Parecía un grito de mujer, y recordó que
había varios pasajeros con los síntomas en la primera clase. Cerró el equipo,
se levantó poniéndolo en el asiento y tomó su arma para ponerla en su bolsillo
interior de la chaqueta.
Caminó lentamente, pudo ver a varios de los
pasajeros de la clase económica que parecían moverse entre sueños, como si
tuvieran pesadillas, en el otro extremo observó a una joven pareja que parecían
besándose aún en medio del hedor del aire.
Estaba en alerta, caminó suavemente mientras
escuchaba a las azafatas gritarle a alguien que la soltara, que no siguiera así,
que la mataría. Al acercarse he intentar de ver la escena, pudo ver como otro
pasajero pasaba por los lados de las azafatas, su rostro parecía estar lleno de
sangre, cuando tomaba su arma desde su chaqueta, vio que no las estaba
atacando, sino que iba con un extinguidor de incendios que seguro tomaría del
avión, hacia el pasillo al lado contrario por el que él se acercaba.
Pudo ver como una persona se encontraba sobre
otra mujer, al parecer una azafata, mordiéndola y devorándola con mucho gusto,
arrancando los intestinos dejando caer la sangre por sus manos y brazos,
escurrirse mientras parecía tomar el intestino delgado como un largo espagueti
que no podía chupar sino que iba mordiendo lentamente para seguir devorando.
La escena le dio asco y se volteó para
vomitar, las azafatas habían dejado de gritar y hacían lo mismo, mientras el
hombre primero descargó el extinguidor sobre la cara de aquél individuo. Ronald
solo escuchaba la descarga del contenido de la bombona, y al levantar la
mirada, se encontró con otra escena parecida.
Frente a él pudo ver a una mujer devorándose
los intestinos de su compañero de al lado, sus ojos se encontraron por un
momento, los ojos de aquella criatura habían perdido todo rastro de color en el
iris, una sonrisa roja por la sangre que devoraba se dibujó en el rostro de
ella, como en un gesto que podría haber pasado por sensual en otra situación,
pero que rápidamente se convirtió en una mueca de odio y agresividad hacia su
nueva presa.
Ronald saltó hacia atrás, cuando ella se
había abalanzado al frente. Sin embargo ella no avanzó casi, ya que aún se
encontraba sujeta con el cinturón de seguridad que nunca se llegó a soltar.
Deadborn se levantó y ella estiró las manos
para intentar de sujetarlo, pero sus cortos brazos no se lo permitieron.
Continuó escuchando gritos de dolor y de desespero en los pasillos y los
asientos. Todo se había vuelto en una escena caótica, la sangre sobraba, las
manos rostros y brazos de rojo volaban por el aire, mientras observaba al otro
hombre aún golpeando con el extinguidor a la otra persona que se comía a la
azafata en el suelo del pasillo.
Detrás de aquél hombre, otra de aquellas
criaturas se acercó lentamente por la espalda, tomándolo de los hombros y
lanzándose con todo su peso sobre el mismo para morderlo en el cuello y
comenzar su merienda.
Deadborn decidió que iría hasta la cabina del
piloto, tenía que tener mucho cuidado si llegaba a disparar no causara una
descompresión en la nave reventando alguna ventana o dañando el fuselaje del
avión empeorando toda la situación.
Comenzó a avanzar, tomó un extinguidor que
encontró también en su pasillo, y golpeaba en la cabeza a las criaturas que intentaban de
tomarlo desde los asientos. Ya había tenido que disparar a personas, pero esto
era diferente, no sabía si eran personas o criaturas, pero igual le molestaba y
le dolía cada vez que tenía que golpear alguna de ellas a muerte.
Ahora sabía que no podía dejar morderse, y
evitar por todos los medios el contacto físico con estas cosas. Se preguntó si
no estaría ya infectado después de tomar las manos del Capitán cuando le
entregó las cosas…
Recordó las cosas… Tenía que regresar a su
asiento, buscar la lapto y toda su investigación. Sin eso no tendría nada para
demostrar al mundo lo que estaba pasando y para entregar a su agencia los
avances, buscando tal vez que se planeara una buena defensa contra estas cosas
antes que llegaran a suelo nacional.
Empezó a retroceder. Golpeó de nuevo a otra
criatura en la cabeza con el tanque del extintor y al hacerlo la que estaba a
su lado lo tomó por el hombro. Empezó a jalarlo con fuerza, no comprendía como
si “estaban muertos” podían tener tanta fuerza aún.
