la carrera, el imaginarse un brote ahí abajo en aquel momento sería desastroso,
no quería pensar en ello…
Volteó
a ver a Lionheart en la cama, dormido, sumiso, como un niño que por primera vez
se pasa de alcohol en medio de una fiesta de adolescentes. Pensó en que podría
despertarlo… o mejor salir primero a ver que estaba ocurriendo y luego tomar
decisiones. El rostro de su bien amado le pareció tan frágil, suave y tierno
así dormido profundamente que no quería separarse de él.
Sin
embargo tenía que ponerse en movimiento. Debía averiguar que ocurría más allá
de las paredes que los protegía y los cuidaba mientras dormían. Sintió la
garganta un poco seca, tal vez su aliento también estuviera fuera del margen y
debiera cepillarse, pero pensar en un posible brote zombie dentro de las
instalaciones era más apremiante que cualquier protocolo social y/o de aseo que
pudiera incomodarla en aquel momento.
Abrió
un poco la puerta, y observó a otro grupo de soldados que pasaba frente a la
puerta, estaban con sus camisetas blancas, despeinados, todos caminando juntos
lentamente y un par de ellos dieron un pequeño brinco al observar la puerta
abrirse en la habitación de donde salía Atsuko.
Ella
al observarlos les lanzó una mirada inquisitiva. Uno de ellos se acercó sin
quitar la vista del frente, de la zona donde provenían los dos primeros
disparos, como esperando ver a otros soldados retroceder disparando a algún
grupo de zombies o confirmando las sospechas de un brote en el interior de las
instalaciones.
Le
informaba que no tenían mayor información, habían escuchado un par de
detonaciones dentro de las instalaciones y estaban en alerta por desconocer la
razón de los disparos.
En
ese momento se activaron los altavoces de la radio interna que tenían las
instalaciones: “Se le informa a todo el
personal que estamos en código 9, repito estamos en código 9. Todo el mundo
tranquilo y pueden regresar a sus actividades…”
Un
código 9 es “Sin Ninguna Novedad”… Pero un par de disparos dentro del piso de
descanso donde no se permitían armas si que era una novedad. Los soldados se
calmaron un poco más y Atsuko se alegró de no haber despertado a Lionheart…
Los
chicos se relajaron, se vieron las caras y comenzaron a conversar entre ellos,
pero en vez de devolverse en la dirección que habían llegado, caminaban más
tranquilos hacia la zona donde estuvo el disparo. Buscarían la información de
¿que había ocurrido? Y seguro Atsuko se enteraría luego. Igual son pocas las
cosas que ocurren en la base sin que todo el mundo se entere de los detalles.
Atsuko
ingresaba de nuevo en la habitación, aprovecharía entonces para tomar un poco
de agua y ya que sus músculos se habían despertado aprovecharía de hacer un
poco de ejercicio.
Despejó
una zona pequeña del cuarto, quitando la ropa del suelo, los zapatos y comenzó
con unas abdominales. A pesar de ser una mujer, debajo de su camisa se pudiera
observar un hermoso abdomen bastante definido, suavemente cubierto de esa
hermosa piel, con unos pocos lunares dibujando un hermoso mapa para explorar en
los momentos más íntimos con una pareja…
Aunque
su cuerpo se movía rítmicamente por el ejercicio, parecía que lo hacía mas por
inercia, ya que su mirada y su mente se encontraba en otro lugar, en otro
momento, pensando en los ataques que habían recibido hace unas 48 horas, cuando
fueron a buscar a Lionheart y a conquistar el territorio para un nuevo
asentamiento.
Se
volteó boca abajo en el suelo y comenzó a realizar algunas flexiones, a pesar
de lo fresco del cuarto, podía sentir las gotas de sudor salir de su frente,
correr por su cuerpo, su nariz y caer al suelo frente a sus ojos. Pero aún así
su mente seguía pensando como podía haber dejado morir un pelotón completo de
hombres para solo salvar a un hombre.