Soltó el tanque y se quitó la chaqueta en un
rápido movimiento luego de tomar el arma. Se había liberado de aquella
criatura, pero tendría que moverse rápido si luego quería volver a avanzar para
llegar a la cabina del piloto.
Al voltear al frente para seguir caminando a
la clase económica, un cuerpo de mujer salió de la pared lateral, que separaba
las áreas, se paró frente a él viéndolo directamente, los brazos caídos, la
ropa se veía sucia y las piernas morenas se habían puesto más oscuras con la sangre
que corría por las mismas.
Una parte de su rostro devorado en el labio,
dejaban ver los dientes en una sonrisa macabra he infernal, que no se parecía
absolutamente en nada a la sonrisa de satisfacción que había descubierto en
aquella hermosa morena en un viejo cuarto de hotel de Shangai…
Levantó su arma, ella pareció reaccionar y
grito de furia y rabia abriendo la boca en un gesto de odio y lanzándose al
frente para tomarlo, el aprovecho el movimiento y disparó a la cabeza con su
pistola. Un hueco se abrió en el cráneo de aquella chica, y su rostro cambió a
una mueca de sorpresa, ¿o tal vez de paz?, ante aquél golpe que la dejaría
finalmente muerta.
La bala atravesó por completo su cabeza y se
alojó en el pecho de otra criatura que ya se encontraba tras ella. Deadborn
tomó de nuevo el extinguidor y derribó el otro cuerpo que había recibido el
disparo que había hecho.
Pensó que sería difícil quitarse a las
criaturas de un disparo en la cabeza sin que la misma atravesara más allá y
causara un problema de descompresión en la nave. Avanzando con pasos
determinados llegó hasta su asiento.
Mientras se acercaba pudo ver como los padres
de los niños forcejeaban y “discutían” entre ellos por intentar de soltarse de
los asientos, cuyas correas no habían sido soltadas al momento de dar la señal
de desabrocharse los cinturones.
Cuando llegaba a su puesto pudo escuchar a la
niña llorando, recordó que el niño que tenía a su lado se veía muy mal y
bastante enfermo antes de quedarse dormido. Se preparó con el extinguidor
cuidando su espalda que los padres asiáticos no lo tomaran, puesto que ya no
tenía la chaqueta para zafarse con facilidad.
Al llegar al asiento no encontró su lapto o
el teléfono en el mismo, pero pudo ver al niño que estaba a su lado, pataleando
y alargando los brazos con fuerza al asiento de la ventana, sus gemidos y
gritos de odio eran fuertes, se confundían fácilmente con toda la bulla que
ahora ahogaba a la nave, pero no pudo ver a la niña…
Aprovechó que el niño estaba de espaldas y lo
golpeó fuertemente en la cabeza, una, dos, tres veces hasta que pudo ver como
la materia gris del cerebro salía por el cráneo y su cuerpo se quedaba inmóvil.
Seguía escuchando a la niña llorando, pero no
podía ver su cuerpo. Observó a su alrededor que no estuviera cerca otra de esas
criaturas sueltas, y con el mismo extinguidor para no tocar el cadáver levantó
el cuerpo del niño.
En ese instante su corazón dio un vuelco y
una sonrisa se dibujó en su rostro. Pudo ver a la niña que de alguna manera
había alcanzado la lapto, seguro se había caído al suelo con las patadas de su
hermano, o tal vez la tomara antes de que su hermano se levantara, no lo sabía
con exactitud, pero ella estaba utilizando la lapto como un escudo, tirada en
el suelo, acurrucada contra la pared del avión y con el equipo por delante
sosteniéndolo con fuerza su hermano no pudo alcanzarla en su ataque.
Volvió a voltear a su alrededor, pudo ver a
una de esas criaturas que venía caminando por el pasillo lentamente, aunque su
andar era lento, siempre se mantenía constante, no quería dejar que se le
acercara mucho, se agachó a donde estaba la niña y con suavidad le acarició el
cabello.
La niña pegó un grito he intentó de golpearlo
con el equipo, el pudo esquivarlo, tomarla del brazo y levantarla sin
importarle que el equipo se cayera al piso, la apretó contra su pecho y comenzó
a sisear para calmarla mientras le acariciaba el cabello y se volteaba a ver
por donde venía la criatura.
Pudo ver que detrás de esta ya venían también
otras 2 que se habían levantado de su comida o se habían logrado soltar de sus
asientos. Sostuvo a la niña como pudo contra su pecho, le dijo que se tapara
los oídos, levantó el arma y disparó.
La niña que estaba peleando y golpeando para
soltarse, con el disparo dio un brinco, volteó a ver la cara de quien la estaba
cargando un tanto aturdida y pudo ver su calma, su serenidad y su confianza en
lo que hacía…
Ronald por otro lado, con concentración en
las cosas que venían por el pasillo pudo ver como la primera de ellas caía con
un agujero en su frente mientras las de atrás continuaban avanzando. Sintió los
brazos de la niña abrazarlo y hundir su rostro en su cuello. Por un momento un
escalofrío le recorrió la piel, no había pensado si la niña ya estuviera
infectada y lo fuera a morder en ese momento… No lo había pensado porque el
hermano la estaba buscando atacar y estas cosas parecían buscar carne viva, no
a sus compañeros… Pero no podía estar seguro de nada.
La separó un poco, la observó, tenía algo de
sangre en la ropa pero no parecía estar infectada. Le preguntó si la habían
mordido y ella lo negó con la cabeza. La bajó un momento y le señaló el equipo
que ella tenía con la mano izquierda mientras disparaba otra bala a la criatura
que venía en camino por el pasillo.
Ella comprendió, aunque no sabía hablar mucho
ingles, podía entender algunas palabras por las comiquitas que veía en sus
canales de Disney en la televisión. Con mucho miedo estiró la mano para sujetar
aquel aparato que le había ayudado a que su hermano no la mordiera, tenía miedo
que se volviera a levantar y la alcanzara mordiéndola y comiéndosela como los
monstruos de las noches en sus pesadillas.
En un momento el avión se movió bruscamente
posiblemente por turbulencia, o algo más había pasado en la cabina de los
pilotos. El cuerpo de su hermano saltó junto con ella y una mano le cayó sobre la
cara.
Ella comenzó a gritar, soltó todo, se puso en
posición fetal y comenzó a gritar, no podía controlarse, cerró los ojos y
empezó a llorar llamando a su mamá y su papá aunque fueran dos mas de esos
monstruos, se encogió y se quedó en el suelo sintiendo como el liquido caliente
que había estado reteniendo de las ganas de orinar humedecía su ropa interior y
corría por sus piernas.
Deadborn, maldijo por lo bajo por aquel
“rebote” que había dado el avión, casi pierde el equilibrio y dio gracias a
Dios que el arma no se le disparó ya que sacó a tiempo el dedo del gatillo. Las
criaturas que venían a su encuentro en cambio si se habían caído. Se les veía
torpes, como un borracho después de días tomando y en ese momento “la tierra se
le había movido” por lo que no mantuvieron correctamente el equilibrio,
regalándole unos hermosos segundos para tomar de nuevo a la niña que gritaba
alocadamente en el suelo.
Tomó a la niña sintiendo sus piernas húmedas
y con un fuerte olor a orina, para terminar de ayudar a su olfato entre tanta
mierda y pudrición que ya se encontraba en el avión. Intentó recoger el equipo,
pero se dio cuenta que se le dificultaría llevar con la niña cargada y las
cosas sin sacar un bolso o algo, y ya no había tiempo para arreglar las cosas,
esas criaturas ya se habían levantado y un bolso sería una forma sencilla de
agarrarlo…
Tomó la decisión de dejar la lapto y toda su
información, tomó el celular con la memoria Micro-SD en su interior, y arrancó
de golpe el disco duro externo esperando que no se dañara ni perdiera la
información que aún estaba abierta cuando lo extrajo tan de golpe.
Los guardó en sus bolsillos, abrazó a la niña
contra su pecho para que no pudiera ver y se mantuviera tranquila… No estaba
seguro si le entendía las cosas que le decía, pero le hablaba suave para
calmarla…
Varias de esas criaturas venían por el
pasillo, podría ponerse a dispararles y abrir paso por el pasillo, pero las
balas se le acababan y no creía que le alcanzaran para matarlos a todos. Volteó
al otro lado del pasillo y estaba mas desocupado. Al parecer aquellas cosas
estaban siguiendo el ruido de su arma que venía de este lado.
Volteó a ver los asientos del medio que
separaban los pasillos, y el que parecía mas tranquilo y con más posibilidades
de pasar y ser alcanzado por él y la niña antes que por las criaturas era el
que tenía a su lado.