Ese
hombre bien pudiera valer la pena. El solo hecho de corresponderle en amor y
ser tan apuesto para ella ya valía la pena, pero ¿Que tanta información o que
tanta importancia podría tener para que quisieran matarlo, y más aún con un
pelotón completo de Licans como no había sido visto antes?
¿Quién
lo querría muerto como para utilizar ese tipo de recursos?, aún mas profundo en
todo el tema, a estas alturas de supervivencia de la humanidad ¿Quien podría
tener los recursos para mandar un pelotón así a asesinar a un solo hombre y no
en contra de un gobierno completo?
Se
metió a dar un pequeño y rápido baño, aunque ya lo había hecho antes de
acostarse, sentía que estaba sudada, sucia… Así sería mas sencillo volver a
dormirse, tal vez al día siguiente se enteraría de los detalles de lo que había
ocurrido… y ¿Por qué no se enteraría? Si en esa base era imposible no enterarse
de las cosas que llegaban a tomar realmente importancia.
Le
encantaba la sensación del agua correr por su cuerpo… No importaba la hora, el
día o el momento, siempre cuando se daba un baño se quedaba largo tiempo de pie
bajo el agua fría que salía de las tuberías de las instalaciones, sentir
millones de gotas recorrer su piel, su cuerpo, que la limpian y se llevan las
impurezas de un mundo de muerte.
El
baño era un acto tan común en muchos países antes del Apocalipsis y tantas
personas lo tomaban tan comúnmente a diario y algunas veces muy rápido solo
para cumplir con su limpieza, que habían perdido la costumbre y la capacidad de
disfrutar de ese momento tan intimo, unos minutos de tiempo al día donde era
posible escaparse a sus propios pensamientos internos, un momento para sentirse
cerca de los Dioses, o el Dios, o Ángeles o cualquier criatura que pudiera
existir y fuera superior a nosotros mas allá de la muerte…
¿Qué
pensarían los espíritus, los ángeles, Dios o los Dioses sobre todo el cambio
que se hizo en el ciclo de la vida?... Antes se nacía, crecía, reproducías y
morías… Ahora después de la muerte estamos completamente seguros que si puede
existir una segunda vida… Inmortal al parecer, aunque no parece tener la misma
conciencia que se tenía en vida. ¿Acaso así vagan las almas de las personas que
murieron antes de que los muertos se levantaran?, ¿Son sencillamente las almas
que se aferran al cuerpo y vagan por la tierra “vivos” en el mismo estado que
si estuvieran completamente muertos y no estuvieran aquí?...
El
baño… El baño era un paraíso y un infierno… un lugar donde pensamientos tan
horripilantes como el anterior son capaces de surgir de una mente que no
comprende como el cuerpo del padre, del hermano, de la madre, del amigo, del
vecino puede levantarse de entre los muertos y buscar matarte junto con ellos…
¿Tendrían alguna conciencia y sentirían algún jubilo o satisfacción en ese
estado que no son capaces de explicarnos y por eso nos quieren llevar a la
fuerza a la misma condición de ellos?...
Debía
salir del agua, no podía permitirse continuar con esos pensamientos… El
ambiente estaba pesado esa noche por lo que no podía pensar en otras cosas que
fueran menos trágicas o filosóficas…
Cerró
el agua, observando su cabello al frente, chorreando el preciado liquido
suavemente como una cascada que se va secando. Sus pies desnudos comenzaban a
sentir el frío del aire con más facilidad ahora que no estaban en contacto
directo sin el agua corriendo por su piel.
Tomo
una toalla, y comenzó a secarse poco a poco el agua de su piel, su mente se la
pasaba viajando entre demasiados pensamientos, toda su vida había sido así…
Siempre pensaba en muchas cosas al mismo tiempo y muchas veces le costaba
concentrarse en un solo tema para resolverlo…
Recordaba
haber leído en alguna oportunidad sobre niños con problemas de atención, pero
lo de ella eran problemas por pensar en demasiadas cosas, no es que no se
pudiera concentrar en una sola cosa, es que siempre estaba concentrada en
varias al mismo tiempo.