Sin embargo tuvo que gastar 2 balas más para
asesinar a los padres de la niña… Ella se pegaba a su pecho para no ver que
ocurría, estaba confiando su vida en los brazos de un extraño, y con sus manos
se tapaba los oídos que le dolían cada vez más con cada disparo que él hacía…
Pero se quedaba tranquila, sabía que cada disparo, seguro era un monstruo menos
que la quería comer… Solo quería saber si podría hacerlos a todos dormir de
nuevo para que no la atraparan…
Deadborn pasó lo más rápido que pudo entre
los asientos, pudo ver que las criaturas en su falta de inteligencia empezaban
a tropezarse con los asientos cayendo al frente sobre los mismos, en su afán de
perseguirlo bajo cualquier intento por más estúpido que pareciera.
Sabía que pasarían a su lado del pasillo,
lentamente pero lo lograrían, si algo estaban demostrando aquellas cosas es que
no escatimaban en intentos hasta lograr alcanzar lo que querían.
Comenzó a pasar lo más rápido que podía por
el pasillo. Mientras veía a varias de esas criaturas comiéndose a otros
pasajeros en los asientos, se llevó por el medio lo que parecía haber sido el
brazo de alguna mujer joven que había quedado por el pasillo.
Logró alcanzar la separación entre la clase
económica y la primera clase. El escenario no era para nada alentador. Parecía
que ya no había más nadie con vida en esta sección. Todo lo que podía ver era
el pasillo al otro lado lleno de criaturas caminando y buscando pasar los
asientos centrales, aún pasando encima de otros de sus iguales para irlo a
buscar.
Los que no estaban buscándolos estaban
distraídos con los restos de sus comidas de los demás pasajeros que no habían
estado infectados. Frente a él un grupo de varias criaturas se encontraban en
el suelo devorando los restos de lo que parecía ser otra azafata, que no pudo
siquiera convertirse en uno de ellos ya que la devoraban por completo.
No sabía que hacer, no veía posibilidades, y
no sabía como haría para pasar por ese grupo apostado en el piso comiendo. Los
del pasillo lateral seguían acercándose, desde atrás podía escuchar los
quejidos de quienes casi terminaban de pasar los asientos hasta su pasillo y
los que estaban comiendo en el frente comenzaban a levantarse al sentir que
tenían comida fresca cerca…
Por un momento comprendió la razón que no se
encontraran cuerpos del otro vuelo… Todos habían sido devorados, o se habían
convertido en esas cosas, hundiéndose al fondo del océano… Se preguntó si
morirían ahogados o ya no necesitarían respirar…
Eso pareció ya no tener mayor importancia. No
le serviría de nada esa información. Podía disparar de nuevo, pero ¿cuantas
balas le quedaban? 4… 6… no estaba seguro… Solo sabía que no quería acabar como
una de esas criaturas, y no dejaría que esa niña sufriera más de lo que ya
había sufrido y vivido valientemente con la muerte de sus padres, su hermano
intentando de devorarla y quien sabe que habrá visto antes de este viaje cuando
sus padres y hermano quedaron infectados…
Tomó su arma, la colocó sobre un lado de la
cabeza de la niña. Cuando esta sintió el arma se separó de su pecho y se quitó
las manos de los oídos. Se miraron por un momento a los ojos, sus lágrimas
parecían haberse acabado, solo la tristeza y el miedo estaban en su rostro.
¿Sabría ella que era lo mejor que él podía
intentar de hacer en aquél momento?, no intentó defenderse, no lo golpeó más,
no peleó, solo lo veía con una mirada de derrota como esperando que todo fuera
una pesadilla y que con eso pudiera despertar en su cama caliente, en su casa,
con su muñeca para prepararse a otro día de colegio…
La voluntad de Deadborn pareció quebrarse, se
puso a llorar mientras observaba sus ojos, nunca había disparado a niños y
menos a una niña y tan de cerca… Nunca disparaba a mujeres o niños sin importar
la situación, y hoy rompería su propia promesa…
En ese instante por su vista periférica pudo
ver algo que se movió con mucha rapidez del otro lado del pasillo, forcejeaba
con una de esas criaturas, y volteó para ver con más claridad que era
exactamente.
Pudo ver a un hombre alto, moreno de buena
musculatura como casi “arrastraba”, guindando de lo que parecía ser un bolso a
su espalda, a una de esas criaturas que buscaba detenerlo.
Pudo reconocer al instante el uniforme
blanco, se dio cuenta que era uno de los copilotos que había venido con el
capitán y estaba abriendo la puerta de emergencia lateral que daba al ala del
avión…
Comprendió lo que pasaría, colocó el seguro
del arma y se agachó abrazando con fuerza a la niña y buscando sujetarse contra
los asientos tensando sus piernas y pegando la espalda al asiento tirado al
suelo.
Vio como las criaturas a su espalda ya habían
alcanzado el pasillo donde él estaba, las que tenía en frente ya estaban de pie
en aquél momento, y una estaba terminando de pasar sobre los asientos del medio
del pasillo…
Aquel hombre abrió la puerta de emergencia en
medio de un grito mientras una de esas criaturas le mordía un brazo, la
descompresión y la fuerza del aire no se hizo esperar…
La fuerza y la presión hicieron salir volando
por la puerta al copiloto y a todas las criaturas que se encontraban de pie o
no aseguradas. El avión comenzó a caer en picada, las mascarillas de oxígeno se
soltaron de sus lugares de seguridad sobre cada uno de los asientos.
Escuchó como el fuselaje se quebraba de ese
lado de la aeronave, y como los asientos de esa pared salían golpeando el ala y
la parte externa del avión mientras eran arrastrados por la descompresión. El
viento jalaba con demasiada fuerza y por un momento perdió el equilibrio de las
piernas con el que se sujetaba…
Solo le dio tiempo de voltearse y golpear los
asientos centrales con la espalda, sujetándose con una mano como pudo a un
cinturón de seguridad y con la otra apretando como podía a la niña a su pecho.
Con mucho esfuerzo pudo arrastrarse de nuevo
al suelo, no sabía cuanto tiempo les quedaba, pero sabía que debía llegar a la
cabina del piloto. Si el copiloto tenía un paracaídas tal vez se salvaría,
siempre y cuando la altura, la presión y otros factores no lo destruyeran en la
caída, él y la niña podría intentar de alcanzar la misma posibilidad, a una
menor altura…
Empezó a moverse por el pasillo arrastrándose
pegado al suelo, como los soldados en sus entrenamientos, era muy difícil, y
aún más difícil manteniendo a la niña bajo de él, buscando no aplastarla
demasiado. Sentía como sus pequeñas manos luchaban por sujetarse fuertemente de
él aunque sabía que no era mucha su fuerza podía ser de algo de ayuda…
Ya sin cuerpos en el camino, y las criaturas
que quedaban estaban sujetadas a los asientos, pudo pasar a la sección final,
el pequeño pasillo justo antes de la cabina del piloto. Todo temblaba locamente
y era muy difícil moverse, podía seguir sintiendo como el aire corría por todo
el lugar buscando succionarlo en todo momento hacia fuera.
También sintió un hilillo de sangre cuando
corría y salía por su oído derecho. Seguro era la descompresión, una rotura del
tímpano y esperaba que no fuera nada peor. Abrió la puerta de los pilotos como
pudo, empujó a la niña a su interior y se arrastro luego él detrás de todo
aquello.
Pudo ver como el cuerpo del capitán se había
estrellado contra el vidrio delantero y no se movía. Parecía que en algún
momento con los brincos que estaba dando el avión se hubiera clavado ahí en el
cristal. No podía saber si estaba muerto o vivo.
Hizo el movimiento para tomar su arma,
dándose cuenta que la había perdido en algún momento durante la descompresión
de atrás. Seguro la había soltado mientras buscaba sujetarse, o se le había
salido, no era momento para pensar en ello…
Sentó a la niña en el asiento de la derecha
de la puerta, el que utilizaba el tercero al mando cuando entró la primera vez
en esa cabina, y que luego utilizaría el capitán para intentar de dormir un
poco. Con la puerta cerrada seguía siendo difícil mantener el equilibrio por
todo el movimiento de la nave, pero por lo menos ya no tenía la presión
buscando sacarlo del avión.
Le puso a la niña la mascarilla de oxígeno,
se acercó al asiento donde originalmente estaba el capitán, se amarró las
correas como pudo, volteó a ver la puerta comprobando si le había puesto seguro
para que la niña no se saliera y recordó que ya la había amarrado a ella
también.