Podía
estar tomando con sus compañeros de la base, y al mismo tiempo su mente estar
analizando los detalles de su última misión, y pensando de una vez como mejorar
los fallos para su siguiente misión… Por eso la consideraban tan cambiante en
sus estados de ánimo con las demás personas, porque derepente estaban tranquilos,
y ella era capaz de salir con un regaño o con órdenes para una nueva misión
salidas de sus conclusiones y de su mente que nadie había escuchado o que nadie
le seguía el ritmo de sus pensamientos.
Esta
capacidad la había ayudado mucho, pero la hacía sentir como alguien extraño y
completamente diferente… Aunque en una tierra donde los humanos son tan pocos,
y la muerte tan abundante, el ser extraño era una ventaja sin importar cuan
extraño fueras.
Su
ropa interior se deslizaba suavemente ajustándose perfectamente. Algunas
personas siempre se preguntaban como en medio de un desastre de civilización
como la que se vivía actualmente ella podía tener buena ropa, (aunque no
supieran que poseía una buena colección de ropa intima, que en su época fue
sumamente cara y especial de seda), siempre tenía también para algo de
maquillaje mientras estaba en la base, aunque no lo usara al salir en misiones.
Pero
así como los grupos de IBR buscaban alimentos, bebidas, agua, medicinas y
cualquier cosa que les pudiera ser útil, ella muchas veces buscaba ropa
personal para ella misma… Si los hombres podían buscar revistas pornográficas,
alcohol y cigarro, ¿Porque una mujer no podría buscar ropa intima o algo de
maquillaje personal?...
Todo
el mundo tenía algo que utilizaba para intentar de aferrarse a una civilización
que ya no existía… Una civilización que estaba muerta y desapareciendo, a pesar
de su persistencia, no estaba segura que realmente pudieran surgir de nuevo
como la civilización creciente y evolutiva del siglo XXI.
Ya
con la ropa puesta, pensó mejor la situación, y prefirió salir del cuarto, no
dormiría esa noche con Lionheart, se iría a su cuarto, además, así podría
verificar por los pasillos a ver si escuchaba algo más de lo que había ocurrido
esa noche y porqué fueron aquellas dos detonaciones.
Al
salir del cuarto pudo ver de nuevo a los muchachos de antes regresándose de la
dirección donde habían ido a ver que había ocurrido. No sabía si preguntarles o
mejor ir hasta el lugar a ver de qué se enteraba, pero no fue necesario
realizar ninguna pregunta. Ellos venían hablando del hecho entre ellos…
- Esa chica era demasiado bella… De hecho
había escuchado que algunos chicos habían tenido suerte con ella, pero tampoco
me llegué a imaginar algo así de ella – Mencionaba uno de los muchachos. – Y a
la otra niña…
Algo
se disparó en la mente de Atsuko al escuchar “Y la otra niña…” en ese instante
cuando los estaba viendo y escuchando, pudo notar como los compañeros miraron
al muchacho que estaba hablando con una mirada de… ¿De que?... ¿Desprecio?...
¿Inseguridad?... ¿Miedo?... No estaba segura, solo sabía que se habían dado
cuenta que los estaba escuchando y callaron a su compañero en ese momento con
un codazo.
Ella
prefirió no preguntarles, tal vez había ocurrido algo que no estuvieran
autorizados a informarle, por lo que prefirió no preguntarles y dejarlos
continuar. Ella iría directamente a la fuente.
Al
llegar pudo observar que estaban cerrando en una bolsa negra un cuerpo, alguien
había muerto. Solo logró ver su piel morena y el cabello tapándole el rostro,
que estaba muy oscuro por la sangre que se le secaba en el mismo.