Al regresar la vista pudo ver como el pecho del
sub-capitán y su cuello era una masa roja de sangre donde ya no era posible ver
lo blanco del uniforme. Sus ojos estaban vacíos y no se veía rastro de los
glóbulos oculares, que tal vez fueran comidos por el capitán…
No sabía volar, y mucho menos un avión de tan
gran tamaño, pero conocía lo básico que siempre hablaba con su padre. Si tal
vez, y solo tal vez lograra hablar por radio con alguien lo pudieran guiar… Lo
había visto mucho en las películas, que tan difícil podría ser seguir las
instrucciones de alguien en tierra…
Tomó los controles, veía como la tierra se
acercaba rápidamente, lo primero era levantar la punta del avión para que no se
estrellara tan rápido. Sabía que muy posiblemente se estrellaría pero
intentaría que no fuera tan estrepitoso y pudiera salir con vida, se jugaba la
vida en ello, literalmente…
Sintió la fuerza del avión que intentaba
levantarse pero algo fallaba. No comprendía porque no levantaba la punta,
porqué no lograba hacer que subiera y se estabilizara…
En eso sintió una mano en su hombro. Se sobre
saltó, gritó y se asustó sintiendo como el corazón le subía al cuello, su
respiración se cortó por un momento, los ojos se le abrieron todo lo que podía
mientras su mirada volteaba en lo que para él fue una eternidad a ver el rostro
de quien lo asesinaría…
En ese momento pudo ver a la azafata
Contreras, (Verónica… así la había llamado el Teniente, Verónica Contreras), tenía
unas vendas en el brazo, manchados con sangre, pero su rostro no presentaba ese
color grisáceo de quienes se convierten en esas criaturas.
- Debes ayudarte con los alerones… No se que
fuerza, no se que presión o donde están pero siempre les escucho hablando de
ellos cuando necesitan subir y bajar mientras mueven estas cuatro palancas.
Su voz se escuchaba calmada para la situación
que se estaba viviendo. Volteó a ver a la niña que había ayudado a salvar, y
estaba acurrucada viéndolos. Tal vez había notado que la azafata no era uno de
esos monstruos, o sencillamente se había cansado de gritar, no estaba seguro
pero la niña no parecía poder hablar mientras su mirada jugaba entre ellos y el
cuerpo del capitán que continuaba incrustado en el vidrio.
El volteó de nuevo, recordó que su padre en
una oportunidad se lo había dicho y le había explicado cuales eran las palancas
de los alerones y cuales de la aceleración, este avión era de 2 motores en cada
ala, por lo que identificó rápido cuales eran de velocidad y cuales de los
alerones.
No estaba seguro si tenía que bajar o subir
la palanca de los mismos, no estaba seguro de nada de lo que tenía que hacer en
realidad. Sin embargo tenía que intentarlo por lo menos antes de estrellarse,
por lo menos sabría que lo habría intentado…
Movió las palancas de los alerones, y volvió
a jalar el volante del avión hacia él mismo… Sintió como en esta oportunidad el
avión si comenzaba a estabilizar su punta delantera… No parecía que pudiera
hacerlo a tiempo, la tierra ya estaba demasiado cerca, se estrellarían, estaba
seguro que ya estarían cerca de Paris Francia, tenía que estarlo si quería
tener alguna posibilidad de salvarse.
La nave seguía descendiendo, había logrado
ponerla en horizontal desde su posición inclinada y casi vertical con la que
caía unos segundos antes… Por un instante sintió que la nave se había nivelado,
quería sonreír, por el vidrio podía ver el cielo, sabía que la nave hacía su
mejor esfuerzo por mantenerse en el aire después de una caída en picada tan
rápida.
Observó lo que creía que era el control de la
altura, y la bola que indicaba si tenían tierra o cielo sobre su cabeza. La
altura era imposible significaría que estarían prácticamente sobre tierra o
sobre los árboles más altos de la zona que había visto mientras descendía,
mientras la bola de nivelación le mostraba que el avión ya se encontraba en
posición vertical nuevamente pero apuntando al cielo como intentando de
despegar.
Sintió un golpe en el fuselaje de la nave, lo
escucho crujir y sonar como si en sus pies hubiera sido, mientras unas ramas de
pinos cortadas golpeaban el frente de la aeronave. Comprendió que no tenía nada
de tiempo, que no podría hacer mucho más y se estaban estrellando…
Jaló las palancas de velocidad para
reducirlas, los alerones terminó de moverlos para darles toda la fuerza de
subida, y se mantuvo con el volante pegado a su pecho. Lo siguiente que sintió
fue el golpe de la aeronave a algo mucho más grande, un montículo tal vez,
escuchó como la parte de atrás del avión se partía separándose la nave y
escuchaba una explosión detrás de él.
Sintió un fuerte golpe en la cabeza, no estaba
seguro con qué se golpeó pero el dolor le comenzó a nublar la vista. Luego solo
la oscuridad se apoderó de sus sentidos y perdió el conocimiento…
Deadborn no estaba seguro cuanto tiempo había
pasado. Empezó a levantarse con un fuerte olor aceites quemándose y el monóxido
de carbono tapando sus pulmones. Su vista era sumamente borrosa.
Creía que podía ver unos edificios a través
de la ventanilla, pero en su estado no estaba seguro de nada. Le dolía la
cabeza, no estaba seguro de donde estaba, se sentía muy desorientado. Escuchaba
el crepitar de las cosas que se estaban quemando, y había otro sonido en el
aire… No estaba seguro de que estaba escuchando y no podía poner sus ideas en
orden. Sentía que estaba en peligro pero no terminaba de definir la razón…
Un grito de una niña lo ayudó a reaccionar,
algo en su subconsciente se disparó, la adrenalina comenzó a fluir por su
sangre y volteó a ver el origen del grito que había escuchado. Detrás de él
pudo ver a una niña sentada en un asiento parecido al que él se encontraba,
amarrada también por los cinturones de seguridad. Tenía las piernas recogidas
del miedo y lloraba con mucho miedo ante algo que se movía a unos pocos pasos
de su asiento.
Comenzó a quitarse los cinturones de seguridad que lo sujetaban,
le vino a la mente el recuerdo de un día con su padre en una cabina de piloto
de avión y comprendió que estaba en el asiento de piloto de un avión que se
había estrellado.
Cuando se levantaba, volteó a ver quien era
el copiloto que lo había ayudado, y si estaba vivo o muerto… Cuando sus ojos
pudieron acostumbrarse a la poca luz que había dentro de la cabina, y el
aturdimiento continuaba disminuyendo, pudo ver como un ser que no debería de
estar vivo en ningún sentido, le faltaba la mandíbula inferior, no tenía ningún
ojo en sus cuencas y estiraba sus manos desgarradas en búsqueda de sujetarlo
mientras su lengua, como en una burla de una serpiente, se movía deseosamente
por saborearlo.
Recordó lo que había ocurrido, como los
muertos se levantaron en el avión, como había luchado por su vida, por la vida
de la niña que estaba tras él en el otro asiento y todo lo que sufrió para
intentar de mantenerlos con vida…
Al voltear a ver de nuevo a la niña, ya que
el copiloto estaba aún con sus cinturones de seguridad muy bien amarrado al
asiento, pudo ver que la azafata que los acompañó al final del viaje, la que
estaba en la cabina escondida cuando el tomó el control del avión, le faltaba
toda la parte inferior del cuerpo.
De sus caderas para abajo era solo un amasijo
de tripas, mierda y sangre arrastrándose por el suelo, sus manos se movían
lentamente, buscando alcanzar la silla donde se encontraba aquella niña.
Nuevamente sintió que quería llorar, ella le
había recordado lo básico que le había enseñado su padre, lo que le ayudó a
levantar el pico de la nave y que al estrellarse les dio la posibilidad de
sobrevivir un poco más…
Se acercó a ella por un lado, y cuando esta
lo sintió intentó de agarrarlo por un tobillo. Pero él fue mucho más rápido que
ella, levantó la pierna y empezó a pisarle el cráneo una y otra vez hasta que
su cuerpo dejó de moverse.
Volteó de nuevo a donde estaban los otros dos
cuerpos adelante, el del capitán en la ventana no se movía y el copiloto
continuaba con los brazos a un lado buscando alcanzar el alimento que no era
capaz de ver.