En
el suelo, la sangre en los bordes comenzaba ya a coagularse, donde seguro había
caído aquel cuerpo. Mientras seguía acercándose escuchó a un hombre hablando
entre los que aún se encontraban observando la situación…
- Espero que luego nos den una buena
explicación… Teresa era muy especial para muchos aquí… y Jhon… Ese pobre
diablo… El lugar equivocado en el momento equivocado… Pero el se lo buscó al
acercarse al Presidente y no acatar las ordenes de alto que le dieron… ¿En que
diablos estaba pensando?...
¿Estaba
escuchando correctamente?... Al parecer la persona que había muerto ¿era
Teresa?... Pero si ella no había salido en misiones, ella solamente se
encontraba aquí en la base, servía los alimentos, ayudaba en la limpieza,
servía de secretaria en varias oportunidades, ayudaba con las asistencias y
sustituciones… Si se había infectado de alguna manera para que la asesinaran
así debió ser después de estar con alguien en la estación…
¿Acaso
estaría algún soldado infectado del virus, y se lo transmitiría a ella?...
Atsuko pensaba que con lo puta que era no hubiera sido extraño… Pero ¿Se podía
contagiar alguien de esa manera? No conocía absolutamente a nadie que se
hubiera atrevido a hacer el experimento, teniendo relaciones con un muerto
andante… El solo hecho de pensar en algo así le dio ganas de vomitar y sintió
un par de arcadas…
Quienes
estaban ahí y la vieron mover su cuerpo con convulsiones, no comprendieron como
podría provocarle ganas de vomitar un muerto cuando en tierra firme seguramente
había visto cientos o miles de muertes… ¿Quién a estas alturas, después de 10
años, no había visto a la muerte en su cara?...
Ella
se repuso un poco al distraer su mente en otra dirección. Preguntándose quien
podría ser el chico llamado Jhon y a que se referían con “El momento equivocado
en el lugar equivocado…” que habría hecho aquel muchacho.
Evitó
a un par de guardias en la puerta y pudo ver en la habitación al presidente
sentado en una mesa analizando documentos he imágenes junto con un sujeto que
no había visto antes en la base.
Sus
facciones cuadradas, su uniforme militar, y su porte permitían ver que era
alguien que había pasado por mucho, su rostro solo mostraba odio y repugnancia
ante lo que estaba conversando con el presidente.
Antes
de entrar notó en el suelo otro cuerpo que unos soldados movían hacia otra
bolsa para cadáveres. Se podía observar que le habían disparado en la cabeza
desde atrás, pues así lo demostraba el orifico de salida en su frente.
Su
rostro parecía relajado, tal vez hasta más tranquilo. Lo había visto unas veces
en la base, mas que todo en guardias externas, ¿sería él que estaba infectado?,
no estaba segura. Su piel aún no tenía el color grisáceo y las venas brotadas
de la mayoría de los muertos andantes.
Seguía
sin tener muchas de las respuestas que quería, pero aún no había llegado hasta
el presidente para preguntarle y ponerse al día con las cosas que habían ocurrido.
Prefería recibir la información de sus superiores… Y ya que su superior directo
se encontraba fuera de la base en aquel momento podía escalar por la escalera
de mando y preguntarle directo al Presidente con quien ya tenía confianza…
A
su espalda sintió un golpe, se volteó rápidamente, nuevamente llevó la mano a
donde debería de tener la funda del arma aunque no estuviera, sus instintos ya
era demasiado fuertes y difíciles de superar, en la entrada pudo ver a una
señora un tanto mayor, tal vez ya llegaba a los 40, lo que era mayor para el
promedio de las personas que sobrevivieron al Apocalipsis. Había dejado caer
una cubeta con líquido y espuma, (seguramente jabón para limpiar), y lo había
hecho a propósito como para mostrar su descontento de tenerse que parar en la
madrugada a limpiar un desastre de ese tamaño…
Atsuko
se relajó nuevamente y cuando se volteaba escuchó la voz del Presidente a su
espalda:
- Atsuko… ¿Que haces aquí en este momento en
vez de atender lo que realmente te concierne…?