Se agachó a desabrochar los cinturones de la
niña, mientras esta seguía llorando. Habían pasado por mucho, a ella le había
tocado duro al ver a su familia asesinada, a las criaturas intentando de
levantarse, al ver a un avión cayendo sin saber si estaría con vida…
Sentía que no podía hablar, mientras miraba a
aquél caballero… Le recordó una comiquita de juguetes que había visto en
Disney, su rostro aunque mas grande y parecía tener muchas mas fuerza y su cuerpo
parecía al del vaquero… Con su pistola había espantado a los monstruos y la
había rescatado de todo lo que había ocurrido… Tal vez ahora podría estar con
él porque no sabía con quien más podría ir en otro país, (significara lo que
significara), y sin saber donde vivía más nadie de su familia…
Él la abrazó suavemente, comenzó a salir de
los restos de aquella cabina, brincando entre escombros y cuidando que no
hubieran quedado criaturas vivas que pudieran tomarlo en cada paso que daba
para salir de aquél infierno…
Desde lo lejos, si alguien hubiera prestado
atención, hubiera visto a un hombre, de jeans oscuro, camisa medio destruida,
con salpicaduras de sangre en varias partes del cuerpo, un rostro un poco
inflamado de los golpes que recibió y con una hermosa niñita en sus brazos
saliendo de los restos en llamas de un avión transcontinental…
Pero no había nadie… No habían llegado
bomberos, no habían llegado policías, ni agentes, ni curiosos ni nadie… Podían
ver una ciudad delante de ellos, la parte delantera del avión había quedado
justo en la entrada de una gran ciudad que podría ser Paris u otra ciudad
diferente…
Sin embargo nadie les prestaba atención… Todo
el mundo estaba corriendo, disparándose unos a otros, peleando con bates,
tubos, llaves, corriendo sin una dirección específica, en el suelo dejándose
comer por las criaturas que los habían invadido…
A lo lejos se podían notar varios incendios,
las sirenas y las explosiones, junto a las detonaciones de las armas, los
gritos de las victimas, el llanto de los niños parecían el fondo de una canción
horrible que se dibujaba en el horizonte.
Los sobrevivientes de aquél vuelo se vieron a
los ojos, la tristeza los invadía… La pesadilla no había terminado, apenas
comenzaba y tendrían que mantenerse juntos para sobrevivir.
- Me llamo Ronald… Ronald Deadborn de
Estados Unidos y no se donde estamos ni como viviremos, pero te juro que te
protegeré como sea y contra todo lo que pueda mientras siga con vida pequeña…
- Mi nombre es Hiromi Oshima, aunque mis
amigos me llamaban Hiro… Tengo miedo…
- Todos tenemos miedos pequeña… Y con estos
monstruos es normal… Me puedes llamar Ronald o Romie si quieres… Así me llamaba
mi madre…
- ¿Te puedo llamar Woody? O ¿Wood?
- ¿Porqué ese nombre?
- Porque me recuerdas a mi héroe favorito…
El vaquero Woody de Toys Tory de Disney…
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Ronald…
Le pareció gracioso que lo comparara con un vaquero de comiquitas, cuando su
nombre era en realidad un acrónimo de “Roland” que era “El Pistolero” de las
novelas de Sthephen King que estaba leyendo su madre durante el embarazo y del
que dijo que se había enamorado sin ser un personaje real…
- Esta bien Hori… Puedes llamarme Woody si
quieres… Aunque existe otro Pistolero, o Vaquero más famoso que se llamaba
Roland y que a mi madre le encantaba…
- ¿Y este pistolero siempre salvaba a los
niños?...
La pregunta lo dejó frío… Recordó que el
pistolero dejaba morir a un niño para poder alcanzar su meta… Empezó a caminar
con dirección a la ciudad que tenían enfrente, no les tomaría más de una hora
tal vez llegar a ella…
- Siempre se preocupaba por todos… Y tal vez
algún día cuando acabemos con todos los monstruos te pueda leer todos sus
cuentos…
Pensó en las posibilidades que tendrían si
esto se expandía tan rápido como lo había hecho en el avión… Los infectados
vivos tardaban en morir… Pero una vez un infectado moría no le tomaba
absolutamente nada de tiempo levantarse de nuevo y comenzar a atacar a otras
personas.
Mientras caminaba, alejándose de los escombros
del avión, unas piezas comenzaron a moverse, y entre las sombras, como atraídos
por el ruido, tal vez sintiendo la comida que se les acababa de escapar, o
sabrán los demonios y el infierno por qué razón, cuerpos de personas mutiladas,
faltando brazos, piernas, sin la parte baja de las cinturas que fueron cortados
por los cinturones de seguridad, prendidos en fuego… No importaba, todos debían
estar muertos, pero todos caminaban lentamente, gruñían, mordían el aire y
andaban con la mirada perdida en el vacío…
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