- Señor Presidente… - Su voz le sonó
molestamente infantil, se sonó un poco la garganta para poder tomar de nuevo su
voz. – Señor Presidente, Venía a conocer que había ocurrido y el porqué de los
disparos en las instalaciones. Cuando escuche que estábamos en Código 9 me
quedé más tranquila y me preparé mejor para venir a investigar…
- Aquí no tiene nada que investigar, debería
de ir a resolver los temas que de verdad le interesen. Todo está normal, en su
momento le será informado al igual que al resto del personal. Así que por favor
si puede retírese que estoy en este momento discutiendo asuntos de importancia…
- La voz del presidente había sido imperativa, se denotaba que no la quería en
ese lugar en ese momento…
- Señor… - No quería irse sin respuestas…
era otro de los males que sabía que tenía pero le costaba evitarlo. – Escuché
que la persona asesinada era Teresa, y este joven llamado Jhon, lo que me
preocupa es que tuviéramos un primer brote dentro de las instalaciones y no
tomáramos las previsiones para revisar al resto del personal, tal vez
investigar como…
- ¿Cree que de ser por una infección,
hubiera dejado que los soldados sigan por las instalaciones como si nada
ocurriera? – El presidente le había interrumpido y se notaba que ya estaba muy
molesto… ¿Por ella o por lo que estaban discutiendo?... Atsuko no lo sabía… -
En este momento sería más propio que fuera a la sala de retención, su personal
se salvo de recibir también un disparo y que la mataran… ¿Creo que esa niña
tiene el nombre clave de Ciclope?...
Los
ojos de Atsuko se abrieron de la sorpresa… “Y la otra niña…” se referían a
Lori… ¿Que tenía que ver Lori en todo esto y porqué estaba en retención? Atsuko
no dijo más nada, solo confirmó con un leve movimiento afirmativo de la cabeza,
y salió del lugar dejando al presidente con aquél hombre.
Al
salir por un lado de la puerta, pudo ver como la señora de la limpieza la
miraba con mala cara al pasar, no había sido la culpable, pero pasar sobre el
suelo aún húmedo le dejaría las huellas y tendría que volver a pasar…
Atsuko
le prestó la menor importancia… Necesitaba ir a ver que había pasado con Lori…
Ciclope siempre ha estado con el ojo puesto encima por todo el personal, no
podían culparla a ella por lo que estaba ocurriendo, ¿o tal vez si?...
No
quería pensar en ello. Se asomó de nuevo en el cuarto de Lionheart. Dormía
profundamente y abrazaba la almohada entre sus brazos en vez de usarla para
descansar la cabeza. Cerró colocando el seguro a la puerta y continuó su
camino.
Estaba
pendiente en el camino de cualquier comentario que pudiera escuchar, muchas
veces esos comentarios tenían mucha verdad que luego era destapada… Pero notó,
de manera muy incomoda, que las personas le evitaban la mirada y se quedaban
calladas cuando ella pasaba por su lado…
Algo
había ocurrido con Lori que había incomodado a las personas, y al ser su
subordinada no querían decirle ni mostrarle nada. Algo en su interior le decía
que corriera, que dejara a toda esa gente a su espalda, y se fuera hasta donde
estaba Lori…
Sobrepasando
su ánimo para no correr, mas aumentando la velocidad y caminando rápidamente,
se dirigió hasta las instalaciones donde tendrían a su compañera en ese momento
encerrada.
Sabía
que a ella no le gustaba ese lugar, y si se ponía de mal humor era difícil de
calmar. Necesitaba conocer mas detalles, escuchar de verdad que estaba
ocurriendo, todo estaba demasiado confuso, incluso el presidente se notaba de
mal humor en aquel momento.
Llego
hasta el nivel de retenciones sin mayores inconvenientes, cuando preguntó por
Lori lo único que le dijeron fue que no les habían permitido a más nadie el
acceso hasta su celda. Intentaron de inyectarle sedantes, pero los científicos
y doctores dijeron que no era lo mejor en su estado, en especial cuando su
condición de infectada empeoraba año tras año, mientras mas usaba sus “poderes”
obtenidos de la infección y no sabían cuan rápido podría estarse deteriorando y
sucumbiendo a la enfermedad.
La
tenían en la habitación de máxima seguridad. La luz parecía apagada desde fuera
de la puerta de seguridad, donde un cristal blindado separaba su interior del
exterior y permitía ver casi toda la habitación.
Sin
embargo en ese momento la oscuridad no permitía ver mas allá de lo que la luz
externa iluminaba por el pequeño cristal. Atsuko apretó el interruptor externo
para encender las luces sin obtener ningún tipo de respuesta del sistema de
iluminación.
Volteó
al pasillo por el que había venido, y uno de los guardias le realizó señas de
que no sabía que había pasado y por el comunicador le informó que desde que la
ingresaron la luz no quería encenderse…
Atsuko
sabía que no podría haber reventado la bombilla, el protector que tenía el
cuarto era muy parecido a las habitaciones de los manicomios para que los
pacientes no se hicieran daño a si mismo.
Aún
sin luz, decidió que quería entrar… Tenía algo de nervios y estaba medio
asustada, pero el que la dejaran entrar significaba que Lori no era el foco de
contaminación que provocó que asesinaran a Jhon y a Teresa…
Pudo
escuchar el seguro de la puerta al ser quitado desde el final del pasillo donde
estaba el control de esos cuartos. Giró la manilla del cuarto y la abrió para
que pudiera entrar la luz suavemente…
Sus
nervios se dispararon, sintió como un sudor frío comenzó a correrle por el
cuerpo, escuchaba claramente las palpitaciones de su corazón pegarle en los
tímpanos. Sentía que de la oscuridad de aquella habitación saltaría por fin
Ciclope con la boca abierta, los dientes listos para darle un delicioso
mordisco en su carne pura y la saliva corriendo y chorreando por la comisura de
la boca.
Nadie
quería trabajar con ella puesto que los científicos y doctores decían que en
cualquier momento el virus podía hacerla explotar, podía ganarle la batalla
entre la vida y la muerte, convertirse en una criatura más y ser la perdición
del grupo en el que se encuentre, siendo un enemigo dentro de cualquier
perímetro que estuviera en ese momento.
Atsuko
era la única que la apoyaba y la aceptaba, junto a los demás muchachos sabía
que todos tenían algo especial y que todos a su manera se aceptaban entre
ellos. Pero en ese instante…
- Lori… - La voz de Atsuko tembló un poco,
tragó saliva y busco sacar valor de su interior para no denotarlo en sus actos
y que Ciclope pudiera confiar en ella. – Lori soy yo Atsuko respóndeme…
En
la habitación solo había silencio, no le parecía distinguir una figura al fondo
de la habitación, en una esquina recostada, parecía ser un humano en posición
fetal, todos sus sentidos le decían que corriera, que buscara algo con que
alumbrar… Pero no quería que Lori se sintiera como un animal. Ese sería su
final, darle tanta confianza, pero no podía traicionar a un miembro de su
equipo si hasta ahora había sido demasiado útil en batalla.
Desde
el fondo se escuchó un quejido, la figura que estaba en el rincón comenzó a
levantarse lentamente, los ojos de Atsuko se abrieron por completo, intentaban
de organizar lo que veían, sus piernas empezaron a temblarle, la lentitud, la
figura se tambaleaba, bajó su mano cerca de donde debería de tener su pistola
aún sabiendo que no la tenía, Lori se volteaba lentamente tapándose la cara con
las manos…
Antes
de que Atsuko pudiera hacer algo, un brillo rojo proveniente del ojo de Ciclope
se pudo ver en medio de aquella oscuridad como si de una pequeña vela encendida
se tratara. Sus movimientos fueron rápidos, el vendaje de su otro ojo estaba
completamente empapado de rojo sangre, las manos se lanzaron al frente tomando
a Atsuko por los hombros…
Atsuko
dio un paso atrás, instintivamente levantó los brazos para mantener distancia
entre el rostro de Lori y su cuerpo, su boca abierta, podía ver como un liquido
rojo se chorreaba por su boca, a su cuello y caía, tal vez se había mordido la
lengua o se estaba comiendo a si misma…
Por
el peso, la velocidad y el movimiento Atsuko cayó de espaldas con Lori encima
de ella, Sintió como los brazos de Lori la apretaron con mucha más fuerza, del
pasillo un soldado se acercó a uno de los cristales que contenían las armas de
emergencias para reventar el cristal y ayudar a Atsuko.
Atsuko
pensó que cuando el soldado llegara seguro sería tarde, y la boca de Lori se
pegó a su pecho, en ese instante su oído le envió un sonido a su cerebro que
despertó un instinto básico en su interior… Era el sonido de un llanto, un llanto
de niño pequeño que no quiere que lo vean con las lagrimas.
El
rostro de Lori se pegó a los pechos de Atsuko mientras continuaba llorando y la
llamaba por su nombre… Atsuko sintió que un instinto de protección nacía en
ella y en vez de seguir intentando de separar a Atsuko la abrazó.
El
soldado que ya se acercaba con el arma en alto vio como levantaba una mano para
indicarle que todo estaba bien, que no había inconvenientes. Entonces el
también pudo escuchar las lagrimas y el llanto de aquella niña… Se relajó un
poco, sin quitar la atención de aquellas dos chicas tumbadas en el suelo de
aquél pasillo.
- Ya Lori… Amor… Atsuko está aquí… - Decía
Atsuko con un tono de voz ya mas calmado y suave…
Lori
levantó la mirada… Su ojo se encontraba rojo, mas rojo de lo común, parecía
estar encendido. Las lágrimas que brotaba de su ojo eran lágrimas de sangre, y
lo que veía empapado chorreándole por el vendaje, la boca y hacia el cuello, no
era mas que las lágrimas que brotaban del lugar donde su otro ojo faltaba.
- Fue él… - Decía Ciclope entre lagrimas y
dolor, con la voz quebrándose y lleno de
dolor. – El… El… debo matarlo… Por su culpa yo… él…
Atsuko
la volvió a abrazarla, apretándola contra su pecho susurrándole suavemente para
calmarla… El soldado se acercaba ahora, con el arma en la cintura en una funda,
tenía que reportar el inconveniente y lo que había pasado, no podía dejar el
arma sin el cristal de seguridad, un vaso con agua de la que él tenía para si
mismo en ese lugar y un pañuelo que le extendía a Atsuko.
Atsuko
tomo las cosas y le regaló una suave sonrisa para demostrar su agradecimiento.
Aprovechó un pañuelo para secarle las lágrimas de sangre a Lori alrededor de la
boca, la nariz y hacia la quijada, luego le dio algo de agua y el soldado se alejó
con el vaso dejándoles el pañuelo…
-
Ya mi niña… Estoy aquí… Vamos a conversar… Cuéntame que te molesta tanto, y
busquemos una solución pacífica a toda esta rabia que le tienes a ese hombre…
Lori
pareció calmarse un poco. Volteó a ver a Atsuko a los ojos, se limpiaba ella
misma con la mano y con el pañuelo, pensaba que luego tendría que cambiar su
vendaje por uno nuevo ya que el que tenía estaba bañado en sangre…
Se
sentía un poco mas calmada… Y durante toda aquella noche Lori le contó de nuevo
a Atsuko su accidente, su primer encuentro con los zombies, como le había
pasado todo lo que le había ocurrido… Y porqué odiaba a aquél hombre con tanta
intensidad…
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